Manuel Valero
@Manu_Valero

Las mismas manos que dieron al boxeo español su quincuagésimo campeón europeo son las que conducen hoy en día un autobús de la EMT (Empresa Municipal de Transportes de Madrid). Los cantos de sirena de poder disputar una eliminatoria mundial dieron paso a unas semanas de meditación por parte del equipo de Rubén Nieto el 15 de octubre de 2016, cuando el boxeador torrejonero consiguió arrancar un empate, o más bien evitar una derrota que parecía cantada en los primeros asaltos, de aquel combate con el espigado venezolano Ernesto España Jr.

Treinta y cuatro días después, y tras pasar por el hospital, Rubén Nieto sorprendió a los aficionados anunciando su retirada del boxeo profesional en el programa Marcabox. En menos de un año, «El Salsero» pasó de conquistar el cetro europeo en Londres, defenderlo con éxito frente a Nicolás González en una pelea histórica, a colgar los guantes a los 33 años. Su entrenador, Luis «Coraje» Muñoz, fue quien estuvo presente en la esquina de Nieto en todos esos momentos inolvidables, y también quien empujó a su pupilo a la retirada. «Era una decisión muy difícil de tomar, pero era por mi bien. Luis me dijo ya había visitado dos veces el hospital después de boxear con Bauwens y España, y que no habría una tercera. Si él no iba a estar en mi rincón, yo tampoco iba a volver a subir a un ring, así que puse punto final a mi etapa como boxeador», dice Nieto.

Si hay un recuerdo que guarda con especial cariño Nieto es el de su victoria frente al cántabro Daniel Rasilla, cuando se proclamó campeón de España por primera vez. Aquella fue la primera velada que se realizó en el madrileño Palacio de los Deportes en más de veinte años, abriéndole la puerta de las grandes peleas aquella victoria. Dos meses después, más de cuarenta españoles lo acompañaron en la ciudad belga de Gante para ver como se ceñía el cinturón de la Unión Europea, doblegando al local Jean Pierre Bauwens. Sin embargo, los peores momentos de ese combate llegaron una vez que bajó del cuadrilátero, cuando cumplió con el control antidopaje al borde de la deshidratación. Tras unos días hospitalizado, los médicos le detectaron un pequeño hematoma, y tardaría casi nueve meses en volver a boxear.

«Siento nostalgia simplemente con ver una foto de boxeo. Cada vez que entreno me voy a mi casa peor, es un cúmulo de emociones. Tampoco he tenido mucho tiempo para poder disfrutar del boxeo, ya que tengo tres hijos. Ahora he comenzado a sacarme el curso de entrenador de la Federación Madrileña de Boxeo», se sincera el excampeón europeo mientras repasa su trayectoria deportiva.

Con uno de los últimos boxeadores que Rubén Nieto hizo sparring fue con el vasco Kerman Lejarraga, quien ahora aspira al título continental del peso wélter. «El boxeo español tiene un gran atractivo que es Kerman Lejarraga. Tiene un estilo que gusta a los aficionados, y por eso se desplazan a Bilbao desde toda España», señala el torrejonero, que sigue con atención la actualidad de lo que hasta hace unos meses eran sus compañeros.

La afición española todavía tiene muy presente a Nieto como una de sus últimas grandes figuras, y le sigue mostrando su cariño a través de las redes sociales. «Me hubiera gustado seguir mi carrera, boxear me hacía feliz, pero era una decisión positiva para mi futuro. Los aficionados me siguen escribiendo, se preocupan por cómo me va la vida y eso es de agradecer», declara Nieto mientras precisamente recibe un mensaje de un aficionado de La Coruña.

A diferencia de otros deportistas que rápidamente encuentran un cómodo puesto de trabajo tras su retirada, Nieto tuvo que sufrir, como en el ring, para encontrar un empleo que le permitiese mantener a su familia.
«Aprobé para trabajar en la EMT, y con los autobuses he encontrado una estabilidad que me permite vivir más relajado. Tengo mucho que agradecerle a un amigo que me contrató en su bar antes de opositar, le debo mucho porque en ese momento estaba sin trabajo», dice quien hace menos de dos años fuese una de las puntas de lanza del boxeo español.