Daniel Pi
@BastionBoxeo

A los medios estadounidenses les encantan las historias inspiradoras y los promotores astutos no dudan ni un instante en explotar esta predilección de las grandes cadenas a la mínima que tienen la oportunidad, más aun si con ello pueden mover los sentimientos de una extensa capa de aficionados y hacerles comprar entradas. Como no podía ser de otro modo, Bob Arum siempre aprovecha esta arma cuando es posible, habiéndolo hecho por última vez con Raymundo Beltrán (34-7-1, 21 KO)(a la izquierda en la foto), cuyos problemas para asegurarse la documentación necesaria para continuar residiendo en Estados Unidos han tratado de convertirse a manos de Top Rank en la pugna desesperada por asegurarse su sustento a base de profesionalidad, incansable esfuerzo y sacrificio.

Con todo, aunque el relato resulta conmovedor, y puede despertar las simpatías de los millones de mexicanos residentes en Estados Unidos, pasen o no por una situación similar en cuanto a problemas de papeles, lo cierto es que la historia de Beltrán está bastante alejada de esa realidad.

Habiendo ganado varias bolsas superiores o en torno a las seis cifras, y habiendo sumado buenas ganancias como sparring de destacadas estrellas, ciertamente sus sufrimientos económicos no son equiparables a los del trabajador medio mexicano que busca la nacionalidad estadounidense. Del mismo modo, la profesionalidad de Beltrán es más que cuestionable, dado que dio un positivo por control antidopaje tras su combate ante Takahiro Ao, habiendo experimentado recientemente, cuando ya es un veterano más cerca del retiro que del comienzo de su carrera, un incomprensible aumento de su pegada, lo que muchos creen que es casi imposible de conseguir por medios lícitos a esas alturas de trayectoria. Además, mientras los trabajadores mexicanos no tienen asegurado el cumplimiento de sus aspiraciones, Beltrán parece tenerlas garantizadas, habiendo recibido cuatro oportunidades mundiales en cuatro años, algo que muy pocos boxeadores no coronados o muy por debajo del la cumbre de todos los pesos han conseguido.

En cualquier caso, demostrando que puede ser cierto aquello de que en la época de los cuatro campeones por división cualquier top 15 respaldado por el suficiente dinero puede llegar a convertirse en monarca, esta noche, en el Grand Sierra Resort and Casino de Reno (Estados Unidos), Beltrán se enfrentará por el cinturón vacante WBO del peso ligero al namibio Paulus Moses (40-3, 25 KO), púgil aún más veterano que él, que ha visto disminuido muchísimo su nivel desde que fue campeón mundial en 2009 y que, de nuevo, cuesta de entender cómo ha logrado esta oportunidad.

En principio, si todo sigue el plan trazado por Arum, Beltrán hará valer su contundencia y fortaleza para, desde la distancia media-corta e imponiendo su demoledor gancho de mano adelantada, hacer sucumbir a un Moses que desde que cayó derrotado ampliamente ante Ricky Burns en 2012 no ha logrado a penas victorias destacables y que incluso ha sido vencido a manos de Malcolm Klassen, motivos por los que a penas se le dan posibilidades en las apuestas.

Respecto al paso por la báscula, esta vez “Ray” no falló y dio 61,000 kg, aunque pareció algo deshidratado de más, mientras que Moses marcó 60,800 kg.