@ringsider2020
Foto: Adrián Rubio

Miguel Cuadrado (Valladolid, 1994) está en plenitud como boxeador. Tras barrer en su categoría de 75 kg. con varios campeonatos de España consecutivos, dio el salto a la selección nacional. Ahora vive en Madrid, ha tenido que aparcar sus estudios universitarios por su carrera deportiva y ha cambiado los combates en el polideportivo de su barrio por torneos alrededor del mundo. Su meta, estar el próximo verano en los Juegos Olímpicos de Tokio. En plenos entrenamientos, nos ha recibido a para analizar su pasado, presente y futuro.

Buenas tardes y gracias por tu tiempo, Miguel. Eres un boxeador de la selección española de boxeo, lo que, pese a no tener el foco mediático de otros deportes, se considera deportista de élite. ¿Qué supone eso para un chaval de 20-25 años, en plena juventud? Cuéntanos qué sacrificios implica en una edad en la que los chavales suelen tener otros hábitos.

«Ser deportista de élite, sobre todo en una disciplina como el boxeo, implica muchas cosas. Para empezar, como dices es sacrificar tu juventud, porque además de entrenar hay que seguir una dieta estricta por todo lo relativo a mantenerte en tu peso. Yo me he perdido muchas cosas por eso: salidas con los amigos, cenas, viajes, planes a los que no puedo ir, etc.
(Muy pensativo). Sacrificas mil cosas, pero por un sueño; diría que supone algo similar a estar enamorado, que no te importa hacer cosas por tu pareja porque es el centro de tu existencia. Es dejar todo y dedicarte exclusivamente al boxeo, lo demás en la vida lo ves como accesorio».

Eres el prototipo de boxeador humilde, con muchos años entrenando en el gimnasio de tu barrio, peleando a pocos metros de tu casa y con tu gente alrededor. Desde ahí has ido creciendo hasta ser internacional y pensar en representarles a todos ellos en la mayor expresión del deporte mundial. ¿Cómo ha sido ese proceso?

«Sí, es verdad y estoy súper orgulloso de ello. Yo empecé de rebote, sin cultura de boxeo en mi familia, pero me llamó la atención y empecé a entrenar, luego a competir, con el tiempo a hacerlo bien… y hasta donde he llegado (Ríe con timidez). Cuanto más entrenaba y más esfuerzo aplicaba, más opciones he tenido de ascender en el boxeo. Y ahora tengo un equipo y muchos medios como fisio, dieta o habitación, pero ha sido un esfuerzo solitario durante mucho tiempo.
(Hace una pausa) Miro hacia atrás y recuerdo que en Valladolid tenía que levantarme a las 6 de la mañana antes de ir al instituto, con temperaturas bajo cero, y volvía de entrenar con la cabeza totalmente congelada. Ahora que lo considero, veo la locura y el sacrificio que ha sido hacer todo esto viviendo en una familia normal, con una dieta diferente a ellos, con privaciones cuando estaba con mis amigos… Pero estoy recogiendo lo sembrado y viviendo un sueño, así que puedo deciros que todo ha valido la pena».

¿Cómo es ‘Miguelón’, tal como se te conoce, en el cuadrilátero? ¿En quién te fijas o quiénes son tus ídolos?

«Soy un boxeador que se basa en el ataque, muy ofensivo. Soy consciente de que la pegada y la precisión son dos de mis bazas, e intento ir hacia adelante bien cubierto. No soy un estilista precisamente (ríe). Los púgiles que más me gustan son, Guillermo Rigondeaux, Terence Crawford, Kiko Martínez y, dada mi condición de no profesional, algunos amateur: Israil Madrimov era un uzbeko de mi peso que ya pasó al boxeo de pago y Youba Sissokho, compañero en la selección y mi gran referente nacional. Mi boxeo, por desgracia, no se parece nada al suyo, que es el fino estilista basado en entrar, pegar y salir: puro amateur».

Centrémonos en Tokio. Este ciclo olímpico ha sido polémico en cuanto al boxeo, con cambios sobre el formato y la organización. ¿Cómo es ese sistema de entrada a la cita olímpica?

Miguel, entrenando con el Club Boxeo Valladolid en 2014. Autor: Darío Pérez.

