Darío Pérez
@ringsider2020

El G2A Arena de Rzeszów, Polonia, acogió en la noche del sábado una gala promovida por la firma local KnockOut Promotions, con la colaboración de Boxxer, la incipiente promotora del británico Ben Shalom. El público de la histórica ciudad polaca pudo disfrutar de dos campeonatos del Viejo Continente y una pelea de título mundial con asterisco, pues la categoría Bridgerweight solo está reconocida por el WBC, siendo ignorada por los otros organismos y la gran mayoría de publicaciones periodísticas y aficionados.

En la división crucero, y en cinturón sin dueño desde que Chris Billam-Smith eligiera la ruta mundial que se materializará contra Lawrence Okolie a finales del próximo mes, se medían el veterano polaco Michal Cieslak (24-2, 18 KO), en la imagen, y el francés Dylan Bregeon (12-3-1, 3 KO). Cieslak, dos veces aspirante mundial (sus derrotas) se impuso a Bregeon, un boxeador de menor recorrido por lo visto sobre el tapiz de Rzeszów. La pelea no tuvo historia, siendo desde el inicio dominada por los envites de un Cieslak mucho más ofensivo que se anotó, por puro empuje, los tres primeros rounds. En el cuarto asalto, varias derechas del local, no las más ortodoxas ni técnicas que hayamos visto, entraron por fuera de la guardia del galo, que puso rodilla en tierra para recuperar aliento mientras contaba el árbitro. Tras un segundo ataque de similares características, y con Bregeon más dañado, este se levantó de una nueva cuenta al llegar el réferi a diez y el asalto a su fin, concluyendo la contienda y coronando al peleador de Polonia, de 34 años, nuevo campeón de Europa.

La pelea de fondo, por su parte, tenía como premio el cinturón Bridgerweight, al que aludíamos previamente. Y, como se preveía, el globo de Babic se pinchó al primer rival serio que se enfrentó. Porque el polaco Lukasz Rozanski (15-0, 14 KO) completó la fiesta del país del bajo Báltico imponiéndose en el primer asalto al croata Alen Babic (11-1, 10 KO). El Salvaje croata fue al cara o cruz, como es habitual, pero esta vez se encontró a un contrincante sólido, más fuerte y con una habilidad al menos como la suya. Así, tras varios intercambios que diferenciaban finamente la vida de la muerte deportiva, Babic cayó al suelo tras varios ganchos de Rozanski. En una segunda andanada, las ráfagas del local no tuvieron respuesta por parte del balcánico, y la pugna fue interrumpida al decretar el árbitro inferioridad, con buen criterio.

Previamente, hubo un segundo título de Europa, esta vez en categoría femenina. El título dejado vacante por Ellie Scotney (que se lo arrebató a Mary Romero) por su reto mundialista del 10 de junio ante Cherneka Johnson estaba en liza; dos coaspirantes optaban a él, y la local Laura Grzyb (9-0, 3 KO) se llevó el gato al agua en su primera tentativa. Su rival era la italiana Maria Cecchi (8-2, 2 KO), que vio cómo el cinto continental se le escapaba tal como le ocurría hace un año ante, precisamente, la de Puerto Lumbreras. Fue un pleito de poca lucidez ofensiva, con escasez de golpes nítidos por parte de ninguna de las que optaban al cetro, pareciendo incluso que la transalpina hacía algo más. Sin embargo, la condición de local pesó, como suele ocurrir más frecuentemente de lo que nos gustaría, y la polaca se proclamó monarca europea con puntuaciones de 98-92, intolerable, 96-94 para Grzyb y 97-93 para Cecchi.

Además, el peso pesado Martin Bakole (19-1, 14 KO) noqueó en tres asaltos al previamente invicto Ihor «Hulk» Shevadzutskyi (10-1, 8 KO). Fueron un uppercut de derecha rematado con un croché de izquierda, preciosa acción, lo que acabó con un oponente claramente fuera de forma. El ucraniano no se mostró un rival de nivel para un Bakole al que ganar a Tony Yoka le perjudicó a nivel de carrera, por paradójico que pueda ser, ya que ha sido evitado por los grandes de la división por su peligro alto y escasa recompensa a nivel económico en una hipotética pelea. Recientemente firmado por Boxxer, esperemos que la empresa de Ben Shalom pueda darle mejores oportunidades.