El entrenador de Tarrasa José García, que dirige la carrera de un buen número de púgiles residentes en la localidad barcelonesa, principalmente de origen nicaragüense, ha regresado a su ciudad muy enfadado con la actuación de los jueces de los combates que enfrentaron en Bilbao a sus púgiles Michael Carrero y Edwin Téllez ante Andoni Gago y a Javier Díaz, respectivamente.

Se ha puesto en contacto con ESPABOX:
«Lo de Carrero es increíble, peleó muy bien y fue mejor  que Gago, que no sé qué le pasaba que no tuvo su noche. Mereció como mal menor el nulo, pero los tres jueces dieron la victoria unánime al púgil local.
Aunque lo de Téllez ya fue escandaloso, ganó claro a Javier Díaz, estuvo sencillamente arrollador y no dio opción ninguna a un Javier Díaz que llegó a caer a la lona al final del tercer asalto. Incluso uno de los jueces le dio la victoria, pero los dos restantes barrieron para casa. Así no se puede trabajar.»

Además, José García hace una interesante reflexión:
«Los aficionados piden que haya combates entre españoles, pero con estos arbitrajes, ¿quién va a querer ir a pelear a casa del rival para perder?»

Nota de Emilio Marquiegui: Sin entrar a valorar lo ocurrido en estos combates, que no hemos visto, ni dar crédito al 100% a las palabras de José García, llevamos muchos años denunciando lo repugnante que son los arbitrajes caseros en general, no nos referimos a este caso concretamente. De esta manera, nuestro deporte no consigue credibilidad, ni entre los aficionados, ni entre posibles anunciantes o televisiones, y como bien dice José García, nadie quiere ir a casa del rival a boxear. Afortunadamente, en algunos lugares la situación está cambiando, en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, algunos jueces se están caracterizando por sus actuaciones objetivas y nada caseras, y lo mismo ocurre en otros lugares de España, algo que aplaudimos con entusiasmo. Pero nunca he entendido como un juez, que se supone que lo es por vocación, dé ganador al de casa pensando lo contrario y luego pueda ir por la calle con la cabeza alta. Hay situaciones en las que cada uno podemos tener distinto punto de vista, pero hay otras en las que hasta el público local protesta ruidosamente la decisión de los jueces. Eso demuestra que la afición no quiere ser cómplice de los robos arbitrales.