Manuel Valero
@Manu_Valero

Según adelanta en su versión digital el Heraldo de Aragón, el púgil maño Pedro Fernández Castillejos falleció esta madrugada en el centro neuropsiquiátrico Nuestra Señora del Carmen de Zaragoza a los 64 años de edad, víctima del alzheimer y la diabetes.
«Perico», como era conocido popularmente, llevaba años viviendo en una situación precaria, tras no saber administrar las grandes bolsas que ingresó como boxeador, acusando en varias ocasiones a sus antiguos manejadores de quedarse con importantes porcentajes.

Criado en un orfanato, tras una fulgurante carrera como amateur, Perico debutó como profesional con sólo 19 años, encandilando pronto a los aficionados con su carisma y talento sobre el ring. Su consagración llegaría frente a Tony Ortiz en el verano de 1974, noqueando al cordobés en el duodécimo asalto. Con el título de Europa bajo el brazo, dos meses después se convirtió en el cuarto púgil español en proclamarse campeón mundial, derrotando al nipón Lyon Furuyama en Roma. Sólo defendería con éxito una vez la corona mundial WBC del peso superligero, frente al brasileño Joao Henrique en Barcelona, antes de perder en Tailandia con el que fue su particular bestia negra, Saensak Muangusrin.

Su victoria ante el belga Fernand Roelands en el primer asalto, consiguiendo el cinturón europeo del peso ligero, le abrió las puertas a una revancha con el tailandés en Madrid, perdiendo por puntos. A partir de ahí, Perico falló ante rivales como Jim Watt o Gianfranco Rossi, optando por la noche antes que por el gimnasio, desaprovechando su gran potencial. Durante los últimos años de su carrera, el zaragozano realizó varias giras de despedida por España, tratando de rentabilizar su fama de años anteriores, firmando varios episodios para olvidar con varios altercados. A pesar de que se coronó campeón mundial, entre los aficionados españoles siempre estuvo presente la idea que de haberse cuidado, el zaragozano podría haber dominado varias divisiones en su carrera.

Tras su retirada, Perico se dedicó a su otra gran pasión, la pintura, viéndose relegado a la indigencia en varias ocasiones. Varios amigos, como el periodista José María García, trataron de ayudarle, organizando un acto para recaudar fondos en 2011. Hoy, Perico libró su último asalto, quedando para siempre en la memoria de los aficionados españoles su desparpajo. Diez tañidos de gong en su honor. Descanse en paz.