Daniel Pi
@BastionBoxeo

Son muchas las figuras relevantes en el boxeo que han señalado que los aficionados británicos son los más leales y los que muestran un apoyo más firme a sus púgiles. En este sentido se han expresado Paulie Malignaggi (“Los aficionados británicos son los mejores del mundo”), Floyd Mayweather (“En Estados Unidos los fans te quieren el lunes y si pierdes te odian el martes. En Reino Unido los fans siguen contigo”) y Michael Buffer, que incluso fue más allá al señalar:
“Hicimos un lleno total en Las Vegas [en el Canelo-Golovkin I] y para las dos o tres peleas previas al combate estelar no había nadie en sus asientos. Pero para las peleas en Reino Unido el estadio o la arena están llenos cuatro o cinco horas antes del combate estelar con fans entendidos, entregados y atentos. Son verdaderos fans que saben qué están mirando”.

Es por este tipo de valoraciones, que no se reducen ni mucho menos únicamente a estos tres ejemplos, que resultan tan sorprendentes las previsiones que están haciendo los aficionados británicos sobre las posibilidades de su compatriota Frankie Gavin (26-3, 15 KO) en su visita del próximo sábado al BEC de Baracaldo para disputar como aspirante obligatorio el campeonato de Europa del peso wélter ante el monarca local, el noqueador Kerman Lejarraga (26-0, 21 KO).

Y es que, aunque normalmente los seguidores británicos se desgañitan en su apoyo incluso a sus boxeadores de nivel moderado, en esta ocasión se pueden encontrar infinidad de pronósticos sumamente pesimistas respecto a las opciones de todo un oro mundial amateur como Gavin, siendo ejemplo de ello las afirmaciones encontradas en redes sociales y foros que traducimos y transcribimos a continuación:
“Esta va a acabar mal para Gavin”. “Detendrá a Gavin, es demasiado grande, pega demasiado fuerte”. “Gavin será noqueado en menos de cinco rounds”. “Gavin está en el montón de Skeete de los boxeadores hábiles, pero se necesita más que eso para parar al chaval español”. “Esto terminará con Gavin estirado de espaldas mirando al techo”. “No me apostaría mi casa a que Gavin terminará boca arriba porque podría acabar boca abajo”. “Masacró a Skeete, debes esperar algo similar”. “Frankie tiene más o menos las mismas posibilidades que tuvo Skeete. Eso equivale más o menos a las mismas opciones que Michael Johnson tuvo contra el joven Tyson [KO en 1]”. “No fue como si Lejarraga sólo cazase a Skeete con un puño potente, creó aperturas, boxeó con inteligencia y cuando lo tuvo dañado varió bien su trabajo. Quizás no sea un Durán pero genera mucha emoción, ¡estoy seguro que disfrutaré su trayectoria!”.

Pese a la contundencia de las afirmaciones, éstas no son una excepción, sino que reflejan una constante en la opinión general de los aficionados de Gran Bretaña, que incluso ofrecen afirmaciones más severas aún, algo que resulta totalmente paradójico si se comparan con las muestras de desmedido optimismo que los fans de dicha procedencia ofrecían antes del duelo entre Skeete y Lejarraga.

Es precisamente dicha pugna la que ha dejado esa fuerte impresión en las mentes de los británicos y también en las de los aficionados de muchos otros países, que se quedaron muy sorprendidos al ver que un serio candidato a disputar el mundial como Skeete, un boxeador espigado, hábil y sumamente incómodo, era destruido en dos rounds por quien prejuzgaban como una figura local de récord protegido en un país que sólo consideran una “nación de fútbol”.

Lógicamente, los análisis favorables a los intereses españoles que se hacen del Lejarraga-Gavin deben ser tomados con extrema cautela, ya que, más allá de lo llamativos que resultan y del trasfondo de plausible que pueden llegar a tener, el de Birmingham es un boxeador de mucho nivel, zurdo, que posee buenas cualidades defensivas y gran técnica, que fue el primer campeón mundial amateur de la historia de Inglaterra y que como profesional ha sido exretador mundial del sensacional Kell Brook.

No obstante, aunque ha llegado a tener grandes actuaciones, el escepticismo de sus compatriotas ha terminado ganándoselo por una gran irregularidad en su carrera, en la que ha padecido todos los problemas que suelen tener las grandes promesas que no acaban de estallar, o sea, falta de disciplina en los entrenamientos, una vida no demasiado sana fuera del ring, cambios de entrenador y promotora y, como consecuencia de todo lo anterior, problemas graves para dar el peso.

Así, es inevitable que muchos no estén convencidos de la sinceridad de las declaraciones de un Gavin que pretende enmendar sus errores, dado que han sido incontables las veces que un boxeador que está desperdiciando su talento con sus decisiones ha prometiendo cambios que no cumplió, y no por que no pudiera lograrlos, sino porque no tuvo la voluntad o la actitud para perseguirlos y abandonar sus malos hábitos.

