Daniel Pi
@BastionBoxeo

Como se preveía, la pasada madrugada el Save Mart Arena de Fresno (Estados Unidos) presenció una buena contienda entre el campeón mundial WBC del peso superligero José Carlos Ramírez (24-0, 16 KO) y su retador voluntario José “Chon” Zepeda (30-2, 25 KO), encuentro disputado, con distinguibles fases de dominio y que terminó con cierta polémica, ya que el veredicto, que dio la victoria al monarca, no convenció a todos.

Ramírez se impuso por decisión mayoritaria y tarjetas de 114-114, 115-113 y 116-112, de las cuales la primera puede ser la más acertada y la última excesiva, aunque sin pasar por alto el hecho de que la victoria de Zepeda resulta perfectamente justificable y de que hubo varios asaltos muy igualados que podrían ir hacia un lado o hacia el otro de forma razonada.

En líneas generales la pugna tuvo dos fases, la primera controlada por Zepeda y la segunda por Ramírez o, dicho de otro modo, dos partes en las que cada uno de ellos se hizo con un mayor número de asaltos. Inicialmente, Zepeda usó su buen desplazamiento y su superior juego de piernas para, apoyado en su posición de zurdo, en su rápido jab y su astuto uso de las combinaciones de rectos, neutralizar las pretensiones ofensivas del campeón, que tuvo un acierto limitado con sus golpes de poder y se vio anticipado por “Chon” de forma recurrente.

No obstante, pasada la mitad de la contienda, como se podía prever, Zepeda empezó a dar signos de cansancio y a ver disminuido su ritmo, por lo que Ramírez, que realizó algunos importantes ajustes, entró en la pugna. El zurdo aspirante había optado por una buena solución al recurrir a un continuo desplazamiento en el sentido de las agujas del reloj para evitar el poderosísimo gancho zurdo de su adversario, si bien Ramírez desde el séptimo round terminó por iniciar sus ofensivas con el directo diestro aislado para compensarlo.

Así, teniendo más margen para acortar los espacios debido a la mengua de energías de su adversario, conectando con mayor claridad, frecuencia y contundencia su directo diestro y optando por un acertado uso de los curvos hacia el centro de su objetivo para alcanzarlo en las esquivas, Ramírez empezó a impactar combinaciones en buen número y a acortar sostenidamente la diferencia en las tarjetas, aunque como Zepeda todavía ofreció valiente respuesta durante los dos últimos y contendidos asaltos, la reacción del titular no fue definitiva ni absoluta.

Al margen de la controversia, el caso es que Ramírez, pese a tener mucha contundencia, ser resistente y saber responder cuando el combate está en un punto crítico, padece evidentes problemas en el uso de las piernas, en la utilización del jab y en la gestión de los espacios que le hacen vulnerable a cualquier boxeador ágil, móvil, con un buen boxeo en larga y que tenga aptitudes al contragolpe. Por ello, muchos creen que si se enfrentase a púgiles completos y hábiles como Josh Taylor o Regis Prograis podría tener muchas dificultades.

De todos modos, lo más grave del asunto es que Ramírez no sólo afirmó tras el combate que quiere unificar sus títulos sino que evalúa la posibilidad de ascender al peso wélter, confirmando así que tienen algo de posibles los rumores que señalan que Top Rank podría estar pensando hacerle ascender de categoría en no mucho tiempo para compensar la falta crónica de adversarios de élite para Terence Crawford (la cúspide de la división del wélter está con PBC y las cadenas Showtime y FOX, no con Top Rank y ESPN).

Sin duda, para los intereses de Crawford y para la estrategia empresarial de Arum el movimiento podría ser a medio-largo plazo todo un acierto, más aún contando Ramírez con un gran número de seguidores que llenan recintos incluso cuando se mide a un rival asequible, pero si el por ahora campeón WBC del peso superligero no intenta reparar los puntos débiles de su boxeo antes, un ascenso al peso wélter precipitado podría tener muy negativas consecuencias para su trayectoria.