Daniel Pi
@BastionBoxeo

La lucha antidopaje siempre ha sido en el boxeo un tema al que no se ha querido prestar la debida atención, siendo incomprensible cómo ha tardado tanto en ponerse sobre la mesa. No obstante, ahora que se da algún tímido paso adelante, los intereses de la industria siempre están dispuestos a imponerse sobre los intereses del deporte, algo que ha quedado reflejado en una decisión extremadamente controvertida por parte del organismo presidido por Mauricio Sulaimán.

Se ha sabido que tanto el campeón mundial WBC del peso supergallo Rey Vargas como el aspirante al cetro WBC del peso mosca, y exretador mundial, Julio César Martínez (en la imagen golpeando ilegalmente a Edwards) han dado positivo en control antidopaje por clembuterol, cosa que debería suponerles una sanción ejemplarizante y que su reputación quedase manchada para siempre. Pero no será así, dado que el WBC ha decidido que, al ser mexicanos, ambos deben de ser perdonados, alegando que el problema del clembuterol en México está muy extendido.

Sin embargo, con ello se está sentando un peligrosísimo precedente, dándose vía libre a que todos los boxeadores mexicanos que lo deseen, o los que provengan de países en los que se suministre clembuterol al ganado, puedan doparse libremente y, en el improbable caso de que los cacen, culpar a la “carne contaminada”. Sin embargo, esto contraviene las políticas básicas de la lucha antidopaje, puesto que todo atleta, en teoría, es responsable de las sustancias dopantes que se encuentren en su cuerpo y el desconocimiento no es ningún eximente.

Por otro lado, el uso del clembuterol en el ganado es una práctica que está prohibida en México desde 2002, así que, si bien se alega que es un problema tan apremiante, el caso es que ya se han dado ciertos pasos para resolverlo en la industria alimenticia a pesar de que los deportistas del país siempre estén dispuestos a culpar a la ternera consumida de lo que simplemente puede ser su deseo de hacer trampas. No se debe olvidar que si eres un deportista en un país con muchos problemas con el clembuterol en la ternera, siempre puedes comer cerdo, pollo, pavo o cualquier otra carne y evitar la sospechada, de modo que esta excusa resulta ya patética.

El WBC afirma en el caso de Vargas y de Martínez que las trazas encontradas no son suficientes para considerar que los boxeadores tenían el objetivo de aumentar ilícitamente su rendimiento, pero esto es una completa absurdidad. Las trazas que se encuentran en las muestras son sólo restos ya procesados por el organismo, no sabiéndose qué cantidad se ha consumido si no se conocen las fechas de consumo. Dicho de otro modo, se puede tomar una gran dosis el día 1 de un mes y que el 4 sólo queden restos, se pueden tomar microdosis los días 1, 2 y 3 y que sólo queden trazas el 4, etc., etc.

Por otra parte, se intenta alegar que ahora mismo Vargas y Martínez están fuera de competición y que no se querrían dopar en estos momentos, pero esto vuelve a ser una mala interpretación deliberada por parte del WBC. El clembuterol, entre otros efectos, quema grasa, de modo que para evitar subir mucho de peso entre peleas es una sustancia perfecta. Asimismo, se sabe que los tramposos se dopan antes de firmar un combate, ya que de esa manera entran por encima del 100% de su rendimiento natural al campamento de entrenamiento, logrando acceder a la pelea con unas condiciones potenciadas. Además, muchas veces los controles antidopaje se negocian en el contrato del combate, por lo que interesa doparse antes de que comiencen los tests acordados, habiendo sido realmente más grave que Vargas y Martínez hayan sido atrapados en pruebas aleatorias.

En cualquier caso, siendo específicos, en el caso de Vargas, tanto si le está costando dar el peso supergallo como si, como se ha señalado, puede estar tanteando un ascenso al peso pluma, este sería el momento idóneo para consumir clembuterol. Por su lado, Martínez, un púgil que siempre mostraba un físico poco definido y con cierta cantidad de grasa, apareció ante Charlie Edwards con una musculatura sorprendentemente definida y con un rendimiento muy superior al de sus anteriores actuaciones. Asimismo, Martínez se está preparando ya para una próxima pelea ante Cristofer Rosales.

Por otro lado, en cuanto a la actuación del WBC hay que recordar el caso de Avni Yilidirm, púgil turco que dio positivo por un esteroide y a quien Sulaimán decidió perdonar aceptando la estúpida justificación de que dicho anabólico-androgénico había llegado a su organismo por una intoxicación del material médico usado para tratarle una lesión muscular.

Dicho todo esto, hay nuevos motivos para el pesimismo, puesto que tanto el WBC ha dejado meridianamente claro que piensa pasar por alto cualquier positivo en antidopaje que trunque sus intereses como la prensa mundial ha empezado una campaña de justificación de los tramposos llena de palmadas en el hombro. Con todo, es un hecho científicamente probado que, en la mayoría de los casos, los deportistas que se dopan cuando dejan de hacerlo no ven su rendimiento decrecer hasta el punto anterior a comenzar a doparse, manteniéndose siempre parte de los beneficios, de modo que pueden acarrear las mejoras de determinadas sustancias durante meses o incluso años.

Asimismo, si bien recordando los graves accidentes sufridos por púgiles recientemente en un ring no se puede justificar que una sanción pueda redimir a estos tramposos capaces de generar daños aumentados por encima de los umbrales naturales, mucho menos pueden estar estos redimidos si ni siquiera hay sanción. Finalmente, debiéndose ser muy inocente para pensar que la primera vez que atrapan a un púgil dopándose es la primera vez que se dopa, su recorrido entero queda manchado para siempre, ya que es imposible distinguir cuáles de sus victorias han sido logradas con trampas y cuáles no.