Emilio Marquiegui
@EmilMarquiegui

Uno de los grandes púgiles de todos los pesos, el japonés Naoya Inoue (20-0, 17 KO) sigue demostrándolo, y cada vez con más aplomo, seguridad y la potencia de siempre.

Anoche en la Burbuja del MGM de Las Vegas, y a pesar de que su valiente rival, el australiano Jason Moloney (21-2, 18 KO), salió decidido a por la victoria, tomando el centro del ring e intentando impresionar al japonés, solo duró su dominio la primera terna de minutos.
A partir del segundo, Inoue se hizo dueño de la situación y con su catálogo de golpes, rectos, curvos, a la cabeza y al tronco, todos ellos repletos de plomo, fue dominando asalto por asalto.

En el sexto, una contra de izquierda mandó a la lona al aspirante a las coronas mundiales WBA-IBF del peso gallo. Y no se despegaría mucho tiempo del tapiz, ya que en el séptimo round una derecha recta que aguardaba a que saliera el jab de su rival (en la foto), fulminó a Moloney que no pudo levantarse antes de la cuenta de diez que le detalló el árbitro Kenny Bayless.

Inoue es un monstruo, su apodo es real, lástima que se olvidara de la categoría del peso mosca en su asalto a mundiales de distintos pesos, porque podría alcanzar a De la Hoya o Pacquiao. Su fortaleza e inteligencia pueden suplir su escasa estatura de cara a subir de peso en un futuro y seguir triunfando en el supergallo. Pero por ahora, en el gallo, tiene al filipino John Riel Casimero como primer y buen objetivo para unificar las cuatro coronas.

En el respaldo del combate, la norteamericana Mikaela Mayer (14-0, 5 KO) se proclamó campeona mundial WBO del peso superpluma tras vencer claramente por puntos a la polaca Ewa Brodnicka (19-0, 2 KO), que no dio el peso y había perdido por lo tanto el título en la báscula. Las puntuaciones fueron de 100-88, 100-88 y 99-89.