Fotos: Ryan Hafey/ Premier Boxing Champions

Darío Pérez
@ringsider2020

El Alamodome de San Antonio (Estados Unidos) acogió, organizada por PBC, una velada la noche de este sábado con el mundial WBC Pluma como mayor aliciente.

En dicho título WBC del peso pluma, el campeón Mark Magsayo (24-0, 16 KO) cedió su presa ante el aspirante Rey Vargas (35-0, 22 KO). Fue una vibrante pelea, con Vargas haciendo, por una vez, lo que debía en los primeros asaltos, buscando alargar la distancia y ejecutar ataques ordenados entrando y saliendo contra un filipino que quería buscar la corta para impactar con claridad. Se disputaba el pleito en sus instantes centrales con la extraña sensación de tener el ritmo favorable a Vargas, cansino, de entrar y salir manteniendo la distancia, pero con la percepción de que los tres o cuatro mejores golpes por round eran del asiático; difícil de puntuar, en todo caso.

Magsayo fue viendo que no era capaz de cazar al mexicano y se frustraba con el paso del tiempo, llegando claramente contrariado a los últimos asaltos con el pensamiento de que se le podía escapar el cetro mundial. Sin embargo, en el noveno fue capaz de impactar al aspirante y derribarlo con una mano corta al cuello, pero no supo rematar las acciones debido a precipitarse en lugar de madurar al largo azteca.

La incertidumbre condujo al último round a la hora de considerar las tarjetas, pues Vargas se había recompuesto muy atinadamente en el undécimo, y se acabó el envite con la sensación del retador de haber hecho lo suficiente para ser campeón en un segundo peso. Los jueces dictaron sentencia: 115-112 para Vargas, 114-113 para Magsayo (quizá la que más compartimos) y 115-112 de nuevo para el mexicano, nuevo poseedor del cinto verde y oro.

Mencionaremos el buen trabajo del árbitro Jon Schorle, un colectivo contra el que a veces vertimos críticas por su enorme responsabilidad en un deporte como este; el tercer hombre fue poco protagonista, muy reactivo e incluso proactivo en ocasiones y no se dejó llevar por el griterío externo, estando siempre en una distancia adecuada y con órdenes concisas.

La velada se completó con dos muy buenos combates previos. En el peso supergallo y a doce teóricos asaltos, el excampeón Brandon Figueroa (23-1-1, 18 KO) prevaleció ante Carlos Castro (27-2, 12 KO) en una dura batalla. Figueroa lanzó a su rival a la lona en el tercer asalto fruto de su presión, pero Castro se recuperó y batalló de vuelta con firmeza en los siguientes episodios. En el sexto, una larguísima combinación sin respuesta en la misma dirección provocó que el árbitro parase, con buen criterio, la contienda por las manos que estaba encajando Castro.

Abrieron la gala, a diez asaltos en el peso ligero, Frank Martin (16-0, 12 KO) y Jackson Maríñez (19-3, 7 KO). El primero, tras empezado tirando pocas manos, fue creciendo en su rendimiento y volumen de trabajo sobre el segundo hasta derribarlo al final del noveno round tras una larguísima combinación de golpes. Pese a levantarse, Maríñez no pudo evitar las andanadas de Martin en el décimo, acabando las hostilidades antes del tiempo pactado.