Carlos Utrilla
@CJBoxing

El escocés Ricky Burns (45-5-1) ha logrado mantener el cinturón WBA superligero al vencer por puntos al previamente invicto Kyril Relikh (21-1), en combate celebrado anoche en el de SSE Hydro de Glasgow. La pelea fue técnicamente pobre, aunque la tensión fue en aumento y nos regaló unos últimos rounds repletos de emoción.

La incógnita empieza a despejarse

Comentábamos en la previa que el bielorruso Kyril Relikh era una incógnita, ya que sus rivales previos habían tenido, en el mejor de los casos, un nivel medio. Pero que podíamos ofrecer algunas pinceladas: la primera de ellas, su pegada.

Relikh, aspirante obligatorio, salió ofensivo en el primer parcial, cambiando de guardia y buscando sorprender. Aunque en el 2º Burns empezaba a moverse y usar el jab, una derecha del bielorruso, seguida de una combinación de tres golpes, ponía en malas condiciones al campeón. Era el primer aviso y muy serio.

Esto era algo con lo que contábamos, pero pronto pudimos comprobar que el pupilo de Hatton contaba con mano pesada pero técnicamente y en defensa era otra cosa. Así, en cuanto el púgil local empezó a volverse más ofensivo, el escenario cambió: Relikh perseguía a su oponente de manera frontal, no trabajaba lo suficiente las acciones (buscando constantemente el golpe definitivo), le llegaban golpes claros por tener las manos bajas y parecía perder explosividad con el transcurso de los asaltos.

A pesar de ello, en el 6º volvía a atacar más y a conectar algún golpe al cuerpo de los que le reclamaba su esquina, con el objetivo de quitar movilidad a Burns. Con ello se cerraba una primera parte de la pelea marcada por la igualdad.

Combate de ida y vuelta

A partir de este momento las acciones empezaron a decantarse del lado del tricampeón mundial escocés. Parecía que, si asumía riesgos y presionaba a su rival, los asaltos caerían de su lado pues, a pesar del uso frecuente y efectivo de la esquiva flexionando el tronco, le entraban bastantes manos rectas. Tres de ellas en el octavo, nítidas, concedían el mejor parcial a Burns, que continuó en el siguiente con la misma estrategia.

Pero cuanto más atacaba el escocés, más riesgos asumía. Así, cuando parecía tener en control el combate, era cazado por Relikh al inicio del 10º; aunque pudo capear el temporal, hacia el final del mismo parcial una tremenda izquierda volvió a ponerlo al borde del KO. Los sustos no acabaron ahí, sino que en el 11º, y tras volver a controlar el round, estaría a punto de visitar la lona. Algo que haría en el último, pero el referee Howard Foster (posiblemente de forma acertada), no inició la cuenta. El pegador de boxeo deslavazado a punto había estado de rozar la gloria.

Quedaban las tarjetas, que ofrecieron unas puntuaciones de 118-110 (inconcebible, después de que Burns hubiera estado tocado en al menos tres rounds) y 116-112 dos veces. ESPABOX no está de acuerdo con estas puntuaciones: creemos que cinco rounds cayeron del lado de Relikh de manera clara, luego puede discutirse algún otro.

El escocés ahora, muy probablemente, se enfrentará a Adrien Broner. Si ofrece el nivel de anoche, poca oposición podrá oponer.