Emilio Marquiegui-Marca
@EmilMarquiegui

Cuando Mike Tyson sacaba el puño desde el hombro, la expectación de los aficionados era mayúscula, y cuando ahora surge una noticia relacionada con él, el asombro sigue siendo enorme, porque Iron Mike con el paso del tiempo mantiene la atracción de todos.

De ahí que su combate de este sábado, aunque sea de exhibición y con reglas que mutilan su devastador estilo, tenga mayor repercusión que un combate de alguna figura actual del pugilismo. Roy Jones tenía y tiene distinto carácter y seguimiento al otro lado de las cuerdas, algo más discreto, pero encima del ring, sus fintas, sus movimientos, su velocidad, su puntería, su habilidad de atleta, pasarán a la historia del boxeo.

Es cierto que hay púgiles, deportistas en general, singulares, cuya seducción deportiva exagera el seguimiento de los aficionados hasta la veneración. Tyson magnetizaba a los fans del noble arte con una potencia y agresividad probablemente únicas en el peso pesado de todos los tiempos. Su facilidad para volver horizontales a sus adversarios solo tenía la duda del tiempo empleado en la operación de derribo.

Por su parte, Jones asombraba con detalles técnicos espectaculares, con acciones de ataque y defensa sublimes, de una armonía y vistosidad excelsas. Pero sus alabanzas provienen más del gran aficionado al noble arte, mientras que Tyson aglutina la admiración desde eruditos hasta simples simpatizantes del deporte. A pesar de su cercana edad, 54 años de Tyson por 51 de Jones, sus éxitos no fueron paralelos. Cuando Mike Tyson comenzaba a ver negativa la pendiente de su carrera, Jones asolaba a sus oponentes en el peso medio, iniciando su ascenso por la escalinata de la gloria.

La fiereza de Mike Tyson
Ya como amateur, Mike Tyson demostró que la fiereza de sus embestidas desembocaba en el prematuro mareo de todos sus adversarios, debutando brillantemente con solo 18 años en el campo profesional. Hasta su vigésimo combate no dejó a sus rivales escuchar la opinión de los jueces, bastante tenían con intentar averiguar qué había pasado tan rápido por encima del ring.
Con sólo 20 años, Tyson se convirtió en el campeón mundial más joven de la historia del peso pesado, demoliendo en dos asaltos y arrebatando su condición al canadiense Trevor Berbick. Los nueve pesos pesados de élite que seguidamente compartieron ring fueron avasallados por Tyson, librándose solo dos de ellos de gatear por el tapiz, sus compatriotas James «Quebrantahuesos» Smith y Tony Tucker. Pero su incompatible vida con el deporte le llevó a su noche negra de Tokio, donde perdió sus títulos ante James Douglas, que colaboró a doblar la curva de éxitos hacia abajo.
A pesar de una serie de victorias contundentes intentando volver a lo más alto, apareció Holyfield para rematarlo, aunque perdiendo parte de la oreja en el intento. Más que sus 12 títulos mundiales, en Tyson destaca su fiereza de león en ayunas y sus puños de wolframio. Una agresividad y determinación inigualables.

Y el talento de Roy Jones Jr.
Y a primeros de los noventa los periódicos deportivos no paraban de hablar de Roy Jones, que pudo haber triunfado en cualquier faceta del deporte, aunque sus condiciones de atleta, su coordinación y sus facultades innatas de gimnasta, le hicieron explotar como boxeador. Como Tyson, hasta su decimoctavo combate terminó con todos sus oponentes adormecidos sobre la lona, hasta que llegó el duro veterano argentino Jorge ‘Locomotora’ Castro, que fue el primero en recibir las puntuaciones, lógicamente adversas.
Jones había entrado en el campo profesional también rodeado de fama, no por sus KO, sino por su magistral estilo que le había llevado a ser medallista olímpico, pero con una injusta plata que hizo cambiar el reglamento del boxeo amateur, dado el robo que recibió. Si en Tyson todo era potencia, en Jones primaba la precisión.

La categoría de los rivales de Jones eran de lo mejor del planeta de los guantes mullidos y se hizo campeón mundial del peso medio derrotando nada menos que a Bernard Hopkins, un ilustre del pugilismo. Y siguió abatiendo a los grandes cuando subió al peso supermedio donde se llevó seis títulos mundiales. Y saltó imbatido al semipesado donde acaparó 14 cinturones, sufriendo su primera derrota pero por golpear a su rival caído y ser descalificado.

Jones Jr. consiguió la gloria no sólo con victorias, sino con la calidad de sus adversarios, los mejores de cada momento. Alcanzó la cima cuando se convirtió en campeón de cuatro categorías de peso, nada menos que venciendo al campeón mundial John Ruiz en el peso pesado, y convirtiéndose en el único tetracampeón de la historia que reinó también en los grandes pesos.

Su decadencia comenzaría a los 35 años tras perder con Antonio Tarver, y el resto de su carrera fue un intento absurdo de estirar la gloria. Pero nunca se podrá olvidar su clase, uno de los mejores boxeadores de todos los pesos en todos los tiempos, sin ninguna duda.

Un duelo artificial
Este duelo es mediático pero artificial porque aunque fueron ambos campeones del peso pesado, Tyson tiene una fuerza y corpulencia superior a pesar de su similar estatura. Si en su momento se hubieran enfrentado en el peso pesado, Tyson hubiera sido el vencedor, pero por debajo de los 90 kilos, Jones le hubiera vuelto loco. No nos apasionan los combates de exhibición pero en este caso y con estos personajes, habrá que tomar asiento y recordar con nostalgia la enorme contribución al boxeo de estos dos grandes.