Daniel Pi
@BastionBoxeo

A principios de 2016, con Floyd Mayweather Jr. habiéndose retirado momentáneamente en septiembre de 2015 (en agosto de 2017 descolgó los guantes para su duelo ante McGregor), ya se comenzó a hablar de la posibilidad de que un tailandés, desconocido para el gran público, lograse superar su marca de imbatibilidad. Dicho boxeador era, obviamente, el campeón WBC del peso mínimo Chayaphon Moonsri (50-0, 18 KO), también llamado Wanheng Menayothin, que por aquel entonces sólo contaba con 40 combates y estaba todavía lejos de su marca actual.

No obstante, con cada victoria que conseguía la atención hacia sus combates se iba acumulando, algo motivado en buena parte por la ridícula atención que le prestaban a esta “gesta” no los medios especializados, boxísticos o deportivos, sino los generalistas, que por lo demás no dedicaban ni la debida atención a los mayores enfrentamientos del año y que en ocasiones incluso parecían sentir desdén por el noble arte.

En cualquier caso, dado que el relato de cómo Moonsri estaba acercándose al récord de Mayweather garantizaba visitas, los medios no tardaron en hacer cada vez más grande la bola de nieve que rodaba cuesta abajo. Esto, evidentemente, no pasó por alto para el promotor del tailandés, que centró todos sus esfuerzos en fomentar la atención al récord que podía establecer su boxeador, aspecto que resultó lógico teniendo en cuenta el filón que tenía en sus manos y que los púgiles de la categoría más ligera son por sistema injustamente obviados.

Así, llegamos hasta el punto en que nos encontramos, en el que Moonsri, que no recibió ni un pie de página, en líneas generales, cuando consiguió coronarse con una estupenda victoria ante el mexicano Oswaldo Novoa, ahora es un nombre que resuena por todos los medios escritos, ya que está a las puertas de conseguir el 51-0, superando la marca establecida por Mayweather.

Da igual que haya intercalado sus defensas con sumamente sencillos combates sin título en juego, que le hayan elegido para las defensas voluntarias oponentes muy lejos del nivel de la élite o que su compatriota Niyomtrong mientras haya afrontado riesgos cruciales sin recibir ni el más mínimo crédito. En la época actual parece mucho más importante dar la impresión de grandeza que ser verdaderamente grande, considerándose que una derrota mancha la trayectoria de un boxeador, algo que va en contra de los valores del pugilismo y que da un pésimo ejemplo a las generaciones futuras.

Porque, ¿acaso alguien quitaría a Sugar Ray Robinson como uno de los mejores de todos los tiempos por las 19 derrotas en su récord de 174-19-6?, ¿a Muhammad Ali por sus cinco derrotas?, ¿a Joe Louis por sus tres tropiezos? ¿Es más importante recordar el 51-0 que el los récords parciales de 96-0-1 de Jimmy Wilde o el 89-0-1 de Chávez o los 91 combates consecutivos sin derrotas de Robinson? Por otro lado, ¿le hace el 51-0 a Moonsri más merecedor de ser recordado que a leyendas del boxeo de su país como Khaosai Galaxy o Pone Kingpetch?

Pasando a épocas más recientes, ¿no logró éxitos suficientes Mayweather, campeón en cinco divisiones y con victorias ante miembros del Salón de la Fama, para que gire su recordatorio en base a su cero en derrotas? ¿De verdad es tan importante que el récord de Mayweather no refleje tropiezos, incluso si son muchísimos los que piensan que Castillo y Maidana merecieron la victoria ante él o teniendo en cuenta que parte de sus éxitos fueron logrados, más allá de su excelencia técnica y táctica, gracias a una verdadera maestría del matchmaking, eligiendo a sus oponentes en el momento y en el peso óptimo?

Lo más curioso de todo esto es que el propio Moonsri, cuando le preguntan por su récord, parece ser consciente de que la importancia de ello es más que relativa, afirmando que, a pesar del orgullo que siente, su única intención es la de cualquier deportista: competir buscando la victoria siempre. Sea como sea, Moonsri, en la mañana del miércoles en un recinto al aire libre en la ciudad de Nakhon Sawan (Tailandia), culminará al fin su persecución del 51-0, cosa que, tanto en caso de victoria como de derrota, podría ser sucedida por un inmediato olvido en los medios una vez que ya no puedan recibir visitas para compararlo con Mayweather.

Su próximo rival, el filipino Pedro Taduran (12-1, 9 KO), es uno de esos boxeadores que tienen un extraño equilibrio entre peligro, inexperiencia e imprevisibilidad sobre el ring, todo ello mezclado con la sensación de que no tiene nada que perder y todo que ganar. Por otro lado, Moonsri noqueó en nueve asaltos a Jerry Tomogdan, púgil al que Taduran logró batir en cinco asaltos en su último combate, logrando retener el cetro nacional filipino. Así, estando el aspirante en buen estado de forma, teniendo pegada y habiendo padecido Moonsri inesperadas dificultades ante un boxeador de características similares como Melvin Jerusalem, quizás el combate pueda estar bastante igualado y, como la casi totalidad de campeonatos del peso mínimo, pueda ser notablemente entretenido, si bien la astucia, las precisas combinaciones y la condición de local del campeón, así como su ventaja en casi 350 rounds, deberían decantar del lado del tailandés la contienda.