Christian Teruel
@Chris_Le_Gabach

Pelea Pacquiao y como sucede desde 2015, hay otro nombre que ocupa más tiempo, espacio y letras casi que sus rivales en cada momento: Floyd Mayweather. No importa que sea contra un polémico bocazas como Broner, un campeón mundial como Thurman o todo un top libra por libra como Spence Jr. El recuerdo de Money es tan profundo y doloroso como el no volver a ver a tu primer amor de verano, dando lugar a que su figura salga a la palestra no solo por la prensa especializada y fanboys, sino por el propio Manny.

Y es que, a la mínima, Pacman salta con la comparativa del legado que el está creando, a base de luchar con los mejores del momento con el camino tomado por Mayweather, el del dinero fácil, peleando para ello con youtubers. Tal es así, que hay gente (con poca memoria o ignorante de la historia) que al escuchar esta narrativa, piensa que el legado del otrora conocido como Pretty Boy está construido sobre las victorias ante Logan Paul, Tenshin Nasukawa y Conor McGregor. Como el que se piensa que va a ver un monstruo en el lago Ness porque se lo ha dicho el tabernero local.

Todo lo contrario, el historial de Money Mayweather está cimentado por grandes éxitos no sólo en lo económico sino en lo deportivo también. De hecho, es lo segundo, con la colaboración de un buen marketing, lo que le llevó a lo primero. Múltiples títulos mundiales en diferentes divisiones ante campeones como De la Hoya, Cotto, Gatti o Canelo fueron los que le han dado el estatus y el caché que tiene. Amén de poseer unas habilidades boxísticas dignas de lo que es: uno de los mejores de siempre.

Lo dicho por Pacquiao es legítimo y cierto, literalmente Mayweather ahora mismo sólo se dedica a pelear contra no profesionales y gente fuera de la disciplina para entretener y hacer pasta. Pero hay que añadir el importante matiz de que Floyd lleva retirado hace tiempo y que los negocios en los que se ocupa no paran de ser meras exhibiciones. Como las de Ali contra el wrestler japonés Antonio Inoki o los partidillos de tenis que juega McEnroe contra Adam Sandler. Él mismo no lo niega. Por lo tanto, el argumento pierde casi toda su consistencia al no encontrarse en circunstancias similares.

Así, esa continua alusión al norteamericano por parte de Pacman no beneficia en nada a este último y, sobre todo, no le hace falta. Su carrera es histórica y lo que está haciendo en estos momentos no necesita de ninguna comparación para darle todo el merecido crédito que tiene. La tendencia a esa comparación por parte de un fanático que tiene una visión subjetiva debido a su idolatría es comprensible, pero que también sea la misma de Pacquiao, da la impresión al público y prensa imparcial de que este sufre algún complejo de inferioridad. Y no sabemos si esto se debe a que está rabioso todavía por la derrota ante Floyd, por que este no le ofreciera revancha o por todo a la vez. Es la única manera de entender esa especie de obsesión, ya que deportivamente, el senador filipino no tiene nada que envidiar a nadie.

Dicho esto, a los aficionados al boxeo en general y de Pacquiao en particular, les recomiendo que, en vez de enfrascarse en debates sin sustancia y sin ninguna conclusión constructiva, celebren y disfruten cada pelea del filipino como si fuera la última, que puede estar muy cerca. Y no hace falta que llegue ese día ni compararlo con Floyd Mayweather para darle el inmenso valor que tiene la carrera de su ídolo.