Daniel Pi
@BastionBoxeo

“Esa es la gran pelea. Me encantan ambos boxeadores. Ambos son dos veces oro olímpico. Es, sobre el papel, el mejor combate que se ha pactado nunca. No puedes encontrar en teoría dos boxeadores mejores y hacer que se enfrenten. Estoy ansioso porque empiece”, afirmó el campeón en tres divisiones Roy Jones Jr., poniendo de manifiesto la expectación y el entusiasmo que el enfrentamiento entre Vasyl Lomachenko (9-1, 7KO) y Guillermo Rigondeaux (17-0, 11 KO) ha levantado.

Ciertamente, el revuelo está plenamente justificado, dado que ambos pueden ser considerados los dos mejores boxeadores amateur de la historia y los mejores púgiles de corte técnico de la actualidad, teniendo la oportunidad de pugnar también en este ámbito con los mejores que ha habido en el pugilismo profesional. Por ello, que Lomachenko y Rigondeaux se enfrenten no puede sino despertar el interés más profundo de los aficionados y críticos, a pesar de las reservas que se tengan respecto al estilo de uno y otro.

Muchos han afirmado que evitan ver los combates de Rigondeaux porque no tienen interés en su conservador estilo de boxeo y su nula voluntad de tomar riesgos u ofrecer espectáculo. Otros tantos se niegan a otorgar la posición de número 1 de todos los pesos a Lomachenko, considerando que es un fanfarrón que todavía no ha logrado méritos suficientes. Pero una vez que ambos han pactado un enfrentamiento, que muchos pensaban que jamás se realizaría, la expectación ha desbordado hasta las más optimistas de las previsiones. Tanto es así que apenas unas horas después de la hora de comienzo de la venta de entradas sólo restaban por asignar 800 de los 5.600 asientos que posee el Madison Square Garden Theater de Nueva York (Estados Unidos), quedando vendidos los restantes, dos meses antes de la disputa del duelo, algo especialmente significativo si se tienen en cuenta algunas malas cifras anteriores en enfrentamientos protagonizados por Rigondeaux.

Y es que, más allá de lo que se pueda pensar de cada uno de los contendientes, ninguno de los dos se podría ver ante un rival que le pudiese poner más a prueba técnica y tácticamente que el que precisamente tienen delante, o dicho de otro modo, difícilmente se les podría haber emparejado mejor.

Según Bob Arum, el púgil perteneciente a su escuadra va más allá de la etiqueta de especial: “Vasyl Lomachenko es el mejor boxeador, técnicamente hablando, que he visto desde el primer Muhammad Ali. No he visto a nadie igual que él. Ha habido grandes boxeadores, púgiles técnicos. Alexis Argüello es uno. Floyd Mayweather, ciertamente. Manny Pacquiao. Pero nadie, nadie, con las habilidades que Lomachenko tiene”. Con todo, Rigondeaux tampoco recibe precisamente valoraciones tibias. El insigne entrenador Freddie Roach, por ejemplo, señaló sobre el cubano: “Es el mejor contragolpeador que he visto. Probablemente también el que cuenta con más talento. En su primer día en el gimnasio quería hacer sparring con Pacquiao y no le dejé. No quiería que Manny tuviese ese tipo de trabajo. Manny es un poco grande para él, pero es un boxeador agresivo y con contras como esas… era más trabajo del necesario”. Aunque quizás quien equipare las osadas valoraciones de Arum sea el doble oro olímpico cubano Héctor Vinent, que dijo del Chacal: “Es el mejor boxeador que ha vivido”.

Teniendo en cuenta qué se dice de ellos y las sensacionales actuaciones que han firmado, en las que excelentes boxeadores han quedado reducidos a perseguidores sin esperanza en el acierto, rotos anímicamente por la capacidad defensiva-ofensiva de ambos y su astucia inigualable, lo que más se ha repetido, lógicamente, sobre cómo se desarrollará el encuentro es que será una partida de ajedrez. En ella se espera que las acciones sean medidas y compensadas por la sabiduría de ring de uno y otro, sucediéndose largos periodos de calma por centelleantes y estudiadas ofensivas en las que sólo los reflejos, la adecuada elección de tiempos y golpes y la inmediata respuesta, decidirán quién prevalece.

