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Jesús Laso (5-0, 2 KO) quiere ser boxeador profesional. De los de verdad. El suancino de 23 años había disputado hasta ahora combates a cuatro asaltos con más o menos dificultades. El pasado sábado, en el Pabellón de Hinojedo (Suances), quiso conocer su respuesta en una distancia mayor, los seis rounds. Un paso importante teniendo en cuenta que su anterior compromiso lo liquidó en La Casilla (Bilbao) en un solo asalto. Con las sillas y las gradas repletas, Laso demostró que no tiene problemas para completar seis asaltos. Y eso, a pesar de que el italiano Gianfranco Coccia (0-2) y la mala fortuna, lo pusieron muy difícil.

Un cabezazo del italiano mediado el round inaugural produjo un corte sobre el párpado izquierdo del local. El ojo se inflamó pronto. Laso debía proteger esa zona de manera especial. A pesar de ese hándicap, el cántabro atacó y tuvo sentido a su rival en distintas fases del choque. En cada ocasión, Coccia embarró el choque: se agarró hasta el límite, perdió el bucal, volvió a agarrarse.

Nada consiguió descentrar a un Laso que, por si todo esto fuera poco, comenzó a sentir dolor en su mano izquierda mediado el choque. La molestia inicial fue a más hasta terminar siendo un dolor agudo. Finalizado el combate, con la victoria a los puntos, la quinta en otros tantos combates disputados en menos de un año, Laso tomó el micrófono en el ring para agradecer el apoyo de la afición y prometer que habría más victorias.

Después, acudió al centro médico, donde le detectaron una fisura en su muñeca izquierda, que requirió inmovilización con una férula de escayola. Los doctores también informaron de inflamaciones en ambas muñecas. Jesús Laso solo piensa ahora en descansar unos días. Y volver al entrenamiento físico para que cuando llegue el boxístico, en el momento en que la lesión se lo permita, le pille en forma.