Daniel Pi
@BastionBoxeo

Habitualmente, las peleas de Sergey Kovalev (31-2-1, 27 KO) son el principal foco de atención de las jornadas en las que se incluyen, dado que se ha labrado un nombre como uno de los más peligrosos noqueadores del boxeo actual. Pero este próximo sábado, pese a combatir en el duelo estelar de un evento que se desarrollará en el Madison Square Garden de Nueva Yok (Estados Unidos), su actuación no será la que acaparará las portadas. Esto es así porque el choque de respaldo de su velada, el que pondrá sobre el ring a Bivol y Barrera, parece mejor emparejado. Además, a ocho kilómetros, en la misma ciudad de Nueva York, tendrá lugar el campeonato mundial del peso pesado entre Deontay Wilder y Luis Ortiz.

Sea como sea, su promotora está muy satisfecha con la venta de entradas, que ha superado los índices logrados en el mismo estadio en la última subida a un ring de Kovalev (su esperado retorno ante Shabranskyy tras su radical cambio de actitud), por lo que, siendo sólo una defensa voluntaria de consolidación previa a una posible unificación de coronas, la primera parte del objetivo ha sido sobradamente cumplida a la espera de la segunda, la más importante: que “Krusher” siga demostrando que su mejor versión ha vuelto para quedarse.

La nueva prueba al estricto régimen de entrenamiento adquirido, a su abandono del alcohol y el tabaco y a su compenetración con su nuevo entrenador Abror Tursunpulatov, le llegará a Kovalev en forma de un duro compatriota, el ruso excampeón de Europa Igor Mikhalkin (21-1, 9 KO).

Con 228 victorias como amateur en 240 combates, entre las que se cuentan las obtenidas para proclamarse campeón de Europa junior, Mikhalkin es un púgil que conoce su oficio a la perfección y que, a pesar de no contar con nada fuera de los común en su boxeo, es realmente sólido y competente, siendo escasas las veces que comete fallos defensivos mayores. Así, Mikhalkin ha logrado éxitos apreciables en los tres choques ante el rocoso Doudou Ngumbu y, especialmente, en su victoria ante la entonces invicta promesa Thomas Oosthuizen, siendo su única derrota la sufrida a los puntos en 2010 en un disputado encuentro. Además, contará con ventaja en altura y alcance y es zurdo, algo a lo que no se ve expuesto Kovalev desde que se midió en agosto de 2014 a un Blake Caparello que fue vencido en dos rounds pero que derribó en el asalto inicial al campeón.

Igualmente, poniendo frente a frente sus logros, el récord de Mikhalkin palidece enormemente, ya que Kovalev no sólo ha aunado tres coronas mundiales del peso semipesado sino que ha superado a rivales de la talla de Jean Pascal, Bernard Hopkins y, para la mayoría, mereció la victoria al menos en el primer combate ante Andre Ward. No se puede pasar por alto tampoco que Mikhalkin dio un positivo en control antidopaje que intentó justificar alegando que las trazas de meldonium encontradas en su organismo eran restos del consumo de esta sustancia cuando todavía era legal.

Por otro lado, en cuanto a contundencia y eficacia, el boxeo de Mikhalkin no tiene ni punto de comparación con el de Kovalev, dado que el primero usa sus directos con destreza pero rara vez logra mermar con ellos a sus objetivos, contando con una única victoria antes del límite desde 2012 por su afán de puntuar en lugar de menoscabar. En cambio, Kovalev aplasta a sus adversarios con una pegada totalmente fuera de lo común, buscando con cada mano de poder mermar o quebrar la resistencia de sus rivales. De este modo, si bien Mikhalkin, por sus buenos reflejos y sus adecuadas decisiones ofensivas y defensivas, podría ofrecer una pelea en la distancia larga un tanto intrincada, el renovado Kovalev debería imponerse en este mismo tipo de combate por su mayor variedad de recursos, su eficiencia con los golpes rectos y por su agresiva mentalidad táctica.

Todo está ya listo y preparado para el enfrentamiento, dado que Kovalev marcó en la romana 79,200 kg, mientras que Mikhalkin dio una cifra tan lejana al límite del peso semipesado (79,4 kg) como 78,300 kg.