Daniel Pi
@BastionBoxeo

Que los boxeadores europeos dominan la división del peso crucero, componiendo casi en exclusiva su extensa élite, es algo muy evidente, pero esto, paradójicamente, tiene repercusiones muy negativas para el nivel competitivo de los campeonatos de Europa en la categoría. La explicación a esta contradicción es tan simple como que al menos once de los diecisiete clasificados en esta lista tienen como objetivo inmediato luchar por acceder a un mundial, dejando como aspirantes al cetro EBU a boxeadores muy por debajo del nivel de la cúspide y que, conscientes de que no están listos para cotas mayores, tienen como máxima meta ser monarcas continentales.

Recientemente ha sido común ver campeonatos de Europa del peso crucero en los que el vencedor no está ni remotamente cerca de la etiqueta de mejor boxeador de Europa, haciendo que los destacados top 15 mundiales se sientan poco atraídos por combates ante titulares que no supondrían un brillante logro en sus trayectorias. De todos modos, como impulso a quien quiere avanzar a un nuevo nivel, un duelo como el Laggoune-Kucher puede tener cierta lógica, pero ninguna explicación se puede encontrar en el encuentro del pasado junio por el cinto vacante entre Yves Ngabu (18-0, 13 KO) y Tamas Lodi, en el que el primero sólo necesitó cuatro asaltos para deshacerse de un adversario que encadenaba tres derrotas y que a duras penas posee el nivel de piedra de toque.

Tras este precedente era realmente complicado ir a peor, y ciertamente se mejorará el nivel en la primera defensa de su cinturón por parte de Ngabu, aunque esto no es decir demasiado. Y es que en el Arenahal del distrito de Deurne, en la ciudad de Amberes (Bélgica), el boxeador belga se medirá a su compatriota Geoffrey Battelo (32-5, 28 KO), excampeón de la Unión Europea del peso crucero.

Sobre el papel, que se midan un titular europeo y un exmonarca de la Unión Europea tiene mucho sentido, pero el enfrentamiento pierde significado si se analiza con cierta profundidad. Battelo no ha combatido desde que se coronó campeón de la Unión Europea superando a Maurizio Lovaglio, habiendo transcurrido desde entonces nada menos que diecinueve meses. Por otra parte, al margen de la valoración que se pueda dar a la citada victoria, no ha conseguido nunca otro triunfo equivalente, sumando derrotas antes del límite siempre que ha visto aumentada la dificultad desde los púgiles más modestos, cayendo tanto ante rivales como Huck o Kucher como contra boxeadores que sólo son utilizados a modo de rodaje, tales como el checo Lubos Suda o el croata Ivica Bacunin.

Dicho esto, siendo Ngabu un boxeador invicto, potente y con apreciable pegada (72% de triunfos antes del límite), nueve años más joven, que está en un buen estado de forma y que cada vez ha resuelto sus duelos con bastante solvencia, eso sí, tampoco ante grandes rivales, su triunfo es el resultado previsible, quedándole a Battelo poco más que la opción del nocaut, improbable desenlace en el que igualmente deberá basar sus esperanzas contando con un 88% de sus victorias sin escuchar el veredicto de los jueces.