Daniel Pi
@BastionBoxeo

La percepción de la carrera del mexicano Gilberto Ramírez (38-0, 25 KO) ha cambiado mucho desde su coronación como campeón mundial WBO del peso supermedio en abril de 2016. Antes de proclamarse monarca no siempre los halagos fueron unánimes y no se libró de algunas actuaciones que crearon dudas pero, cuando dominó absolutamente a Arthur Abraham y demostró cómo podía ser de hábil a pesar de su 1,89 m, el “Zurdo” Ramírez surgió como un serio candidato al número 1 de la división.

En contraste con esta percepción inicial, su reinado ha seguido una línea descendente, siendo su boxeo cada vez más duramente cuestionado por los expertos y, sobre todo, por los aficionados, muchos de los cuales, pese a dedicarle un gran apoyo en sus comienzos, han terminado por decepcionarse por sus pobres y tediosas actuaciones ante oponentes que cuentan con un nivel muy por debajo de la cumbre.

Sobre el papel, dado que es el actual monarca del peso supermedio que posee un reinado más largo (un cinturón está vacante y otros dos titulares se han coronado hace unos meses), Ramírez sigue siendo considerado en la mayoría de listas extraoficiales 2º en la división, sólo por detrás de un Callum Smith que disparó su cotización ganando el torneo WBSS y proclamándose campeón ante George Groves. No obstante, es evidente que, tras su deslucida actuación ante Roamer Angulo, el tercer oponente de escaso relieve al que se ha medido en su reinado, las persistentes dudas que rodean al boxeo de Ramírez han rebrotado.

Además, como Bob Arum ha intentado fichar a David Benavídez y se ha aproximado a José Uzcátegui, que ha pugnado en el combate estelar de una de sus veladas, muchos piensan que la unificación que Top Rank pretende pactarle a Ramírez es más una forma de rentabilizar un boxeador que está perdiendo el interés del público que una forma de cumplir sus deseos. Del mismo modo es vista la insistente pretensión de Arum de acordar un choque entre Ramírez y Gennady Golovkin, al que quiere tentar con un título en una segunda categoría de peso para que se acerque a su compañía y a la cadena ESPN ahora que el contrato del kazajo con HBO ha terminado.

Con este panorama en el que algunos de sus seguidores le dan la espalda, en el que su boxeo es poco convincente y en el que se sospecha que ha perdido la confianza de su promotor, Ramírez se vuelve a enfrentar este viernes, de nuevo en el American Bank Center de Corpus Christi (Estados Unidos), al boxeador que más dificultades le ha ofrecido desde que es campeón, su compañero de escuadra Jesse Hart (25-1, 21 KO), aspirante oficial WBO.

Cuesta muchísimo entender cómo dicho organismo ha decidido que, con tres victorias ante rivales por debajo del nivel del top 15, Hart ha merecido este segundo asalto mundialista obligatorio, pero es complicado discutir esta cuestión cuando hace unas semanas la WBO ha ordenado como eliminatoria final del peso supermedio un duelo entre Vincent Feigenbutz y un Shefat Isufi que no se podría justificar ni siquiera como aspirante al cinturón europeo.

En cualquier caso, y aunque a veces da la sensación de que un par de grandes promotoras hacen a medida los rankings y eligen las oportunidades en la WBO, el hecho es que Hart es el boxeador que más cerca ha estado de destronar a Ramírez, aunque es justo señalar que los medios estadounidenses, y también los jueces, sobrevaloraron considerablemente su actuación.

Como un knockdown en el segundo asalto condicionó la efectividad de la estrategia ideada por Hart, que tuvo que acarrear desde pronto en la pugna bastante desgaste, no podemos saber con certeza si podría haber sido más efectivo de forma sostenida combatiendo móvil y al contragolpe como pretendía.

Sin embargo, contando con una pegada muy superior a la de Ramírez, que lo superó en la primera pelea a base de ritmo y cadencia constante, parece evidente que Hart necesita cambiar su plan precedente e intentar arriesgar más, buscando cruces de golpes decisivos y llegar de forma regular con su fuerte gancho zurdo, que le permitiría, además de buscar una ruptura, puntuar de forma clara. De lo contrario, si no amedrenta o amenaza a su adversario con su potencia de golpeo, Hart podría estar destinado a ser batido otra vez por las frecuentes combinaciones del mexicano.

El evento será emitido por ESPN+ a partir de las 4:00 de la madrugada del viernes al sábado.