Carlos Utrilla
@CJBoxing

Este jueves por la noche, en el espectacular Cirque d’Hiver de París, Roberto Santos buscará convertirse en el español número 51 que se proclama campeón de Europa. Para ello deberá superar una dura prueba: derrotar al actual monarca continental del peso superwélter, el francés Cedric Vitu.
Originalmente programada para el 21 de Noviembre en Levallois, hubo de suspenderse como consecuencia de los ataques terroristas sufridos por la capital francesa una semana antes. A pesar de que se garantizaba la seguridad el día del evento, varios de los protagonistas comenzaron a padecer “extrañas lesiones”. Ahora la velada cuenta con el mismo promotor, Malamine Koné, aunque se ha reducido el número de combates. Santos vs Vitu pasa así a ser el evento principal de la misma.

Cédric Vitu, el largo camino al éxito
Vitu, que ahora tiene 30 años, debutaba en el profesionalismo en 2005 y tiene un récord de 42-2. La primera de esas derrotas la obtuvo en casa, en un combate por el IBF Intercontinental del superwélter, en 2008; un año después, conseguía su primer título, el del Mediterráneo, al noquear al austríaco Gogi Knezevic. A partir de 2010, Vitu comenzará la “vía oficial”: se proclama campeón de Francia, realizando dos defensas, y ya en 2011 conquista el título de la Unión Europea.
Un año y medio después, y como aspirante oficial, tendría su primera oportunidad de disputar el europeo de la categoría. Para ello se desplazó a Inglaterra, patria de adopción del bielorruso Sergey Rabchenko. Vitu sorprendió al campeón y, a tenor de lo que comentaron los que vieron entera la pelea (la emisión televisiva sólo cubrió 4 rounds), mereció más. Pero fuera es difícil ganar y los jueces concedieron una decisión dividida para Rabchenko, que retenía el título europeo y conseguía el WBC Plata. La imagen del francés de rodillas en el suelo, llorando tras escuchar la decisión y quitándose y arrojando a la lona la medalla que le colgó del cuello el delegado, daba plena muestra de la insatisfacción del derrotado.

Tocaba reconstruirse y el de Creil tardó 2 años y medio en volver a tener la oportunidad de disputar el cinturón europeo: esta vez en Italia y ante Orlando Fiordigiglio. El francés comenzó mejor, imponiendo su ritmo y su boxeo mucho más técnico, aunque a partir del 5º el transalpino se lanzó con todo para equilibrar el choque. Quizá pagó este esfuerzo, quizá se deshidrató (como apuntaron desde su país), pero el bajón físico del coaspirante italiano a partir del 9º fue tremendo, lo que permitió a Vitu coronarse campeón por KOT logrado en el 11º. Para entonces, y de manera injusta para nosotros, iba atrás en dos tarjetas y empatado en la restante.

Un rival difícil
Lo primero que llama la atención de este zurdo es su boxeo “de piernas”, un estilo basado en la rapidez de desplazamiento, en los buenos movimientos laterales y el paso atrás en los intercambios para evitar las manos del contrario. En algunos lances, y salvando las distancias, recuerda a aquel genio que era Sergio “Maravilla” Martínez en plenitud, aunque el francés no tenga tanta facilidad (ni calidad) para entrar y salir en el área de influencia del rival. Vitu, eso sí, cuando se sitúa en la media distancia o algo más alejado, gusta de bajar la guardia y lanzar ataques basados en la sorpresa y velocidad, como hacía el argentino. En segundo lugar, deberíamos destacar su condición de zurdo. Sin embargo, hay que destacar su buena mano derecha, especialmente por fuera. Así, muchos de sus ataques parten del uno-dos con el croché de derecha seguido de la izquierda recta o curva (más contundente esta última). Si recordamos las palabras de Roberto Santos en Radio Marca indicando que Vitu escribe con la derecha, como vio en la rueda de prensa, podríamos pensar en un diestro con guardia de zurdo.
En defensa, como se ha mencionado, también se beneficia de ese buen desplazamiento. Quizá víctima de su propio estilo, tiene cierta tendencia a bajar las manos, especialmente la derecha. A pesar de que cuando le atacan y llevan contra las cuerdas usa guardia alta, también a veces se fía de la esquiva; sin ser mala, es aquí donde alguna que otra mano potente le llega, como una recordada combinación de izquierda-derecha de Rabchenko en el round 11 de su duelo, que decantó un decisivo asalto para el bielorruso.

La oportunidad de “El Tigre de Benidorm”
“Debemos presionar desde el inicio”, nos decía “Xule” cuando se confirmó el combate, sabedor de que su pupilo a veces es catalogado como “un boxeador diesel”: es decir, de comienzo frío pero que va creciendo a medida que pasan los rounds y baja el rival. Quitar piernas y energía desde el principio a Vitu, se antoja decisivo para ir haciéndose con el control de la pelea. Si el francés cede parte de su movilidad, se podrá cerrar mejor el ring y buscar algún hueco en su defensa cuando se encuentre contra las cuerdas.
Roberto Santos llega a la cita en plenitud física y pugilística. Quizá en el mejor momento de su carrera y en un peso en el que no da ventaja al rival, el superwélter (recordemos que viene descendiendo del supermedio y que llegó a tener una oferta para hacer un mundial en semipesado). Combate difícil, sí, pero se deben jugar las cartas.
La anécdota: En el escenario de la pelea, el Cirque D’Hiver, se disputó en 1924 la primera gran pelea entre pesos pesados españoles (que, pese a lo que normalmente se cuenta, no fue por el campeonato de España). Los protagonistas, Paulino Uzcudun y José Teixidor.