Darío Pérez
@Ringsider2020

La última parte de la velada de Matchroom Boxing en el Manchester Arena tuvo combates de alto voltaje, poniendo el cierre a una gran gala de boxeo.

El plato principal del evento propuesto por el chef Hearn fue el choque de titanes en los pesos pesados, el muy bien casado Dereck Chisora (32-11, 23 KO) contra Joseph Parker (29-2, 21 KO). La pelea, que se iba a haber disputado hace año y medio, por fin llegó esta noche. Chisora derribó a Parker antes del medio minuto de pelea con un golpe en la frontera de lo legal, rondando la parte lateral-trasera de la cabeza, pero no hubo gran daño para el oceánico, bien recuperado para afrontar la dureza del combate. Parker optó por boxear en la larga distancia, usando el recto con la mano adelantada, y agarrarse todo lo necesario a un Chisora que buscaba acortar la distancia, sin importarle golpear en la zona occipital del neozelandés repetidamente.

Parker parecía un poco estático ante los ataques del guerrero que tenía enfrente, y recibía en ocasiones duras manos en las zonas blandas, que se tragaba estoicamente. ¿Estaría buscando que se vaciase el depósito del británico para poder contraatacar en la segunda mitad de los 36 minutos? Lo que parecía claro es que las series de golpes, según avanzaba el número del asalto, cada vez le duraban menos a Chisora porque las piernas pesaban más, y Parker se iba encontrando menos presionado y afianzaba el jab, su santo y seña de boxeo distante para puntuar y marcharse. Dificilísimos de puntuar algunos asaltos, especialmente en el ecuador de la batalla táctica y física que fue la contienda, auguraban algún descontento cuando se leyesen las cartulinas de los jueces. Estas fueron 115-113 para Chisora, 116-111 a favor de Parker y 115-113 para el neozelandés, que se impuso por decisión dividida.

Anteriormente, subieron al ring en el peso medio los británicos Chris Eubank Jr. (30-2, 22 KO) y Marcus Morrison (23-4, 16 KO), ambos inactivos durante más de un año. Tras un primer asalto muy medido por ambas partes, seguro que debido a esa lejanía prolongada del ring, Eubank llegó nítidamente a Morrison en varios momentos del segundo round, aunque sorprendió que no finalizase la pelea con Morrison a su merced en las cuerdas. Tras intentar emular a Roy Jones (que ahora forma parte de su equipo de trabajo) en alguno de sus gestos, Eubank se dispuso a proseguir con su trabajo a Morrison, y volvió a acelerar en el quinto asalto, volviéndose a demostrar la diferencia de nivel boxístico entre los contendientes.

En el sexto round, Morrison pedía de nuevo a gritos la intervención arbitral con las cuerdas en su espalda, pero el tercer hombre no se apiadó de él y Eubank tampoco teminó con el combate contundentemente. Jugó con juego el junior y casi se quemó, puesto que en los últimos episodios de la pelea se llevó alguna mano a la contra que podía haberse ahorrado. Al final, los oficiales ofrecieron un veredicto unánime a favor de Chris Eubank por 98-92. Golovkin es su objetivo para dentro de unos meses.

Campbell Hatton (2-0, 0 KO) disputó su segunda pelea en el campo del boxeo rentado dentro del peso superpluma, a cuatro asaltos. El hijo del gran campeón Ricky Hatton siguió su aprendizaje frente al modesto Levi Dunn (0-5), que lleva una extraña carrera siempre midiéndose a rivales invictos. El pleito fue bastante enfangado, con un Dunn buscando el agarre y la supervivencia y Hatton, aún bastante tierno y con mucho aprendizaje por delante, buscando dañar al oponente sin excesivo éxito. El árbitro, ejerciendo como único juez, dictaminó la victoria para Campbell Hatton por 40-36.

La irlandesa Katie Taylor (18-0, 6 KO), la mejor boxeadora amateur y profesional de la última década, puso en juego sus cuatro cinturones mundiales del peso ligero contra la inglesa Natasha Jonas (9-2-1, 7 KO). Viejas conocidas del campo amateur, en concreto rivales olímpicas, dieron inicio a las hostilidades con voluntad de convencer a los jueces en el siempre difícil boxeo femenino a la hora de noquear, con asaltos de dos minutos. Taylor fue controlando la pelea en los asaltos iniciales, aunque no de manera inapelable, pero sí imponiendo mejores fundamentos técnicos y una manera inteligente de seleccionar los ataques y contener a Jonas. Justo al empezar la segunda mitad de la pelea, en el sexto round la aspirante alcanzó la anatomía de Taylor, que se vio por primera vez en ciertos apuros.

La irlandesa añadió a sus no pocas virtudes la de aguantar las andanadas de su contrincante, y firmemente resistió los momentos más álgidos de su retadora. Se presentaban unos últimos asaltos apasionantes, donde Jonas aún podía tener opciones a los puntos porque la campeona estaba aceptando un combate quizá más en la corta distancia de lo que convenía para sus intereses, pero hizo un gran noveno asalto y acabó en alto, disipando cualquier duda. Los jueces puntuaron la pelea 96-94, 96-95 y 96-95 para Katie Taylor, quizás un poco más cerrada de lo que se vio entre las dieciséis cuerdas.