Christian Teruel
@Chris_Le_Gabach

Lo ocurrido entre Herring y Stevenson fue una muestra más del paso de antorcha visto numerosas veces en el boxeo. El veterano campeón contra la estrella emergente. Schmeling contra Louis. De La Hoya contra Mayweather. Pero más allá de producirse un cambio generacional, la pelea entre los dos zurdos supuso un exponente de lo que es una nueva dinámica. Otro paso de antorcha: el de las buenas maneras y caballerosidad a la irreverencia, la joven ingenuidad y el gusto por la provocación.

Si bien es cierto que Herring es un buen ejemplo de educación y saber estar, también lo es que Stevenson no es el máximo exponente de la nueva guardia de maleducados. Pero si da lustre a algo que se verá en próximas fechas: que personalidades como la del marine están en extinción y modelos como el del nuevo campeón WBO superpluma serán la especie dominante.

Y parece que acabaremos llegando a un punto en el que nos encontraremos a dos oponentes con una actitud similar o peor a la de Shakur, donde no habrá héroe y villano, sino dos bellacos a cada cual más inaguantable. Cómo estará el asunto, que en un caso como el de entre Gervonta y Rolly Romero, haya sido el de Baltimore el que haya tenido que poner la sensatez. Y razón no le falta al afirmar que el boxeo no es la WWE ni un juego.

Y es que, en la corriente actual, no se trata de los típicos encontronazos en los que ambos peleadores se tienen verdadera animadversión, como Barrera con Morales o Fury con Wilder recientemente. Ni siquiera son tácticas de desestabilizar rivales como Ali o, poniendo de nuevo un ejemplo contemporáneo, Josh Taylor. Son actitudes y poses forzadas para vender peleas, ganar seguidores y beneficios económicos. Cada vez más frecuente y cada vez más forzado y absurdo. Lo que hace reflexionar, ¿de verdad gusta esto? ¿Por qué todos hablamos de ello, aunque sea para criticar? ¿Se convertirá en costumbre absoluta?

Cuando acabó la pelea de Herring contra Stevenson, el último se disculpó ante su rival y su esposa, que lo fulminaba con la mirada como esa pareja que mira a tu amigo soltero que te saca a desmadrar. Ésta, más tarde, destapó un tuit felicitando al nuevo campeón y con un mensaje que creo que debería calar no sólo en los atletas sino también en el público: no se necesita ir de malotes para vender, el talento lo hace por vosotros. Y a esto, añado: si optáis por esta corriente posmoderna, quizás es porque andáis falto de ello.