«Sí, esta vez se ha encargado el Comité Olímpico Internacional en lugar de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur, de lo que me alegro porque la AIBA es un coto más cerrado. Para ganar a ciertos países había que hacer un esfuerzo extra, y el menos reconocido tenía que hacer un esfuerzo mayor. No valía una victoria cerrada para salir con el brazo en alto.
Sobre los sistemas de clasificación, las próximas semanas hay un torneo continental con diferentes plazas según el peso (también ha habido cambios, y en el mío de 75 kg. irán a los JJ.OO. los seis primeros). Los que no se clasifiquen luego tienen otro torneo mundial, y los cuatro mejores logran billete a Tokio. Aunque no lo parezca, aquí será menos difícil meterse, porque los mejores ya deberían haber entrado en el preolímpico de cada continente».

¿Y qué posibilidades reales hay de ir a Tokio? Porque no has tenido mucha suerte con las decisiones de los jueces en los últimos torneos, como los Campeonatos de la Unión Europea que albergó Valladolid, tu casa.

«Como primera opción, si me sale un Campeonato de Europa como el último, me clasificaría directamente. Fui diploma, quedé entre los cinco primeros y estaría entonces dentro ya. Pero es muy difícil, y también dependemos del sorteo, no es igual encontrarte al campeón en primera ronda que jugándote una medalla. Es un objetivo complicado, pero en ningún caso una utopía.
Acerca del otro asunto, sabemos que el boxeo es un deporte subjetivo. Pero no es decir que me ha parecido ganar, sino que el caso que comentas de los Campeonatos UE de Valladolid para mí fue lo más descarado que he vivido. Más que mi sensación, se vio claramente, y era mi país anfitrión y mi ciudad… solo faltó que fuese en mi barrio (Cambia el enfado por risa). No digo que el factor casa tenga que ser determinante, pero gané dos asaltos clarísimos, con un boxeo de arrollar bien visible para puntuar y siendo anfitrión; difícil de entender que lo perdiera. Es la única vez que he llorado tras un combate, fue demoledor para mí y no me lo podía creer. Pero a esto nos exponemos, no todos lo vemos de la misma manera y puede pasar porque no se cuentan datos irrevocables como canastas o goles».

¿Qué va a pasar con Miguel Cuadrado tras Tokio 2020? ¿Vas a pasar a profesional o a seguir como amateur? ¿Dependerá de si vas a los juegos y el resultado? Hay analistas que coinciden en que tu boxeo casa mejor con el boxeo de pago que con el olímpico.

«Sobre el profesionalismo, después de Tokio tomaré la decisión que mejores posibilidades me dé para continuar mi carrera. Para dar el paso, tendrían que ofrecerme al menos las mismas condiciones que tengo en el equipo nacional, cosa que no es nada fácil en España: aquí tengo vivienda, comida, un equipo de trabajo muy bueno con entrenadores inmejorables, fisios y médicos a mi disposición… Es muy difícil mejorar eso. No voy a pasar a profesional con lo puesto y empeorando lo que hay. Pero quién sabe las ofertas que pueden llegar, y la verdad es que no tengo una decisión tomada; seguro que lo que pase en Tokio puede influir, pero está todo en el aire hasta después de verano».

Para concluir, vamos a hablar un poco sobre la situación del boxeo en España. Aunque sigue siendo difícil organizar veladas porque es un deporte maltratado por algunos medios y escasean patrocinadores, la situación televisiva ha cambiado. La llegada de DAZN, la apuesta de Eurosport, los habituales GOL o ETB hacen que el panorama sea prometedor para el futuro.

«Sí, la situación de nuestro deporte está viviendo un auge desde hace algunos años. Es cierto que aún no es suficiente para equipararse a deportes más poderosos, pero vamos por el buen camino. La apuesta de esas plataformas de televisión y tener más protagonismo en los medios son dos factores que nos hacen ver que vamos por buen camino. Hay que seguir en esta línea».

Esperemos que así sea, entre todos vamos a intentar poner nuestro granito de arena. Muchas gracias por tu tiempo y deseamos verte en Tokio, porque te lo mereces.

«Gracias a vosotros por la entrevista, ha sido un placer».