@Darío Pérez
@Ringsider2020

El norteamericano Rafael Gramajo es un habitual en las carteleras de Golden Boy Promotions. Ha peleado en el respaldo de Jaime Munguía, Ryan García, Jorge Linares o JoJo Díaz, con buenos resultados. Profesional desde 2012, tras unos inicios dubitativos con una victoria, un empate y una derrota, se tomó dos años de pausa para volver en 2015 con nuevas energías, con un récord desde entonces de 11-1-1.

-Hola, Rafael. ¿Cómo te encuentras? Bienvenido a ESPABOX.
-Hola, gracias a Dios me encuentro bien. Desafortunadamente, como todos los demás, estoy un poco atrasado debido a la COVID-19. Aquí en Los Ángeles todos los gimnasios están cerrados y no podemos funcionar como debemos. Pero de salud estoy bien, seguimos entrenando como nos resulta posible y centrados en el boxeo, esperando una llamada para volver al ring.

-Hemos leído que empezaste en el boxeo muy temprano. ¿Nos puedes contar un poco cómo fue y de dónde te vino el interés?
-Yo empecé en Garden City, Kansas, desde muy temprano. Empecé como tantos peleadores que se iniciaron en las calles o la escuela. A mí no me gustaba el bullying, no entendía que algunos les buscasen riñas a quienes no hacían nada, y en ese sentido me hice peleón por ayudar. Pero, como no importaba que fuera por defender a otros, esas peleas le buscaban problemas a mi familia, así que uno de mis hermanos sabía lo ocurrido y la causa, y me llevó a un gimnasio de boxeo con doce años. Me gustó mucho, y aquí sigo.

-Tu carrera amateur fue extensa, bastantes años y bastantes peleas. ¿Qué resumen haces de ella y cuáles fueron tus mayores logros?
-Tuve más de cien peleas de calidad. Intenté entrar en los Juegos Olímpicos con Estados Unidos, pero no llegué a lograrlo. Aun así, tuve buenos resultados en los Golden Gloves y otros torneos grandes a nivel nacional.

-Finalmente, en 2012 decides dar el paso. Empiezas con victoria, empate y derrota. Y lo dejas durante más de dos años. ¿Qué te ocurrió y por qué ese parón?
-En 2012, decido hacerme profesional y empecé bien. Sin embargo, me fui para Michigan porque un mánager me hizo muchas promesas que resultaron no ser verdad: iba a tener varias peleas por esa zona con continuidad. Pero al final yo iba perdiendo dinero por los vuelos Kansas-Michigan pensando que era una inversión para mi futuro. Entrenaba, no me salía nada y tuve que tomar un combate con solo dos semanas de antelación por el dinero. Así perdí contra Antonio Nieves, un chico que ha sido retador mundial, ya te digo que acepté la pelea casi por obligación y necesidad. Era un peso además que jamás había dado, lo intenté y lo di, pero subí débil al ring. No obstante, di buena pelea y perdí por decisión, no fue algo grave.
El empate siguiente fue igual, yo lo tenía que tomar y no tenía otra, tampoco conocía a otros promotores. Pero ahí ya vi que no podía seguir por ese camino, que nadie cuidaba mi carrera ni se preocupaba, y lo dejé. Volví para mi casa y empecé a trabajar y cuidar de mi familia.

Rafael Gramajo (izqda.) golpea a Harold Reyes, en 2016 (Golden Boy Promotions)

-Vuelves de nuevo y te afianzas como un boxeador muy sólido, apareciendo en eventos de Golden Boy de manera habitual. Háblanos de ese retorno. ¿Qué cambia del Rafael Gramajo anterior?
-Resulta que a mí me gusta mucho ver el boxeo y veía las peleas por PPV en casa siempre. Mi esposa veía que yo aún vibraba con este deporte, y me animó a intentarlo una vez más antes de que se fueran mis años buenos; no quería que mirase hacia atrás en el futuro con esa frustración o afectado porque pude haber sido algo en el boxeo y me retiré así. Y busqué un poco algún mánager que me ayudase, gracias a ella. Gracias a Dios, encontré a Westside Boxing aquí en Los Ángeles, un gimnasio que lo regenta una familia muy noble (los Saucedo) y nos cuidan bien a los peleadores, que somos como otra familia.
Y lo que cambió es eso, encontrar a alguien que se centrase en mi carrera y se tomase mi entrenamiento y mi boxeo en serio. Un peleador puede hacer mucho, pero necesita a alguien detrás que le dé alas y confianza. Si no, se te apaga la luz como yo la tenía anteriormente. Un boxeador con apoyo se siente mejor, entrena duro y los buenos resultados llegan.

-Tu última pelea fue en marzo, ante Héctor Nava. Además, es tu debut en México después de toda tu carrera profesional en Estados Unidos. ¿Fue especial por ello?
-Claro que fue un momento muy especial. Yo soy mexicano-americano por mis papás, pero era la primera vez que fui a México. Siempre quise conocer alguna parte de este país, fuimos a Cabo San Lucas y además ganamos la pelea por nocaut, un gran momento para mí.

-¿Y ahora qué? Aunque estamos con las dificultades sanitarias que me has comentado y no es fácil, ¿hay planes de pelear pronto?
-Me gustaría que ocurriera lo antes posible, si pudiera ser incluso el mes que viene… pero con el COVID y todos los problemas que eso acarrea, no podemos saber nada fijo. Hay mucha incertidumbre y nos ha trastocado muchos planes la situación actual.

Pesaje Rafael Gramajo (izquierda) ante Daniel Olea, en 2019 (Golden Boy Promotions)

-Hablamos sobre ti más en breve. ¿Cómo es el boxeo de Rafael Gramajo?
-Diría que soy un peleador activo, me encanta ir hacia delante y fajarme, siempre teniendo un poco en cuenta al otro peleador. Quiero hacer peleas espectaculares para satisfacer a los fans.

-¿Por qué te llaman “El Alikín”?
-El alikín es un gallo de pelea, sería más chico que los gallos regulares grandes. Yo soy chiquito, pero también peleón y fuerte (ríe).

-¿Has visitado España alguna vez o tienes planes de hacerlo?
-La verdad es que no. Hace poco cumplí unos de mis sueños yendo a México, y en un futuro ir a España sería un gran placer para mí y me encantaría, porque además sé que allí hay peleadores muy grandes.

-Te dejamos despedir la entrevista con un mensaje a través de ESPABOX para la afición española.
-Muchas gracias por tenerme en su espacio y muchas gracias por el apoyo, saludos por allá.

A ti, Rafael. Nuestros mejores deseos para el futuro.