Antonio Salgado
(Crónicas televisivas para el recuerdo)
19 de agosto de 1965, Campeonato de Europa del peso gallo-San Remo (Italia)

Si en la actualidad Ben Alí (a la izquierda en la foto) no es el campeón de Europa de los pesos gallos se debe, pura y exclusivamente, a un grave error táctico: no supo dosificar el esfuerzo y empleó todo su ardor en los primeros asaltos para después desfondarse en las etapas finales. Ante todo hay que señalar que el combate se caracterizó por su escasa calidad técnica. Fueron quince asaltos marcados por el signo de la monotonía, sólo despejada en aisladas ocasiones, cuando uno de los boxeadores hilvanaba series que tenían la duración de un parpadeo. No nos agradó el boxeo de Ben Alí.

Actuó sin pizca de técnica; boxeo de contragolpe, sin tener en cuenta para nada la defensa, el ataque, la habilidad pugilística. El zurdo Ben Alí, desde el campanazo inicial, se lanzó a una fuerte ofensiva, táctica que pudo proporcionarle las metas ambicionadas si el español fuese poseedor de un golpe contundente. Pero de todos es conocido la escasa pegada del melillense. Los técnicos italianos habían asegurado que Tommaso Galli se descubriría a partir del décimo asalto, pronóstico ambiguo porque dicho boxeador, excepto en una ocasión, jamás había disputado combates a distancias superiores a los doce asaltos.

Sin embargo, y por paradoja del deporte, así ocurrió. Galli se nos descubrió a partir del décimo asalto, cuando con una movilidad y soltura fue amontonando los puntos que más tarde le proporcionaron la justa victoria. El italiano, poseedor de una excelente izquierda, mantuvo a la distancia a aquel rival que deambulaba por el ring luchando contra el poder ciego de la casualidad. El nuevo campeón, de haber poseído mucha más dureza en sus puños, hubiese ganado el título sin necesidad de haber esperado por el veredicto del árbitro único, el alemán Topser.

En los últimos asaltos, Ben Alí era presa fácil para aquel boxeador inexperto, pero más inteligente, que había llegado a las puertas de un liderato continental con sólo diecinueve combates profesionales en su carrera. Y no tenía pegada en sus puños porque en las citadas contiendas sólo había logrado cuatro victorias por la vía rápida. Tanto el español como el trasalpino parecían poseer “puños de algodón”.

Tommaso Galli, 24 años, de rostro imperturbable durante toda la lid, con mejor constitución física que el melillense, de boxeo más preciosista, se limitaba a lanzar los puños de contra, girando casi continuamente en torno del español, mariposeando, bailoteando, con ágil juego de piernas que le permitía evadirse de los descontrolados impactos de aquel boxeador de anillado cabello y cuerpo lustroso. El italiano era el aspirante, pero estaba boxeando como campeón. Tommaso Galli dosificaba el esfuerzo, refrenaba sus impulsos, era sordo a las voces de aliento de los “tifosis”, que con ritmo de Cha-cha-chá, repetían, una y otra vez, su nombre, en aquel reducido recinto deportivo, donde el griterío hacía el mismo efecto que el tambor del Bruch…

(Con ésta, vamos a decirlo, esperada derrota, España pierde uno de los dos títulos de Europa que poseía. El único que queda en pie de guerra es nuestro paisano Juan Albornoz Hernández “Sombrita”. No creemos que Luis Folledo logre el liderato de los pesos medios frente al italiano Nino Benvenutti, el próximo mes de septiembre. Pero si Folledo viene con el remordimiento de no ser campeón, traerá en sus bolsillos un cheque por un valor de un millón doscientas mil pesetas, “bolsa” que percibirá por su combate con el famoso italiano.)

El Tommaso Galli- Ben Alí se celebró en la localidad italiana de San Remo, en el Teatro Aristón, en cuyo amplio escenario fue montado el cuadrilátero. La entrada más cara costaba 7.000 liras y, la más barata, 1.000. A tono del cambio y de acuerdo con el nivel de vida italiana, aquellos precios eran bastante asequibles. Pero no llegaron a ocuparse las 2.000 butacas que constituían el aforo.

Es sorprendente que a ese precio, y con semejante aforo, el promotor Rodolfo Sabattini se interesara en pujar en la subasta y llevar a San Remo un Campeonato de Europa. La explicación aclarará la incógnita. Al Ayuntamiento de San Remo y a su Centro de Iniciativas Turísticas, les interesaba que en aquella ciudad turística-veraniega se celebrasen festivales y competiciones deportivas que llevan el nombre de la ciudad a la prensa y radio internacionales. En definitiva, que el nombre de San Remo, suene. De una idea así nació su famoso Festival de la Canción. Y por idéntica razón aquellas entidades patrocinan anualmente un Campeonato de Europa de Boxeo, subvencionando generosamente al promotor pugilístico, que en esta ocasión tuvo que hacer de tripas corazón porque a última hora el español se negaba a subir al ring si no se le abonaban los derechos de televisión, ya que en el contrato inicial de su contienda, no se había hecho constar este apartado, es decir, que el combate sería televisado, en directo, a toda Europa. Ben Alí cobró una bolsa de 315.000 pesetas, más unas 100.000 pesetas por derechos de televisión, pero perdió un título, que le será difícil, si no imposible, recuperar.

La pequeña pantalla sólo nos ofreció el combate reseñado, pero dicha confrontación era algo así como el mejor complemento de un extraordinario “menú boxístico”, donde el peso pesado británico Billy Walker hizo match nulo con el argentino Corletti, donde el actual campeón de Europa de los pesos ligeros, Franco Brondi, vencía por puntos al argelino Ben Said, y donde otro español, el peso gallo Fernández, se retiraba en el cuatro asalto, por lesión, frente al italiano Cali.