Manuel Valero
@Manu_Valero

Cántabro de nacimiento, riojano de adopción, José Ignacio Barruetabeña colgó los guantes hace más de trece años, tras realizar cuarenta combates como profesional, logrando un total de treinta y cuatro victorias. “Barru” conquistó el título de España del peso supermedio en 1997, derrotando al andaluz José Villalón en el séptimo asalto. Aunque no pudo pasar del primer round ante él, en su hoja de servicios como boxeador destaca entre sus rivales el nombre del excampeón mundial Chris Eubank, con quien que peleó en 1995, semanas antes de que el británico combatiese por segunda vez frente al irlandés Steve Collins.

Barruetabeña continua ligado al boxeo como preparador, regentando en la actualidad un gimnasio en Logroño, donde enseña a sus alumnos todo lo que aprendió como púgil, conservando el carisma que le caracterizó durante su carrera deportiva. “El boxeo me lo ha dado todo, desde que empecé con dieciséis años, en todas las facetas me ha aportado algo. He tenido excelentes entrenadores de los que he absorbido lo mejor de cada uno”, dice Barruetabeña sobre su relación con el noble arte. Además de boxeadores, por sus manos pasan otros deportistas de élite, atraídos por los beneficios que puede aportarles en su preparación una disciplina tan completa como el boxeo.

METAMORFOSIS DE UN VETERANO A TRAVÉS DEL BOXEO 

Hace poco menos de un año, el biker Carlos Coloma se ponía a sus órdenes con un objetivo claro, aunque muy lejano: lograr una medalla en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Tras el sexto puesto cosechado en Londres 2012, el ciclista riojano se diluyó por culpa de las lesiones, que le obligaron a buscar una nueva posición a la hora de pedalear. “Carlos lleva más de veinte años sobre la bici, pero ahora hemos dado con el trabajo que se le adecua junto a Mikel Zabala (reconocido entrenador de equipos profesionales como el Movistar y exseleccionador nacional de mountain bike), pasando del puesto trescientos de la clasificación UCI (Unión Ciclista Internacional) a la medalla olímpica en unos meses. Entrenarlo ha sido muy sencillo, ya que no pone ni un pero sobre el esfuerzo que le toca realizar”, narra Barruetabeña sobre la transformación de Coloma de cara a los Juegos.

El riojano se reinventó para ofrecer su mejor versión en Río, enfocando toda su temporada a la cita olímpica, tratando de dar al mountain bike español su segunda medalla tras la plata que se colgó José Antonio Hermida en Atenas 2004, justo por detrás del francés Julien Absalon, quien doce años después partía como favorito en algunas quinielas. “La preparación fue tanto física como mental, combinándola con los entrenamientos propios de la bici, que también son muy exigentes. Carlos entrenaba boxeo dos veces a la semana, centrándonos en que mejorase su fuerza y reflejos, bajando la carga de entrenamientos de boxeo conforme se acercaban las competiciones”, nos cuenta “Barru” sobre como planificó junto a Zabala los entrenamientos de Coloma para mejorar ese sexto puesto conseguido cuatro años antes.

Coloma-Barruetabeña

EL GOLPE DEFINITIVO DE CARLOS COLOMA

Con la mayoría de los focos centrados en el polifacético Peter Sagan, Coloma tenía claro que era su carrera, consciente de que se le adaptan mejor las pruebas de un día, rodando en cabeza desde las primeras vueltas. Escapado el suizo Nino Schurter, seguido a cierta distancia por Jaroslav Kulhavy, campeón olímpico en Londres, el español se jugaba la medalla restante con Maxime Marotte. Como si de un boxeador se tratase, Coloma cogió ese segundo aire para soltar de su rueda al galo en los últimos kilómetros, rodando en solitario hasta la meta del circuito de Deodoro. “Son dos disciplinas muy exigentes, por lo que al conjuntarlas han llegado los resultados. Yo siempre he querido que él saque fuerzas en los momentos más duro, como hacemos los boxeadores”, dice Barruetabeña al comparar el esfuerzo que realiza un ciclista en una prueba de mountain bike y un boxeador en una pelea a doce asaltos.

El riojano no se contuvo en la celebración, mientras miles de españoles veían su brillante actuación por Televisión Española. También a través de la pequeña pantalla siguió impaciente la carrera “Barru”, que no tenía dudas de que el ciclista se haría con una medalla a pesar de no aparecer entre los favoritos a los que apuntaba la prensa especializada antes del inicio de la carrera. “Sabía que había hecho un gran trabajo, para llegar en perfectas condiciones al día señalado. Cuando yo boxeaba tenía la situación controlada, inclusive cuando iba perdiendo, pero al ser otro el que tiene que competir, se sufre más”, relata el exboxeador sobre cómo vivió la carrera olímpica. A pesar de la presunta rudeza que dibuja su bigote, más propia de un fajador mexicano que de un ciclista riojano, aunque los integrantes del equipo español de mountain bike lucen estos mostachos desde hace años, Coloma no pudo contener las lágrimas al tener la ansiada presea colgada de su cuello. A más de ocho mil kilómetros, Barruetabeña celebraba como suyo el triunfo rodeado de sus amigos. “España entera vibró con él, esta medalla es la tranquilidad del trabajo bien hecho. Una pequeña parte de esa medalla, aunque sea sólo el cordón, es mía y me siento muy orgulloso de ello”, afirma un satisfecho Barruetabeña.

Coloma-Carlos

EL BIKER RIOJANO QUIERE MÁS

La decimoséptima medalla lograda por España en los últimos Juegos  Olímpicos tuvo un sabor especial en la pequeña localidad de Albelda de Iregua (La Rioja), que lo recibió en olor de multitudes a su llegada. El biker riojano no ha saciado su apetito de victorias con esta chapa, poniendo sus miras en el oro en los Juegos de Tokio 2020, donde llegará con treinta y ocho años a sus espaldas. “Carlos conserva una parte infantil, sin desgastar, está en su mejor momento deportivo ahora mismo. La edad sólo es un número, porque el tiempo no pasa igual por cada deportista y él está lleno de ilusión. Ahora tenemos cuatro años para intentar repetir la hazaña, apoyados por el Plan ADO y nuevos sponsors, pero sobre todo con el reconocimiento de todo un país. En este ciclo olímpico aspiramos a lo máximo, nuestros próximos objetivos son el Mundial y la Copa del Mundo, donde seguro que Carlos estará delante», afirma Barruetabeña, esperanzado por ejemplos como el de la saltadora Ruth Beitia, que ganó el oro olímpico con treinta y siete años tras una dilatada carrera.