Manuel Valero
@Manu_Valero

A dos días de que la selección española inicie su participación en el Mundial de fútbol de Rusia, el nombre del seleccionador Julen Lopetegui acapara todas las portadas de la prensa deportiva por su fichaje con el Real Madrid. El guipuzcoano realizó una destacada labor al frente de las categorías inferiores de la Federación Española de Fútbol, y tras su etapa en el Oporto fue el elegido para suceder a Vicente Del Bosque en el banquillo de la selección. Formado en la cantera madridista, Lopetegui puso rumbo al Logroñés debido a que Paco Buyo era el portero indiscutible del equipo blanco. En la capital riojana cuajó sus mejores temporadas, siendo convocado para el Mundial de 1994, aunque no llegó a disputar ni un solo minuto. Ese mismo verano firmaría con el Fútbol Club Barcelona, equipo en el que tampoco gozaría de oportunidades tras un aciago debut, retirándose en 2001 en las filas del Rayo Vallecano.

Oriundo de la localidad guipuzcoana de Asteasu, el actual seleccionador nacional de fútbol nació en el seno de una familia de destacados harrijasotzailes, conocidos como los Agerre en el mundo del levantamientos de piedras. Su padre José Antonio Lopetegui (Agerre II) modernizó la modalidad, realizando entrenamientos más completos, tanto es así que los jugadores de la Real Sociedad no podían seguirle el ritmo en sus carreras. Con la muerte de su hermano mayor, José Antonio Lopetegui se consolidó como el levantador referencia del País Vasco a finales de los años sesenta, moviendo piedras de cerca de doscientos kilogramos.

Por aquella época, el que fuese médico personal de Franco, presidente de la Federación Española de Boxeo y de la EBU (Unión Europea de Boxeo), Vicente Gil, buscaba una nueva figura que tomase el relevo de Paulino Uzcudun. A Gil le extrañaba que el País Vasco no hubiese dado a luz a un nuevo peso pesado destacado, y confiaba en que con una escasa preparación técnica, uno de los deportistas de la zona que destacaban por su fuerza pudiesen convertirse en boxeadores profesionales.

Para concretar su plan, Vicente Gil mandó a un emisario para convencer a Agerre II, al que le prometió que ganaría mucho dinero y alcanzaría la fama en un corto espacio de tiempo. Cuando Julen Lopetegui no había cumplido dos años, su padre rechazó la oferta, optando por continuar regentando la sidrería familiar, hasta donde se había desplazado el promotor Miguel Almazor, que se marchó sorprendido por la respuesta de quien era considerado como el deportista idóneo para dar el salto al boxeo.

Como segunda opción, Almazor contactó con otro popular deportista vasco, José Manuel Ibar, el cual sí aceptaría enfundarse los guantes. Semanas después, realizó su debut como profesional en Ordizia ante el cántabro «Tony Rodri» (un cántabro cuyo apellido real era Gómez), al que noqueó en diecisiete segundos. Había nacido el fenómeno Urtain. El de Cestona se convertiría en el deportista más popular de España a inicios de los setenta, proclamándose campeón de Europa en tres ocasiones, derrotando en la primera de ellas al alemán Peter Weiland en 1970. A dia de hoy es e único boxeador español que ha salida impteso en la primera plana de la portada de la mítica revista norteamericana «The Ring», dados sus veintiocho nocauts consecutivos al inicio de su carewra como profesional.

A sus 87 años, José Antonio Lopetegui vivirá desde su pueblo como su hijo dirige al combinado nacional en busca de colocarse una segunda estrella en la camiseta. A día de hoy, nadie ha podido superar algunos de los récords de Agerre II, como realizar veintidós alzadas de una piedra de más de cien kilogramos en un minuto. Su hijo Julen es aficionado al boxeo, probablemente influido por la fama de Urtain durante su infancia. Hoy es él quien ocupa las portadas que hace más de cuarenta años encabezaba el de Cestona.

En la foto que ilustra este artículo, Julen Lopetegui posa en su infancia junto a su padre, que está levantando a dos de sus hijas.