Daniel Pi
@BastionBoxeo

Partía como favorito por mucho margen en las apuestas en esta pugna considerada simplemente un buen medio para la adquisición de experiencia para uno de los boxeadores con mayor proyección del momento. Con todo, la pasada madrugada, en el Firelake Arena de Shawnee (Estados Unidos) y bajo las cámaras de Showtime, en la que es quizás la mayor sorpresa del año en cuanto a insignes prospectos, Jon Fernández (16-1, 14 KO) sumó la primera derrota de su carrera ante el local O’Shaquie Foster (14-2, 8 KO), que se impuso por decisión unánime y un triple 98-92, que pese a su meritoria actuación parece muy excesivo. Fernández no protestó ante el veredicto y deportivamente aplaudió y felicitó a su oponente.

Conociendo la temible fama de su rival, Foster salió a correr el ring, a utilizar su jab y a esperar la oportunidad para conectar alguna eventual derecha, mientras que Jonfer era el encargado de presionar e intentar neutralizar el dinamismo de su adversario. En los dos primeros rounds, el directo de mano adelantada del estadounidense tuvo grandes resultados, llegando a sacudir hacia atrás la cabeza de su rival a la vez que daba un ágil paso lateral, pero en el tercer asalto Foster no usó tanto su jab y Jonfer empezó a llegar con sus directos, si bien continuó errando muchas manos ante la elusividad de su oponente.

En el cuarto episodio por primera vez Fernández conectó ganchos al torso enlazados ante un Foster algo más parado, pero el astuto jab del norteamericano cuando su rival daba un paso adelante continuó impactando con claridad junto a alguna derecha a la contra, teniendo que esperar hasta el quinto round para que el español llegase con algo más de constancia con sus curvos. Esto fue un aviso de lo que sucedería en el sexto episodio, cuando un gancho diestro de Jonfer desequilibró a Foster, aunque por desgracia estos apuros llegaron justo al final del round y el afectado púgil tuvo tiempo para recuperarse. Por ello, aunque en el séptimo el visitante llegó con algunos golpes curvos con su contrincante en las cuerdas brevemente, el hábil tejano siguió utilizando con bastante efectividad su dinamismo.

En el descanso antes del octavo asalto, la esquina le pidió a Jonfer que aumentase su ritmo para compensar las negativas tarjetas parciales, y aunque lo intentó, su afán ofensivo, mezclado con algo de precipitación, fue respondido por entradas en clinch y cruces de golpes entre agarres en los que Foster, que había llegado antes con derechas rectas, conectó potentes crochés. Finalmente, aunque Foster no dejó de ofrecer esquivas y desplazarse y de aprovechar el empuje de su rival para contragolpearlo, en el noveno y en el décimo asalto un Fernández cansado intensificó su trabajo con curvos y rectos, terminando el combate “Ice Water” algo desgastado por los uppercuts, directos y ganchos del visitante.

Habiéndose quedado muy pequeños todos los adversarios que hasta ahora había tenido y alzándose a la máxima consideración entre los prospectos internacionales (el prestigioso analista Steve Farhood inició la retransmisión señalando que Jonfer es uno de los mejores prospectos mundiales y además uno de los más emocionantes), era difícil prever que un O’Shaquie Foster que había dejado actuaciones muy dispares y había cedido ante púgiles muy inferiores a Fernández pudiese ser el encargado de asestarle su primera derrota. Más allá de que las puntuaciones fuesen demasiado amplias e incluso se pudiese llegar a cuestionar el veredicto dependiendo del criterio utilizado, la actuación de Jonfer estuvo a años luz de su mejor versión, mientras que Foster ofreció la mejor actuación de su carrera y, simplemente, ejecutó el planteamiento necesario para contestar al peligro de su adversario.

No se tiene que olvidar que Jonfer tiene sólo 23 años y su combinación de técnica y potencia, que le ha hecho maravillar al público estadounidense, sigue estando ahí, por lo que seguramente este tropiezo, en parte debido a lo opuesto del estilo de su rival, sólo sea un bache en el camino de la que será una exitosa carrera. Pero ahora, es momento para él y su equipo de hacer análisis de lo sucedido, evaluar si puede mantenerse en el peso superpluma y dar pasos atrás con sentido en cuanto a sus aspiraciones inmediatas, pareciendo que antes de luchar por recuperar su posición en la lista WBC (su 9º puesto será perdido en próximas actualizaciones) y situarse de cara a retos contra el top 15, necesita foguearse ante lo mejor del nivel nacional y apuntar a los títulos europeos, no despreciando un cinto UE que le garantizaría una buena pelea ante un rival con el nivel necesario para hacerle mejorar (actualmente uno de los coaspirantes al cinto vacante es el competente británico Anthony Cacace).

Ramos también fue derrotado
Los nervios en una oportunidad de tal magnitud pueden jugar malas pasadas y contener el despliegue de la mejor versión de un púgil, y su adversario era un boxeador realmente competente, por lo que, juntándose estos dos elementos, el madrileño Carlos Ramos (9-1, 6 KO) salió derrotado en su debut estadounidense ante Irvin González (11-0, 9 KO), que se hizo con la victoria por decisión unánime de los jueces y amplias tarjetas de 80-72, 79-73 y 78-74.

El combate se inició con Ramos tomando la iniciativa y llegando con su izquierda arriba, si bien González lanzaba peligrosos uno-dos y ganchos zurdos al hígado. No obstante, el local aceleró sus acciones en el segundo asalto llegando con buenos rectos, tanto desde posición zurda como diestra, además de alguna breve combinación de curvos. Este ritmo no se mantuvo, pero el espigado González sostuvo una frecuencia de golpeo más elevada, algo que siempre condiciona a los jueces, mientras que Ramos ofrecía buenas acciones defensivas y conectaba espléndidas izquierdas a la contra pero demasiado aisladas. Alcanzado el punto en el que Ramos necesitaba un nocaut para ganar, la pelea no experimentó variaciones significativas, con las muy esporádicas ofensivas de Ramos compensadas por un mayor uso del jab por parte del estadounidense y más consistencia en las combinaciones.