Darío Pérez
@Ringsider2020

La crisis mundial provocada por el coronavirus ha cambiado la sociedad global y, más concretamente, ha alterado de una manera nunca antes conocida en este siglo la manera de ver y vivir el deporte. Las grandes promotoras han ingeniado «lugares burbuja» en los que aislar a boxeadores, sus equipos y oficiales, de modo que se ha podido continuar con la práctica del pugilismo: desde el habitual MGM Grand de Las Vegas por parte de Top Rank al coqueto jardín de la modesta casa familiar de Eddie Hearn (nótese la ironía) para el Fight Camp de Matchroom, por citar dos de ellos. Y, ciertamente, nos han dejado mal a quienes pensábamos que los grandes boxeadores no podrían entrar en liza sin público en los recintos, dejando claro el dinero que mueve el boxeo por todo el mundo a nivel de televisión y patrocinadores. Lo decimos, no cuesta reconocerlo, con envidia sana respecto a lo que tenemos en nuestro país, donde muchos deportistas y promotoras las pasan canutas para terminar 2020 en pie.

Pero hay algo que también nos llama poderosamente la atención, y es cómo se han diversificado las veladas en días de la semana poco usados con anterioridad. Tradicionalmente, el sábado ha sido el día elegido para los mayores eventos boxísticos a nivel mundial, aunque en España nos hemos acostumbrado a que los viernes sean tan potentes como los sábados respecto a las galas de boxeo (para no competir con el fútbol, muy probablemente). Así pues, rara vez se celebraban veladas en días que no fueran los dos citados por parte de las grandes promotoras, algo que ha cambiado en esta etapa posconfinamiento, nueva normalidad o como quieran ustedes llamarla.

La tendencia empezó con Top Rank, la primera gran promotora que realizó eventos tras el parón mundial. Y lo hizo, nada menos, con más de un mes de boxeo cada martes y jueves, combates bastante bien casados y nombres potentes como Shakur Stevenson, Óscar Valdez, Mikaela Mayer o Jessie Magdaleno. Estas galas (cuesta usar la palabra cuando no hay público) nos ayudaron a conocer a prospectos como Jared Anderson, Elvis Rodríguez o los hermanos Muratalla. Las audiencias no fueron extraordinarias en Estados Unidos, pero Bob Arum se mostró contento por echar a andar.

Los domingos tampoco, tradicionalmente, han sido días caracterizados por disfrutar de boxeo. Sin embargo, PBC programó hace menos de dos semanas un interesante Yordenis Ugás-Abel Ramos, por el Mundial «Regular» Wélter WBA en domingo, con unos grandes resultados de audiencia, por encima del millón de personas de media. Para hacernos una idea, un combate muy similar del sábado anterior, Erislandy Lara-Greg Vendetti, con el mismo cinturón que el referido pero en categoría superwélter, logró poco más de 800.000 televidentes de media en la misma FOX. Es un dato muy curioso que puede llevar a la reflexión a más de un gerifalte de los despachos boxísticos. Otro ejemplo: Matchroom también ha fijado para el domingo 4 de octubre el interesante duelo de imbatidos Joshua Buatsi-Marko Calic.

A la manera de Top Rank, otras promotoras han utilizado días intersemanales para realizar eventos en las últimas fechas, lo que es bastante llamativo y podría significar una tendencia futura. La propia PBC pone en marcha a uno de sus grandes prospectos, Néstor Bravo, el próximo miércoles en el Microsoft Theatre de Los Ángeles, escenario habitual de sus eventos a puerta cerrada. Y el boxeo inglés, Matchroom aparte, está aprovechando estas jornadas menos habituales para rodar a sus boxeadores. MTK tiene marcada en rojo la fecha del miércoles 30 de septiembre, porque su torneo Golden Contract llega a sus finales: Ryan Walsh contra Jazza Dickens (pluma) y O’Hara Davies ante Tyrone McKenna (superligero), casi nada al aparato. Otros miércoles pasados, la promotora ya ha puesto sobre el ring a púgiles como Jono Carroll o Akeem Ennis-Brown, aparte de un buen número de pujantes jóvenes.

No sabemos, probablemente ni los grandes empresarios del Noble Arte lo sepan, si esto es un producto de los convulsos tiempos que estamos pasando, de intentar buscar nuevos aficionados con eventos en días sin excesiva competencia deportiva, si se minimizan costes de esta manera o si es algo que continuará como costumbre. Lo que sí es cierto es que el boxeo en tiempos de coronavirus ha buscado nuevos emplazamientos a puerta cerrada, nuevas maneras de ser sostenible y nuevas fechas para llegar al aficionado. El tiempo será, como siempre, el que dicte sentencia.