Daniel Pi
@BastionBoxeo

El primer enfrentamiento entre Andy Ruiz (33-1, 22 KO) y Anthony Joshua (22-1, 21 KO) puso el mundo del boxeo patas arriba, obteniendo el primero una victoria contra todo pronóstico que desde entonces ha resonado en casi cada pelea, afirmando muchísimos no favoritos y los que apoyaban sus pretensiones a la victoria que todo era posible como ilustraba el triunfo del peso pesado mexicano-estadounidense, algo que algunos han llamado “el efecto Andy Ruiz”.

Además de esta consecuencia, el resultado del primer Joshua-Ruiz ha conllevado que una abrumadora cantidad de boxeadores, entrenadores y expertos de todo el mundo afirmen, orgullosos, que supuestamente predijeron que “Destroyer” vencería la pugna, si bien sus “pronósticos” en la casi totalidad de los casos no fueron compartidos con nadie antes de la pelea, aunque, eso sí, aparecieron como setas sospechosamente después de su sorprendente final.

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Es más, lejos de detenerse ahí, se ha ido un poco allá, realizándose relatos sobre el recorrido de Ruiz cada vez más exagerados y que se remontan cada vez más atrás, queriendo todos ser ahora parte de su éxito, recordando al menos haberle dado un consejo que estiman crucial, haberle dedicado una palabra de apoyo que evitó que se hundiese en el momento oportuno o haber sido los primeros en notar su potencial como figura. Así, no han faltado los que han señalado que desde su combate de debut ellos sabían y tenían fe absoluta en que se convertiría en campeón mundial unificado, aunque, nuevamente, no compartieron con nadie esa corazonada.

No obstante, los relatos que se han contado en los últimos meses no encajan con lo que muchos recuerdan, ya que cuando Top Rank, decepcionado con su rendimiento, con su limitada disciplina y con una fatiga recurrente que se achacaba a su mal estado de forma decidió aceptar renunciar a los servicios de Ruiz ninguna de esas personas que dicen haber estado siempre seguras de lo que daría su futuro levantaron la voz para pedir que se apoyase en ellos. De hecho, muy pocos se pronunciaron a su favor, si bien sí hubieron oleadas de críticas a sus oportunidades desperdiciadas que no recibieron réplica.

Por otro lado, aunque ahora se alega que en cada mera sesión de sparring Ruiz dejaba muestras de su valentía sin límites y su grandeza inherente que estaba por estallar, otros se acuerdan de episodios diferentes, apuntando, por ejemplo, que se negó en redondo a hacer sparring con Joe Joyce y que, supuestamente, ni siquiera logró buenos resultados haciendo guantes contra el denostado Charles Martin, considerado por muchos el peor campeón mundial de la historia del peso pesado.

Con todo, el “efecto Andy Ruiz” todo lo transforma y lo polariza, viendo unos en su victoria sobre Joshua el surgir de un héroe sin tacha reflejo perfecto de la bondad, humildad y el respeto, mientras otros recuerdan que durante años se dedicó a insultar con atroz vulgaridad a quienes le cuestionaron por las redes sociales; mientras unos ven que un boxeador que creció sin muchos recursos ha cumplido sus sueños, otros lo ven dilapidar el dinero en fiestas y en coches que valen más que varias casas; si unos apuntan a que el suyo es el triunfo del esfuerzo y la superación al conseguir con sobrepeso un título mundial del peso pesado, otros consideran que tuvo un golpe de suerte pese a no merecerlo, ya que más superación y esfuerzo ponen los púgiles que, sin tener buena genética, trabajan hasta presentar condiciones óptimas en cada pugna a base de sacrificios y privaciones.

En definitiva, y aunque algunos han llegado a “reformular las teorías boxísticas” para decir cosas como que tener un exceso de grasa es una gran ventaja en un combate, el hecho es que Ruiz ocupa ya por su inesperado logro un lugar en la historia del boxeo que no se podrá borrar. Sin embargo, aunque no desaparecerá, muchos piensan que no se prolongará.

Viendo que durante los últimos meses Ruiz ha parecido un tanto desconcentrado por la fama y los compromisos, la mayoría piensa que Joshua logrará desquitarse en la revancha, consideración que se ve apoyada por el hecho de que “AJ” por contraste ha parecido mucho más centrado. No sólo eso, sino que ha completado una cierta transformación física en la que ha abandonado su exceso de musculatura para parecer ahora más afinado y flexible, apuesta que se valora como plenamente acertada, ya que tanto contra Ruiz como contra otros se vio lastrado en varios sentidos por un cuerpo de culturista más que de boxeador.

