Daniel Pi
@BastionBoxeo

La propaganda pretende vender esta pelea como un hito y como un reto de una dificultad enorme para el que considera el mayor nombre del boxeo profesional actual, un Saúl “Canelo” Álvarez (50–1-2, 34 KO) que afirma que siempre ha pensado que era el mejor boxeador del mundo y que ahora lo siente más que nunca, puesto que, según dice, está muy satisfecho por haber logrado superar a Golovkin y “callar bocas con hechos”.

Esta idealizada visión no está respaldada sólo por los recursos promocionales de su promotora o por los medios afines, sino que el WBC se ha entregado en halagos infinitos al mencionado púgil mexicano, señalando el presidente del organismo Mauricio Sulaimán que Canelo ha demostrado que es superior a Golovkin y que ha acallado a los críticos con su victoria en la revancha, todo ello negando de paso que se haya dopado y poniéndolo como ejemplo para todos los mexicanos. Es más, Sulaimán pretende nombrarlo boxeador del año.

Por otra parte, Álvarez, y quienes centran sus esfuerzos en respaldarlo, afirma que su combate de este sábado ante Rocky Fielding tiene un gran significado, puesto que dice que cumplirá el sueño siempre perseguido de pelear en el Madison Square Garden de Nueva York por primera vez en su carrera, en una complicada pelea en la que tomará el riesgo de ascender de división enfrentándose a un boxeador más alto y en la que podría, según afirma, lograr una corona en una tercera división de peso, pretendiendo incluirse así en el reducido grupo de boxeadores de su país que lo han logrado.

Con todo, no es oro todo lo que reluce y, como se habrá podido notar, entre todo lo expuesto más arriba cuesta encontrar una verdad en lo que es más bien un océano de mentiras.

Respecto a que es el mejor boxeador del mundo, sólo hace falta mirar las variadísimas listas extraoficiales de todos los pesos para ver que en ninguna de las más prestigiosas aparece en el primer puesto, y en la mayoría ni siquiera entre los tres primeros (en el Ranking Transnacional es 7º). Del mismo modo, que ha enmudecido a los críticos resulta totalmente falso, puesto que, tras haber probado a los que sospechaban de él que estaban en lo cierto al dar un positivo en control antidopaje, su crédito está más bajo que nunca, siendo muchos los que no le vieron ganar en ninguna de sus dos peleas contra Golovkin, ante el que, como mucho habría mostrado su igualdad, pero no su total superioridad.

Por otra parte, para no insistir más en que sus excusas para su positivo en control antidopaje son insostenibles, difícilmente se puede asegurar que es un ejemplo teniendo en cuenta cómo ha utilizado el matchmaking hasta la excelencia para eludir riesgos, aplazar combates hasta que era viable su triunfo o incluir cláusulas en los contratos que favorecían sus victorias.

Finalmente, pero no por ello menos importante, es falso igualmente que haya querido siempre pelear en el Madison Square Garden de Nueva York, puesto que Golovkin quiso esa sede para uno de sus enfrentamientos y Canelo se negó, al igual que no aceptó tampoco dicho recinto para el duelo ante Miguel Cotto y contra otros boxeadores. Asimismo, si Canelo vence a Fielding no será campeón del mundo en una tercera división ni igualará ese éxito logrado por otros de sus compatriotas, puesto que lo único que conseguirá será un cinturón sin valor real y que es simplemente una forma para que la WBA gane dinero ilegítimo y haga daño al boxeo.

Y es que Fielding no posee el máximo cinturón mundial WBA del peso supermedio (este está en manos de Callum Smith) sino que tiene uno de esos nefastos títulos llamados “regulares”, cinto secundario que ni hace a su actual poseedor campeón mundial de los 76,2 kg ni lo hará de Canelo si se lo arrebata. De hecho, Canelo ha cometido la indignidad, siendo una de las caras visibles del deporte, de legitimar ese cinturón y respaldarlo peleando por él en lugar de retar al verdadero monarca mundial, un Callum Smith que es un reto infinitamente más difícil que Fielding (Smith noqueó a Fielding en un solo asalto).

Pasando a la exigencia del choque de este sábado, es justo señalar que, de nuevo, no se debe dejar que la propaganda nuble la realidad, ya que Fielding no es ni mucho menos tan complejo como se presenta. Esto incluso se desprende del propio discurso de Canelo, afirmando el campeón WBC y WBA del peso medio que su entrenador consideró al británico un oponente ideal, y por lo tanto casi una víctima propiciatoria.

Aunque aparentemente el salto de división puede resultar un riesgo añadido y la altura de Fielding no facilita las cosas, lo cierto es que Canelo no va a tener que padecer ni lo más mínimo para dar el peso supermedio y en los entrenamientos ha lucido muy bien, contando además con un as en la manga: una cláusula de contrato que limita la rehidratación de Fielding tras el pesaje y que, de facto, podría permitir a Álvarez, un maestro de la rehidratación, ser más pesado sobre el ring que su oponente.

Vale la pena mencionar que el límite de rehidratación establecido para Fielding en el contrato de la pugna es de un máximo de 4,5 kg en un segundo pesaje la mañana del combate, resultando muy curioso que Canelo haya querido poner una cláusula de estas características cuando en el pasado se ha enfrentado a púgiles mucho más pequeños que él y no ha cedido ni un gramo de rehidratación ante ellos, aunque la figura capaz de generar en dos peleas más de 200 millones en ingresos tiene la posibilidad de hacer las normas a su medida por muy arbitrarias que resulten.

Asimismo, boxísticamente hablando, Canelo es más hábil, veloz y potente que Fielding, que es excesivamente rígido, convencional y previsible, por lo que, aunque su victoria ante Tyrone Zeuge le ha dado moral y algo de prestigio, el inglés partirá sumamente por detrás en las apuestas. Para entender más aún esto no se puede olvidar que Fielding, al margen de su arrolladora derrota ante Callum Smith, venció a Brian Vera con graves irregularidades y gracias a un fallo arbitral y que en sus dos combates cruciales ante Christopher Rebrasse y John Ryder sólo venció por decisión dividida y con una considerable carga de controversia.

Es cierto que algunos afirman que Fielding, al menos, tendrá la oportunidad del pegador, pero poseyendo éste un 55% de triunfos antes del límite es difícil pensar que un boxeador tan resistente como Canelo, que ha aguantado 24 rounds sin caer ante uno de los más temibles noqueadores del boxeo actual como Golovkin, podrá sufrir por la moderada potencia de golpeo de un púgil mucho menos técnico y que, además, tendrá más problemas para llegar con sus manos.

Por si todo esto fuera poco, algunos van más allá y piensan que, habiendo firmado “Canelo” Álvarez un acuerdo de 11 peleas con DAZN valorado en 320 millones de euros, si antes era impensable que recibiese una desfavorable decisión de los tres jueces profesionales encargados de valorar sus peleas, ahora, no pudiendo perder su poderosa cadena la inversión realizada, parece todavía más difícil que los jueces le puedan ver derrotado.

En cualquier caso, en lo que debe ser visto simplemente como un rodaje y una última gran bolsa del año, y no como un campeonato mundial, ya que no lo es, Canelo apunta a un KO que será sucedido, según señala, por un regreso al peso medio, donde se habla ya de que el 4 de mayo podría medirse a Daniel Jacobs, David Lemieux o de nuevo a Gennady Golovkin.

El evento será emitido por SKY Sports Main Event (Reino Unido) y DAZN (Estados Unidos) a partir de las 00:00 de la madrugada del sábado al domingo.