Daniel Pi
@Bastionboxeo

En el mismo evento en el que se produjo el Flanagan-Petrov, el británico Liam Smith (25-1-1, 14 KO) venció en el noveno round a su compatriota Liam Williams (16-1-1, 11 KO), resultado que, de todos modos, fue controvertido y que es la cúspide de una serie de despropósitos.

Aunque Smith no debería haber accedido a este choque por un provisional título interino WBO del peso superwélter, ya que el pasado septiembre fue noqueado por “Canelo” Álvarez, una vez más su promotor, Frank Warren, logró una inexplicable oportunidad para uno de sus púgiles en la Organización Mundial de Boxeo. Como no podía entrar a este campeonato llegando con una derrota, Smith tuvo que disputar hace tres semanas un rodaje en Barcelona ante un modestísimo rival rumano para poder hacer válido su acceso al combate titular.

Por si esto fuese poco, el excampeón Smith además falló antes de ayer en la báscula, excediéndose por 600 gramos del límite superwélter de 69,9 kg, si bien no hizo ni un mínimo esfuerzo por intentar bajarlos, alegando por ello una confusión en el tiempo para hacerlo, que era de dos horas y no de una como él supuestamente pensaba.

Finalmente, llegado el combate, Smith estuvo muy lejos de brillar. Imponiendo un frecuente y sólido jab, eventuales uno-dos y potentes contragolpes en uppercut diestro o gancho zurdo, Williams se hizo con la mayoría de asaltos hasta el ecuador de la contienda, mostrándose Smith frustrado por no llevar las acciones a la distancia corta y por no lograr grandes réditos cuando lo conseguía durante cortos periodos de tiempo.

Desde el tercer asalto, “Beefy” Smith portó un grave corte en el párpado derecho, aparentemente causado por un fortísimo dos-uno, que no llegó a ser cerrado y que hizo parecer posible que se llegase a la detención de las acciones, más aún cuando fue revisado por el médico en el séptimo episodio. A pesar de ello, el duelo siguió, logrando el excampeón acortar la diferencia en las cartulinas en el tramo final encadenando curvos con destreza y trabajando con constancia al torso con sus hooks.

Cuando la pelea estaba más emocionante, con fuertes intercambios en los que ambos se vieron estremecidos, en el noveno episodio Smith propinó un peligroso cabezazo, por el que no recibió ni un aviso, que abrió una gran brecha en medio del párpado derecho de Williams, que de ningún modo podía seguir combatiendo en esas condiciones. En cualquier caso, si bien en ese punto lo lógico hubiese sido una decisión técnica y una lectura de tarjetas favorable a Williams (los tres jueces lo llevaban un punto por delante), se decretó un resultado de nocaut técnico, ya que el árbitro no consideró que el corte fuese provocado por uso de la cabeza, aunque de todos modos la esquina de Williams no protestó la decisión, ni siquiera el propio púgil, que se limitó a señalar, aceptando su derrota, que el corte había sido provocado por cabezazo

Dado que el título interino WBO del peso superwélter sólo estuvo en juego para Williams, que sí dio el peso, el cetro se quedó sin dueño por la victoria de Smith. La posesión de este cinturón le habría supuesto situarse como retador oficial de Saúl Álvarez o, más probablemente, convertirse en monarca WBO del peso superwélter de pleno derecho si “Canelo” deja, como se espera, su corona. Con todo, el fallo en el pesaje de Smith, que ha pedido disculpas por ello, conllevará que la Organización Mundial de Boxeo deba pensar una nueva solución, rumoreándose múltiples opciones, entre las que se contemplan una revancha Smith-Williams, un combate entre Smith y Cotto (aunque el puertorriqueño apunta a una pelea de mayor calado) o una eliminatoria entre dos nuevos contendientes.