Asimismo, personas cercanas a Joshua que no comprendieron cómo pudo estar tan sobrepasado en la anterior pugna (llegando a preguntar a su entrenador qué debía hacer totalmente desorientado entre rounds) ahora le ven con la moral adecuada y el estado mental necesario. Esto no tiene que implicar que volverá a ser el boxeador que en Reino Unido caminaba hacia el ring casi desfilando, con una sonrisa de oreja a oreja y sin más preocupación que salir bien en las fotos, sino más bien que no será el que entró al cuadrilátero en Estados Unidos con la cabeza baja, resoplando de nerviosismo, mirando en todas las direcciones como si hubiese perdido algo y casi avergonzado.

A diferencia de esa pelea en la que todo pareció estar en su contra o salirle mal, empezando por el supuesto nocaut haciendo sparring, ahora se dice que sus compañeros de guanteo ni siquiera soportan su explosividad, habiéndose confirmando que se han tenido que traer reemplazos para mantener su ritmo.

Por ello, algunos analistas han dejado caer que sienten que Joshua, más que dejarse hundir hasta diluirse, ha logrado la madurez y ha culminado la evolución necesaria tanto para desquitarse como para sostener un largo reinado en adelante, como el que Joe Louis tuvo tras su derrota ante Schmeling o como los que los hermanos Vitali y Wladimir Klitschko mantuvieron tras sus tropiezos contra, respectivamente, Lewis y Brewster. Y es que estos expertos señalan que si logra superar sus miedos, quitarse el exceso de músculo y contestar a un estilo que no encaja con el suyo tendrá el camino libre para asentarse en el número 1 de la división.

Por todo esto se considera que el sábado en el Arena de Diriyah (Arabia Saudí), el campeonato mundial del peso pesado con las coronas WBA, WBO e IBF en juego será un choque de nuevo con implicaciones históricas que se afirma que decidirá si el tropiezo de Joshua fue sólo un capítulo en el camino de un púgil al Salón de la Fama o si por el contrario afianza una debacle para el oro olímpico a la vez que el mexicano se hace de forma definitiva una de las máximas figuras del boxeo mundial.

Con Joshua favorito en las apuestas, sus opciones de éxito pasan por mantenerse en el punto intermedio entre caminar el ring (que le desgastó y le expuso a las embestidas de un boxeador que cuando mejor combate es avanzando) y arrojarse encima de su rival, habiendo recibido en un cruce de golpes en corta un contragolpe decisivo. Dicho de otro modo, Joshua necesitará permanecer cerca del centro del ring e imponer sus rectos, evitando ceder terreno pero sin quedarse en posición de intercambiar, algo que debería conseguir por su ventaja en altura y alcance, su superior manejo de los directos y, en teoría, por la velocidad que le dará reducir su gran volumen muscular.

Por otro lado, Ruiz necesitará apoyarse en lo que ya le dio resultados, o sea mantenerse fuera del alcance de su rival para repentinamente sorprenderlo con arremetidas y buscar las ocasiones para permanecer en el combate sin espacios y explotar el punto débil de Joshua descargando combinaciones de ganchos en corta. De ese modo se perfila un cruce tácticamente interesante que la mayoría, razonablemente, no ve llegar a las tarjetas.

Sea como sea, aunque algunos piensan que el resultado del Ruiz-Joshua II dirimirá la hegemonía en la división, el hecho es que el combate podría ser sucedido por uno de los momentos más abiertos de los tiempos recientes en la categoría. Y es que además de haber múltiples cruces posibles entre los ganadores y los perdedores de los duelos Ruiz-Joshua II y Wilder-Fury II es probable que el cinturón IBF, el WBO o incluso ambos queden vacantes tras el combate, dejando hueco a nuevos titulares (se habla de un posible Pulev-Kownacki por el IBF y del Usyk-Chisora por el WBO), a nuevas opciones de enfrentamiento y a todavía mayor interés en la división.

La victoria de Ruiz se paga a 2,75 € por euro apostado, mientras que la de Joshua a 1,44 €, pero además hay opciones para apostar a múltiples resultados del combate, pinchando en el título de la pelea.
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El evento encabezado por el Ruiz-Joshua II, respaldado por otros cuatro combates del peso pesado, será emitido en España por DAZN desde las 18:00 h del sábado.