Daniel Pi
@BastionBoxeo

El imbatido Mikey García (37-0, 30 KO), que ha sido campeón mundial en el peso pluma y en el superpluma y que actualmente ostenta la corona WBC del peso ligero, intentará proclamarse este sábado titular mundial en una cuarta división, la del peso superligero, ante el monarca IBF Sergey Lipinets (13-0, 10 KO), movimiento que seguramente agravará la división de opiniones respecto al boxeador californiano.

Mientras algunos creen que éste está teniendo un recorrido perfecto batiendo con gran eficacia a tantos boxeadores como se le ponen por delante para lograr éxitos en división tras división, otros consideran que su logros se basan en un mal por desgracia demasiado habitual en nuestro tiempo, el de intentar mantener un récord imbatido y fingir ser mejor de lo que verdaderamente se es escogiendo a rivales que se muestran vulnerables o que son idóneos por estilo mientras se evitan a los objetivos realmente complicados de cada categoría.

Por ello, reinando en el peso ligero, en el que encontramos a Jorge Linares y al que en teoría ascenderá Vasyl Lomachenko inmediatamente, que García se encamine sin realizar ni una sola defensa a un peso superligero en el que ha desaparecido su mayor figura, Terence Crawford, para medirse a un Sergey Lipinets que evidenció en su última pelea brechas inesperadas, en nada ayudará a aplacar a sus detractores, si bien sus seguidores alabarán su previsible triunfo.

En el enfrentamiento de este sábado, que será el estelar de la velada organizada en el Freeman Coliseum de San Antonio (Estados Unidos), García será amplio favorito para imponerse, puesto que si Lipinets tuvo en su última subida a un ring enormes problemas para quitarse la derecha recta de un Akihiro Kondo más lento que él y que entraba a la pugna como víctima propiciatoria, infinitamente peores serán sus dificultades ante un boxeador que posee uno de los mejores uno-dos del boxeo y que realiza sus entradas y salidas con sensacional precisión. Además, el ruso-kazajo dejó su imagen más afectada aún por sus indecisiones tácticas, mostrándose incapaz de realizar los ajustes necesarios.

El campeón Lipinets, a pesar de todo ello, se muestra convencido de que podrá lograr la victoria, considerando igualmente que Adrien Broner habría podido vencer a García si hubiese sido agresivo y se hubiese centrado en desgastar a su adversario a base de cadencia y contundencia. Asimismo, “Samurai” deja claro qué táctica piensa seguir, afirmando que con actividad, combatividad y velocidad tratará de abrumar al retador.

Esta estrategia es, ciertamente, la ideal para buscar la sorpresa, ya que García es un púgil que siempre trata de dominar a distancia y sólo acorta los espacios para buscar eventuales ataques decisivos, siendo posible que Lipinets pudiese conseguir resultados cruciales de mantener la pelea en la distancia corta y trabajar con insistencia al cuerpo. Con todo, los espléndidos rectos de García, su gran percepción de la distancia y sus fluidos deslizamientos sobre el ring harán realmente complicado que Lipinets pueda acortar los espacios de forma prolongada, mientras que de ceder la iniciativa podría verse hostigado sin remedio pese a sus buenos recursos a la contra.

La ceremonia de pesaje fue superada de forma satisfactoria por ambos boxeadores, marcando en la romana Lipinets 63,400 kg y García 63,300 kg, los dos por debajo del límite del peso superligero, 63,5 kg.