Daniel Pi
@BastionBoxeo

En la madrugada del sábado al domingo en hora española (sobre las 4:00), el filipino Manny Pacquiao (59-6-2, 38 KO), actualmente monarca mundial WBO del peso wélter, realizará en Australia y ante Jeff Horn (16-0-1, 11 KO) la primera defensa de su cinturón, siendo todo ello una verdadera anomalía en la carrera de este púgil, una de las mayores estrellas del siglo XXI. Y es que con anterioridad nunca había combatido en Oceanía, tan lejos de los grandes centros boxísticos mundiales, ni se había medido durante la última década a un rival tan poco afamado, ni había peleado un domingo con retransmisión estadounidense de ESPN, todo ello fuera de un evento de pago por visión por primera vez en once años. Por esto, y aunque recientemente muchas decisiones de Bob Arum y su empresa Top Rank no han resultado aparentemente demasiado comprensibles, ésta se lleva la palma.

Sea como sea, no se debe caer en el error de considerar que este encuentro es un fallo de su promotora y que el evento no resultará rentable, ya que ciertamente parece serlo, y mucho. Con una fuerte subvención del gobierno australiano y un intenso apoyo de patrocinadores locales, con en torno a 60.000 entradas vendidas para abarrotar el Suncorp Stadium de Brisbane y estando en marcha un acuerdo con la cadena ESPN, el combate hace cuadrar perfectamente las cuentas, especialmente en lo concerniente a un duelo que algunos sólo ven como un rodaje de Pacquiao antes de una gran pelea.

Ciertamente, habiendo iniciado “Pac Man” su carrera en 1995 y teniendo a sus espaldas 67 peleas y 443 rounds, parecen lógicas las especulaciones sobre cuánto más prolongará su trayectoria. Así, algunos consideran que el duelo ante Horn sólo es el inicio de un recorrido por el mundo para explotar al máximo su potencial económico antes de colgar los guantes. Con todo, Arum rechaza totalmente esta teoría a la vez que señala que en el futuro próximo el filipino se enfrentará, entonces ya sí en Estados Unidos y en pago por visión, a Terence Crawford o a Errol Spence.

En cualquier caso, y aunque Mikey García y Adrien Broner, entre muchos otros, son considerados también posibles próximos adversarios, y hasta Mayweather es citado eventualmente, especialmente por Freddie Roach, Pacquiao dice estar centrado totalmente en su pelea de este domingo, afirmando que no está pasando por alto a Horn.

Sobre el retador, que hace unos meses era un gran desconocido, se han dicho ya muchas cosas, pero la tendencia mayoritaria, lógicamente, es considerarlo con muy pocas posibilidades de triunfo. Olímpico por Australia en 2012, con evidentes cualidades técnicas, gran agilidad de piernas, elevada rapidez de manos y una pegada más que decente, no se exagera si se considera a Horn la principal promesa del boxeo de su país. Con todo, de esta valoración a que esté capacitado para vencer a un verdadero icono del pugilismo como Pacquiao, incluso si éste poco a poco ve mermado su rendimiento, hay mucha distancia.

“The Hornet” confía en que su ventaja en altura y alcance, un estudiado plan elaborado por su entrenador, un exceso de confianza del monarca o incluso una simple mano de poder en el momento oportuno, le valdrán para dar una enorme sorpresa, pero lo cierto es que nada de esto parece, a priori que le vaya a servir. Pacquiao ha vapuleado a rivales mucho más altos, como por ejemplo, Chris Algieri, y son muchos los pasados contrincantes que afirman que todos sus cuidadosos planes se vinieron abajo en cuanto sonó el tañido inicial y pudieron comprobar su eléctrica velocidad y su enorme heterodoxia. Finalmente, que Horn apoye sus posibilidades, como ha señalado, en emular la mano de poder anotada por Juan Manuel Márquez en su KO sobre Pacquiao, no parece ni mucho menos una táctica conveniente.

Por otro lado, Horn tiene una enorme desventaja en experiencia, siendo sus dos mayores victorias las obtenidas ante los veteranos Ali Funeka y Randall Bailey, logrando este último derribarlo con una derecha a la contra. Además, es posible que la presión por encontrarse ante la mayor audiencia y ante la mayor oportunidad de su carrera pueda ser mucha presión que sobrellevar. Igualmente, la motivación de Pacquiao según su equipo es realmente elevada, mucho más alta de lo que podría parecer ante un rival de estas características, siendo continuamente azuzado además por su entrenador para que logre un nocaut o una espectacular victoria que le devuelva el aprecio de los fans y le haga recuperar terreno perdido respecto a las estrellas emergentes de la división.

Si bien las buenas esquivas dinámicas de Horn y sus entradas y salidas no deben ser infravaloradas, ya que tiene una evidente carga de peligro por su rapidez y potencia, y sus contragolpes resultan realmente eficaces, no parece que pueda ganar en su propio juego a Pacquiao, que desde la distancia media-larga posee uno de los rectos de izquierda más precisos y contundentes del boxeo y cuya velocidad de pies y manos le ha granjeado un sostenido puesto en la élite mundial de todos los pesos. Aun así, la ambición de victoria de un agresivo Horn, las pretensiones del equipo de Pacquiao de que éste brille ante un oponente muchos peldaños por debajo, la contraposición de juventud y veteranía, el potencial futuro del australiano, a quien Arum eligió como rival personalmente y en quien confía plenamente para que ofrezca una pelea muy competida, y la simple espectacularidad de ver a Pacquiao combatir deberían ser elementos más que suficientes para ver una buena pelea de boxeo que supere las expectativas.

Tanto Pacquiao como Horn cumplieron satisfactoriamente en la ceremonia de pesaje, dando el campeón 66,100 kg y el aspirante 66,300 kg, cifras por debajo del límite del peso wélter de 66,700 kg.

La victoria de Pacquiao se paga a 1,14 € por euro apostado, mientras que la de Horn a 5,50 €. El empate o combate nulo a 26 €.
Sportium, la casa de apuestas líder en España, te permite apostar a este combate pinchando aquí y entrando en el apartado «Próximos Combates». Condiciones especiales para los lectores de Espabox. ¡Suerte!