A lo largo de su carrera como profesional, el navarro Rubén Díaz (24-1-2, 16 KO) ha tenido que superar más obstáculos fuera del ring que dentro de él, por lo que el combate que disputará ante Rafal Jackiewicz (49-17-2, 22 KO) es de vital importancia para consolidar la posición a nivel continental que tantos años le ha costado alcanzar. El 6 de mayo del año pasado, «El Destructor» se ciñó el cinturón de campeón de la Unión Europea del peso medio en la localidad francesa de Noisy-le-Grand ante el local Howard Cospolite, al que derrotó por nocaut técnico en el séptimo asalto tras un combate de durísimos intercambios de golpes.

La consecución del título se convirtió en un problema para el púgil pamplonica, que ha visto frenada su trayectoria, algo especialmente negativo si tenemos en cuenta que la próxima semana cumplirá 38 años, al tardar más de un año en realizar su primera defensa. En noviembre de 2016, y con dos días de antelación, el francés Moez Fhima comunicó una presunta lesión para no pelear en Olaz. En abril otro púgil galo, Karim Achour, también rechazó enfrentarse a Díaz, estudiando Gallego Prada las diversas posibilidades existentes para mantener activo a su boxeador.

Finalmente, Ezcabarte será el escenario de la pelea de «El Destructor» que podría llevarlo a disputar el cetro continental. Enfrente estará el polaco Rafal Jackiewicz, rival con una hoja de servicios mayor a los anteriormente nombrados. A los 40 años, «Braveheart» está estirando su carrera al máximo en busca de una nueva oportunidad a nivel europeo, tras ser derrotado por otro veterano, el italiano Gianluca Branco en 2014. El polaco ya fue campeón de Europa hace casi una década, pero en el peso wélter, antes de perder en un igualado combate con Jan Zaveck, quien poseía el título mundial IBF del mismo peso.

En el pesaje, Díaz dio 72,300 kg, cien gramos menos que su rival.