Daniel Pi
@BastionBoxeo

En la noche del viernes en el Palasport de Schio (Italia), el monarca europeo del peso supergallo Luca Rigoldi (22-1-1, 8 KO) (en la imagen) logró realizar la segunda defensa de su reinado, la primera obligatoria, derrotando al aspirante ucraniano Oleksandr Yegorov (20-2-1, 10 KO) que, pese a su voluntad de luchar y de resistir, tuvo todo en su contra (inactividad, cortes, menos recursos, etc.) y no pudo evitar la derrota por decisión unánime de los jueces. Las puntuaciones anunciadas fueron de acertado 117-110 y de excesivo doble 120-110, aunque se le debería haber descontado algún punto a Rigoldi por sus repetidas arremetidas con la cabeza por delante.

Enfrentándose dos boxeadores agresivos y que prefieren pelear llevando la iniciativa, el primer tramo del combate dejó un enfrentamiento por el centro del ring en el que ambos se arrojaron sobre su rival con más voluntad ofensiva que orden y cautela, alcanzando Yegorov a su oponente con claros directos diestros contestados por el zurdo Rigoldi con contundentes ganchos de derecha, uno de los cuales desestabilizó a su rival. La agresividad descontrolada de ambos tuvo pronto mayores consecuencias que tener que encajar golpes de poder nítidos en peligrosos intercambios, ya que en el segundo round se produjeron choques de cabezas que abrieron una brecha en el lateral de la testa de Rigoldi y en el párpado derecho de Yegorov.

Preocupado y descentrado por un corte que sangraba bastante, Yegorov fue blanco entonces de ofensivas más eficaces de Rigoldi, que desplegó un buen trabajo al torso en el tercer round contra el aspirante, que volvió a sufrir en ese episodio un tajo en torno a su ojo izquierdo. Así, teniendo que acarrear dos cortes, la cada vez mayor precisión de su contrincante y su propia inactividad durante más de un año y medio, Yegorov, tras unos asaltos contendidos más hacia la mitad de la pelea, terminó siendo dominado y desbordado en el segundo tramo del campeonato.

Realmente, estando muy cansado y teniendo que soportar claros puños que lo sacudieron, Yegorov podría haber buscado el camino fácil y haber puesto la rodilla en la lona y no alzarse o quedarse en su esquina entre rounds, pero rechazó esta opción, debiéndose alabar su tesón a pesar de su falta de rodaje. En cualquier caso, aunque anotó algunos buenos directos aprovechando los grandes descuidos defensivos del local, el retador fue golpeado por andanadas de rectos en embestidas y por fuertes izquierdas en directo, croché y gancho al hígado que Rigoldi conectó trazando una diagonal que dejaba desubicado a Yegorov, quien sufrió un corte más en su ceja derecha y debió haber recibido cuenta en el duodécimo asalto al evitar las cuerdas que cayese.

Con la defensa oficial superada, Rigoldi debería afrontar todas las defensas voluntarias que pueda antes de que le llegue su nuevo retador obligatorio, puesto que, si bien sabe aprovechar cada vez mejor sus armas de zurdo y venció con amplitud, necesita solventar algunos aspectos de su boxeo, especialmente en lo concerniente a su excesiva toma de riesgos para impactar sus manos y a su despreocupado arrojo para cruzar golpes, puntos débiles que podrían pasarle factura ante los mayores exponentes del peso supergallo continental.