Daniel Pi
@BastionBoxeo
Foto:Ed Diller/DiBella Entertainment

El enfrentamiento entre el campeón mundial WBC del peso superwélter Jermell Charlo (30-0, 15 KO) y el imbatido retador oficial Erickson Lubin (18-1, 13 KO) era considerado el más interesante, igualado e imprevisible de los que se disputaron en la velada del Barclays Center de Nueva York (Estados Unidos), pero, lejos de ser una contendida batalla entre dos jóvenes boxeadores de grandes cualidades, el choque se decidió en una única acción del primer asalto. Y es que, tras un tenue tanteo con el jab y algunas pruebas con los directos por parte de ambos, Charlo lanzó un doble jab que llevó al aspirante a inclinarse, posición en la cual Lubin recibió un gancho diestro que le arrojó aparatosamente sobre la lona sin que sus esfuerzos le permitiesen ponerse en pie de nuevo.

El sensacional triunfo de Charlo, de lejos el mejor de su carrera, fue sucedido por una innecesaria e injustificada actitud chulesca por parte del ganador y de su hermano Jermall, que elevaron el tono en la entrevista posterior al combate reivindicándose a sí mismos respecto a una supuesta infravaloración de la que ninguno de los dos, muy apoyados por los medios estadounidenses, parecen ser víctimas. Sea como sea, entre toda la palabrería se pudo extraer que la pretensión de Charlo ahora es unificar su corona WBC ante uno de los otros dos titulares participantes en el evento, insistiendo en la opción de enfrentarse a Jarrett Hurd, boxeador que, pese a sus limitaciones, por su gran ventaja física y por su resistencia debería ser un oponente temible tanto para él como para cualquier otro púgil de la división.