Aun así, en líneas generales, la tendencia es considerar a Lomachenko favorito, algo que se refleja en las apuestas, en las cuales la diferencia a favor del ucraniano es apreciable y se ha expandido desde las cifras iniciales, pagándose actualmente 1,20 euros por el triunfo del campeón WBO del peso superpluma y 4,50 euros por la victoria del monarca WBA del peso supergallo.

El motivo de ello lo explica el que fuera campeón mundial Rosendo Álvarez, que resume perfectamente lo que de forma mayoritaria se afirma: “Será una pelea muy complicada, dos estilos similares, de corte defensivo con buena velocidad, pero me decanto por Lomachenko. Creo que logrará mejores resultados porque da más continuidad a sus ataques. Rigondeaux comienza muy lento, no lanza muchos golpes y Lomachenko no le dará oportunidad. Se verá afectado por el aumento de peso, no tendrá el mismo poder, la misma pegada… similar a lo que le ha pasado a Chocolatito. Rigondeaux no tendrá la misma potencia ni velocidad en las piernas para escapar de los ataques de Lomachenko, que está acostumbrado a pelear en esa división”.

De forma simplificada y dando preferencia a los factores físicos, Leo Santa Cruz coincide, junto a muchos otras figuras relevantes consultadas como Robert García: “Creo que Lomachenko ganará porque es más grande y fuerte. A Rigondeaux creo que puedes alcanzarlo con buenos golpes y derribarlo. Se dice que no tiene un buen encaje. Creo que Lomachenko puede cazarlo y lo dañará o derribará, es simplemente demasiado grande para él”.

En cualquier caso, los boxeadores y entrenadores que se decantan por el ucraniano son casi tan numerosos como los que lo hacen por Rigondeaux, como por ejemplo el monarca en cuatro divisiones Roberto “Manos de Piedra” Durán. En su opinión: “Es una muy buena pelea, pero voy con Rigondeaux. Rigo va a ser más fuerte, va a ser más rápido y el poder de sus puños incrementará. La gente está equivocada, porque piensan que cuando ganas peso automáticamente vas a ser más lento y perderás poder, pero eso es mentira. Se moverá y no se dejará vencer. Tendrá el mismo desenlace que el Rigondeaux-Donaire. Le dio a Donaire una lección de boxeo en el ring”.

Más allá de los intensos debates sobre quién se impondrá, hay que tener en cuenta que el 9 de diciembre un sector de los aficionados no prestará atención a Nueva York sino a Las Vegas, donde se producirá una velada con buenos combates en la que destaca la que debería ser una dura pelea de intercambios entre Orlando Salido y Miguel Román. El primero afirmó respecto al combate de su antiguo rival: “En cierto modo competiremos el 9 de diciembre, pero si miras a su oponente y luego miras al mío, creo que la gente sabrá qué pelea es más atractiva y que la cartelera completa de Las Vegas es mucho mejor”.

Dejando de lado que, una vez más, una buena jornada boxística cumplirá con los variados deseos de los aficionados, y sin desmerecer el entretenido combate que debería ser el Salido-Román, el enfrentamiento entre Lomachenko y Rigondeaux ha ido mucho más allá de eclipsarlo, puesto que, sea cual sea su desenlace o su desarrollo, incluso si contase con un ritmo muy bajo, el enfrentamiento entre “Hi-Tech” y “El Chacal” será histórico y recordado incesantes veces en el futuro. Y es que, como dijo Arum: “La gente respeta la historia, la gente respeta el hecho de que esta es una pelea histórica. Nunca ha sucedido antes: dos dobles oros olímpicos combatiendo uno contra el otro, es algo verdaderamente único, y eso es lo que la gente quiere”.

La victoria de Lomachenko se paga a 1,20 € por euro apostado, mientras que la de Rigondeaux a 4,50 €. Además hay opciones para apostar a múltiples resultados del combate.
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