Daniel Pi
@BastionBoxeo

El primero de los cuatro cetros del peso superligero dejados vacantes por Terence Crawford ya tiene dueño, dado que, en el combate que abrió la retransmisión del evento disputado en el Barclays Center de Nueva York (Estados Unidos), el ruso-kazajo Sergey Lipinets (13-0, 10 KO) se coronó campeón al derrotar por decisión unánime a Akihiro Kondo (29-7-1, 16 KO) en una contendida pelea, siendo la victoria del invicto merecida pero quizás no tan amplia como sugieren las cartulinas de 118-110 y doble 117-111.

El japonés Kondo sabía que estaba ante la mayor oportunidad de su carrera, y no la desaprovechó ni por un instante, supliendo su desventaja técnica con un arrojo y una fortaleza física dignas de mención. Aun así, inicialmente, esto no tradujo en la captura de asaltos, sino que el primer cuarto fue dominado por Lipinets que, boxeando con enorme calma, comodidad y soltura, cedió la iniciativa y se centró en lanzar contragolpes en directo aislado, gancho diestro al cuerpo, uppercut de derecha y combinaciones de hooks al rostro, todo ello acompañado de sensacionales esquivas.

Con todo, el esfuerzo de un Kondo que no dejaba de probar suerte con su directo y sus series de ganchos, llegando a hostigar brevemente en las cuerdas a su rival, obligó al favorito a permanecer más en el centro del ring, donde estuvo lejos de mantener el mismo grado de éxito. Y es que en el segundo cuarto del enfrentamiento Kondo vio premiado su constante trabajo con la captura de varios rounds, llegando a desequilibrar a su oponente con algún gancho de mano adelantada. Lipinets en ningún momento perdió la compostura o la tranquilidad, ofreciendo siempre respuesta notable, pero el formidable encaje de Kondo y su inmejorable preparación física hacían que su permanente empeño ofensivo le diese la ventaja cuando la precisión y la frecuencia de golpeo de Lipinets disminuían. Además, “Samurai” Lipinets padeció, en el sexto round, un corte en la parte superior de su frente, causado por cabezazo involuntario, que sangró prolongadamente y debió contribuir a descentrarlo.

Alcanzado el último cuarto, y cuando la situación estaba empezando a hacerse un tanto complicada para Lipinets, éste aumentó el dinamismo de su boxeo y, pegando hooks y marchándose y, sobre todo, recuperando su jab, tantos rounds desaparecido, consiguió neutralizar el afán de Kondo y asegurarse la victoria en las tarjetas, si bien hasta la conclusión tuvo que soportar los valientes ataques del coaspirante.

Puede que, habiendo comenzado el choque de una forma fantástica y siendo su oponente inferior a su nivel técnico y táctico, Lipinets se excediese en su confianza, o puede que en el tramo central de la pelea, al ver que su oponente encajaba sin absolutamente ningún problema sus poderosísimos puños y él a su vez se veía sorprendido por los golpes de poder de Kondo, dudase del planteamiento estratégico elegido, creando una irregularidad en su rendimiento. En cualquier caso, y dejando de lado que buscó con demasiada insistencia la mano de nocaut y descuidó por ello su boxeo, Lipinets consiguió una victoria que, sin haber llegado de la mano de su mejor actuación, resultó bastante sólida y tuvo considerable mérito por la inflexible voluntad de un Kondo que supo ofrecer su mejor versión en la pelea más importante de su carrera. Por otro lado, Lipinets sólo cuenta con trece peleas y 89 rounds combatidos como boxeador profesional, por lo que este enfrentamiento le dará una valiosísima experiencia de cara a un reinado lleno de oportunidades e incógnitas, ya que éste se encuentra enmarcado en una división en proceso de renovación, con numerosas nuevas figuras en ascenso y completamente abierta.