Daniel Pi
@BastionBoxeo

Tras fallar en la báscula y perder, a consecuencia de ello, su cinturón mundial WBA del peso superpluma, además el panameño Jezreel Corrales (22-2, 8 KO) fue noqueado en el octavo asalto del combate sostenido ante Alberto Machado (19-0, 16 KO), imbatido púgil puertorriqueño que en el Turning Stone Resort & Casino de Verona (Estados Unidos) se coronó campeón mundial por primera vez en su carrera, aunque no sin pasar por notables dificultades e incluso padecer un knockdown.

Inicialmente la velocidad de Corrales fue el factor determinante, ya que le permitió conectar fugaces directos zurdos que impactaron con brutal claridad contra un Machado que sólo contaba con salteada efectividad con su uno-dos y su gancho diestro a la contra. Con todo, aunque parecía un error evidente ante un duro pegador, Corrales decidió mostrarse muy agresivo y buscar repetidos cruces de golpes en la distancia corta, en los que, primeramente, consiguió llevarse la mejor parte con buenas combinaciones de hooks.

De todos modos, pronto la elevada toma de riesgos del panameño, que además era más bajo que su oponente, le supuso tener que encajar durísimos directos de izquierda de Machado que motivaron un ajuste estratégico. Apropiadamente, Corrales decidió mantenerse dinámico, buscar las brechas defensivas del puertorriqueño o aguardar su error, consiguiendo sorprenderlo con nuevos izquierdazos y alguna serie de curvos. Fue en una de estas acciones que impactó un directo zurdo que estremeció a Machado y que terminó por llevarlo a la lona, si bien el imbatido llegó al tapiz entre forcejeos, haciendo cuestionable el knockdown. En cualquier caso, fuese lícito o no el conteo recibido, en el siguiente episodio Machado contestó con un gancho diestro una entrada de su rival, quedando Corrales tocado y viéndose obligado a agarrarse a la desesperada. Tanto fue así que ambos cayeron a la lona sin que se produjese cuenta por parte del tercer hombre.

La pelea se encontraba en una situación de riesgo patente para ambos contendientes, siendo en el séptimo round el turno de pasar apuros para Machado, desequilibrado por un curvo de su adversario y acechado por algunos golpes de poder. Finalmente, después de que el aspirante consiguiese estabilizar algo su boxeo con un mejor uso del jab, en el octavo asalto un uno-dos del excampeón fue contestado por un directo de izquierda de Machado que llegó más rápido y que arrojó a la lona a un Corrales que no pudo ponerse de pie antes de que el árbitro terminase de contar.

Con ello, Alberto Machado capturó la corona mundial vacante y se abrió un interesante futuro en una división con una extensísima élite, donde los grandes combates y bolsas no le faltarán acompañadas, eso sí, de enormes dosis de riesgo. Sin duda resulta muy meritorio que, a pesar de ser superado en rapidez de manos y precisión y pasar por problemas verdaderamente serios, a causa de su mala defensa en gran parte, Machado lograse mantenerse en liza y estuviese siempre listo para intentar conectar su directo zurdo, consiguiendo, a base de perseverancia, noquear a su rival y salir con el brazo en alto. Aun así, gran parte del resultado estuvo condicionado más por el error de Corrales (que pidió tras el duelo una revancha) que por el propio acierto del nuevo campeón, dado que “El Invisible” en lugar de aprovechar más su gran juego de piernas afrontó demasiados riesgos de manera muy habitual, cuando las características de su oponente sugerían que ésta era la peor opción, sufriendo así un tropiezo que, junto a sus problemas con el peso, frena su estelar ascenso y hace surgir importantes incógnitas respecto a su futuro.