Manuel Valero
@Manu_Valero

«¿Se está muriendo el boxeo?» es el título del epílogo del sensacional libro «Eso no estaba en mi libro de historia del boxeo» que ha publicado recientemente Jorge Lera. Al excampeón mundial Archie Moore le preguntaron en 1972 si creía que el boxeo estaba dando sus últimos estertores, al tiempo que Ali, Frazier, Foreman o Norton se batían en los cuadriláteros de la época. «La Vieja Mangosta» respondió que llevaba escuchando esa cuestión desde hacía décadas, haciendo gala de su característica ironía.

Mientras los aficionados al boxeo ponían sus ojos en el combate por el título mundial WBO del peso medio entre Demetrius Andrade y Liam Williams, la aparición en otro ring de un youtuber captaba la atención mediática del mundo entero. De la mano de Triller, la apuesta estadounidense para hacer sombra a la aplicación china Tik Tok, Jake Paul se enfrentó al veterano luchador de Artes Marciales Mixtas Ben Askren. El evento recibió las críticas de los seguidores al boxeo más puristas, que reprocharon la multitud de actuaciones que se intercalaron con las peleas previas, donde como telonero boxeó, entre otros, uno de los mejores pesos superligeros de la actualidad, Regis Prograis. A pesar de que por palmarés deportivo merecía encabezar el cartel, a buen seguro que a Prograis le compensó la bolsa recibida por parte de Triller el actuar en los combates previos.

Ayer conocimos que las ventas de PPV del Jake Paul vs. Ben Askren se situaron en un millón y medio, lo que coloca a este combate como el undécimo más exitoso en el sistema de pago por visión de la historia. Para ponerlo en perspectiva, Paul ha superado a los números del Floyd Mayweather vs. Miguel Cotto. La popularidad del youtuber de Ohio no proviene del boxeo, sino de los millones de seguidores que tienen sus contenidos en la red. A pesar de que el mismo dijo que «no se considera un amateur de mierda, sino un boxeador de élite», la realidad es que Paul solo ha realizado un puñado de exhibiciones hasta la fecha ante rivales sin bagaje, a pesar de que algunas de ellas hayan sido homologadas por las comisiones estadounidenses. Varios boxeadores profesionales han levantado la voz pidiendo pelear con Paul, cansados de que este rompa los cánones del boxeo clásico. Después de su brillante victoria sobre Vasyl Lomachenko, Teófimo López ha optado por romper su vinculación con el veterano promotor Bob Arum, y asegurarse un cheque millonario gracias a Triller.

Mientras los aficionados al boxeo español siguen con atención los próximos movimientos de Sergio García o Kerman Lejarraga, el 26 de mayo el popular «caster» Ibai Llanos organizará «la velada» que más espectadores tendrá en 2021 en nuestro país. El campeón europeo Sandor Martín está participando como entrenador de uno de los participantes, y hace poco reconocía que ya era más conocido por sus apariciones en el canal de Ibai Llanos que por sus títulos europeos. La prensa deportiva se encuentra copada por los titulares de la puesta en marcha de la Superliga Europea, que ha causado una profunda división de opiniones en el fútbol del viejo continente, tema que roza lo divino en nuestros días. Sus precursores defienden la necesidad de «renovarse o morir» para que el deporte rey siga generando cifras astronómicas.

Con la «sopa de letras» en la que se han convertido los títulos mundiales en el boxeo, existiendo múltiples campeones por cada categoría, y los vetos cruzados entre promotores y operadores de televisión, la popularidad de los boxeadores profesionales se ve eclipsada por la aparición de Jake Paul o la vuelta al ring de Mike Tyson (también de la mano de Triller). Combates como el Tyson Fury vs. Anthony Joshua, que lleva meses sin terminar de concretarse, donde los mejores se enfrenten entre sí, devolverían al boxeo a generar la expectación que desde los tiempos de Daniel Mendoza ha cautivado la atención de las masas, como relata de manera cronográfica Jorge Lera.