Pese a las dudas, Gavin, que confía plenamente en su nuevo entrenador, ha afirmado respecto a cómo encara el renacer de su carrera: “Admito que ha habido momentos en los que no he vivido la vida que debía. He llegado a pesar 95 kg. [Pero ahora] no he tomado una cerveza en meses. Mi entrenador [Malcolm Melvin] ha mejorado mi defensa mucho, porque antes confiaba en mi movimiento de pies, pero es difícil apoyarse en eso durante 12 rounds. Entonces me quedaba sin ideas y me sentaba en las cuerdas. Ahora trabajamos en quedarme en el interior con ángulos, escogiendo los golpes, tocando desde lejos, moviéndome. Me ha enseñado mucho. Disfruto del deporte de nuevo”.

Sobre Lejarraga, añadió: “Puede pegar y no puedes espantarte de ello. Habrá momentos en los que se pondrá complicado, pero hemos estado trabajando en muchas cosas. Pretendo hacerle fallar y hacerle pagarlo. He sido descartado tantas veces, iba a perder contra Skeete, iba a perder contra Vassell, así que no ser favorito no me preocupa. Si se llega a una batalla, estoy listo, no voy allí a hacer bulto. Con toda sinceridad, no creo que Lejarraga sea mejor que Leonard Bundu, sin duda no es mejor que Kell Brook, no va a ofrecer nada que no haya visto antes. Obviamente pega, pero aparte de Skeete no tiene otro nombre en su récord. No voy a tomarme esta pelea a la ligera, no puedo tomarme esta pelea a la ligera. No voy a terminar en dos rounds. No es a eso a lo que voy. Voy allí a ganar el título”.

Por estas y otras declaraciones que abordan el tema de la táctica, se intuye que Gavin considera que un boxeador mucho más fuerte y potente como Lejarraga, que sin duda es consciente de las limitaciones en corta del inglés, tratará de disminuir los espacios y hostigarlo, sugiriendo que buscará apoyarse de forma vital en los contragolpes y en una continuada actividad ofensivo-defensiva. Ciertamente, este esquema encaja en líneas generales con su estilo combativo habitual, si bien sería una considerable mejora si pudiese lograr mantener un mayor ritmo combativo, puesto que normalmente ha boxeado de forma muy pausada y conservadora.

De todos modos, aunque Gavin es muy preciso y hábil con su uso de los directos, tiene más poder en sus puños (sobre todo con sus curvos a la contra) de lo que su récord sugiere y es capaz tanto de ofrecer buenas esquivas dinámicas y estáticas como de contestar con valentía en intercambios, deberá hacer frente a una pregunta tan sumamente complicada de responder sobre el ring como qué hacer durante 36 minutos contra un boxeador capaz de quebrarlo con un solo golpe.

Sin duda, si Lejarraga ofrece, como se espera, su agresivo esquema de batalla y recurre a las habituales armas para combatir a los zurdos, como los pasos a la izquierda apoyándose en el gancho de mano adelantada (quizás buscando el hígado) o el uso de la derecha recta desde lejos para evitar la comodidad del rival, su frecuencia de golpeo y su variedad de trayectorias deberían suponer un tormento para un Gavin que, según dice, no piensa sólo apoyarse en desplazamientos para evitar el peligro.

Asimismo, la incapacidad de realizar ajustes efectivos que Gavin padece, y que le supuso no saber mantenerse en la pelea ante Eggington cuando el trabajo al torso de éste se dejaba notar o cuando Brook le sorprendió con un aumento de ritmo tras unos primeros asaltos tranquilos, parece darle un margen vital a un Lejarraga que cuenta de su lado con ventaja en fortaleza y resistencia y con una tenacidad muy grande, factor este último que por sí solo, añadido a su pegada, podría bastar para poner seriamente a prueba la siempre cuestionada condición física del visitante.

En cualquier caso, con las apuestas dando una ventaja limitada al español, no cabe duda de que Gavin, que siempre ha pugnado con coraje incluso cuando estaba todo perdido y era claramente inferior, y que sabe que si es vencido en esta pelea su trayectoria recibiría un revés trascendental, luchará hasta el final para intentar lograr lo que nadie ha conseguido hasta el momento: contener la avalancha ofensiva de un Lejarraga que de triunfar llamaría directamente a la puerta de una eliminatoria mundialista (es virtualmente 2º IBF y 3º WBC) y forzaría a los actores destacados de la división a comenzar a considerarlo en sus planes.

La victoria de Lejarraga se paga a 1,25 € por euro apostado, mientras que la de Gavin a 3,50 €. Además hay opciones para apostar a múltiples resultados del combate.
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