Carlos Utrilla
@CJBoxing

Rubén Nieto y Nicolás González son dos hombres de sobra conocidos por la afición española y sobre todo madrileña. Ambos llegan a la cita con confianza en sus posibilidades y no dudan en declarar que saldrán con el brazo en alto.

Nieto, una carrera difícil

La carrera de Rubén Nieto no ha sido nada fácil. Su primer contacto en el boxeo lo tuvo a los 20 años y no empezó a verlo como una posibilidad real hasta su encuentro, algo más tarde, con Luis Muñoz. Debutaba en profesionales en 2010 y 2013 fue el año de su lanzamiento, cuando en Febrero ganaba el título de España a Dani Rasilla. Como el cántabro era aspirante al título de la Unión Europea, Nieto “heredó” ese puesto y en abril se proclamaba campeón tras un durísimo combate con el belga Jean Pierre Bauwens.

Hospitalizado por precaución en Bélgica (y olvidado por el equipo de su rival), la reaparición no se daría hasta enero de 2014, cuando defendió ante Samuele Esposito y se ganó el derecho a disputar el europeo de la categoría. Un incorrecto posicionamiento de pies en el round 11 dio al traste con la ilusión y trajo dudas y momentos difíciles al boxeador. Sin embargo, en junio del año siguiente, 2015, fue nombrado aspirante de nuevo y en Diciembre se plantó en Londres a por todas y se coronó campeón.

Nicolás González, diseñado para el éxito

Puede ser un hombre controvertido, pero Álvaro Gil-Casares vio desde el primer momento el gran potencial que podía tener Nicolás González, un hombre con una corta carrera amateur. Y decidió apostar firmemente en él, construyendo una carrera hasta ahora realmente modélica: mucha actividad, ideas claras, presencia mediática desde el inicio (algo que no todos han comprendido y que ha levantado críticas), quemando etapas a medida que el púgil respondía y progresaba. Así, el debut se producía en septiembre de 2013 y menos de 3 años después ya está disputando un título de Europa.

Entre medias, campeón de España, del WBC Mediterráneo e Internacional de este mismo organismo. Ascenso meteórico con cuatro ingredientes básicos: buena planificación y… trabajo, trabajo, trabajo. En cada pelea de “Nico” se le observa mejoras, movimientos nuevos.

La pelea: aspectos importantes

No es la intención llevar a cabo un análisis profundo, sino resaltar algunos puntos que pueden marcar el gran duelo del viernes.

  • Saber sufrir

Rubén Nieto ha demostrado en diferentes combates (Bauwens, Daws, Di Rocco, Bone) que sabe sufrir, estar contra las cuerdas o en la lona para, posteriormente, venirse arriba y tornarse en dominador. “Nico” González, por su parte, no ha tenido combates tan duros. En algunos ha estado por debajo en las cartulinas, le han llegado manos (y ha demostrado buena quijada) pero es una incógnita saber cómo podría responder en “una guerra”. Suponemos que bien, pero está por ver.

  • “Nico”: pegada… y mucho más

Uno de los grandes logros del equipo de “Nico” ha sido pulir a un boxeador de gran pegada. Parece obvio pero en muchas ocasiones no se produce y los púgiles se estancan. Nicolás González ha mostrado una importante evolución, no se vuelve loco buscando el golpe definitivo y sabe trabajarse este. Por ejemplo, la definición ante Jamoye: daña abajo primero y, cuando el rival está contras las cuerdas, lanza un par de manos arriba para que el belga suba la guardia y deje la zona hepática al descubierto. KO fulminante.

  • Los diferentes registros de Nieto

En las últimas citas del de Torrejón hemos visto a un púgil agresivo, que se iba al ataque con asiduidad. Rubén Nieto, además, no es un hombre de pegada demoledora pero la mano sí le pesa. Sin embargo, contra Samuele Esposito (él era el campeón y peleaba en casa), “Coraje” diseñó una estrategia distinta. Rubén boxeó, empleó mucho el jab y la esquina le sujetaba cada vez que parecía ir al intercambio. ¿Veremos algo así el viernes? En los primeros rounds no nos extrañaría, aunque tendría que cuidarse del magnífico volado de derecha de su rival cuando saque el jab.

  • “Nico y el “toque a rebato”

Otro aspecto de la evolución del púgil de La Cabrera es cómo junto a su entrenador Marcos Badal ha ido leyendo los combates mientras pasaban los asaltos.  Durante los primeros rounds desgasta al rival, lo estudia; después (combates como los de Eloy Iglesias o el referido de Jamoye) intensifica la presión, pasa cada vez con más asiduidad al ataque, busca la definición.