Darío Pérez
@Ringsider2020

Ionut Baluta (Rumanía, 1993) no deja de dar sorpresa tras sorpresa, aunque ya sea osado calificar sus triunfos como tal. Afincado en Madrid desde hace años, realizó sus trece primeras peleas como profesional en nuestro país, venciendo en todas salvo dos polémicas derrotas por puntos. Sus tres últimos combates han sido en Reino Unido y Dubai, todas como víctima prevista de boxeadores que acabaron cediendo ante el rumano. El fin de semana pasado, dio una nueva campanada en la velada de Josh Taylor, lo que ha servido para darle a conocer entre un mayor número de aficionados.

-Hola, Ionut. ¿Cómo te sientes tras tu nuevo triunfo, aún tan reciente?
-Buenas, estoy ya bien en casa, relajándome un poquito. Todavía no he podido descansar demasiado, sigo con la adrenalina a flor de piel porque la preparación fue muy larga. Se cambió la fecha varias veces, y se fue alargando todo, he tenido meses sin casi descansar.

-Cuéntanos quién es Ionut Baluta, para esos aficionados que empiezan a escuchar hablar de ti
-Ionut Baluta es “Il Capo” en el ring, como dicen todos. Soy alguien que trabaja duro para ganar, ya no soy una sorpresa, como han dicho los ingleses. Y, cuando salgo fuera, trabajo el doble o el triple para ganar, ya sabes lo que ocurre siempre. Como persona, soy alguien normal al que le gusta decir siempre la verdad.

-Por situarnos en tu carrera, ¿Cómo llegas a España?
-Yo llevo cuatro años solamente en España. Mi carrera amateur fue en mi país natal: fui unas cuantas veces Campeón de Rumanía, estuve cinco años en la selección, participando en campeonatos de Europa y del mundo… Y yo quería hacerme profesional, pero en Rumanía las cosas no estaban bien para ello, hay chicos con mucho talento pero nadie te ayuda a dar el paso. A través de un amigo, que me dijo que viniera a España a boxear y él me ayudaba con todo lo demás, llegué aquí.
Me gustaría agradecer a Sorin y Tedy por haber estado siempre ahí. Ya en España, debuté en boxeo profesional con Txutxi del Valle, en Bilbao. Hice dos combates y creo que a la gente le empezó a gustar mi boxeo.

-Y pierdes tu tercera pelea contra Jefferson Vargas, pero en ningún momento te desanimas y vuelves a la senda del triunfo.
-No me gusta hablar de esa derrota, hubo problemas y jaleos incluso con la licencia. Hubo muchos rollos que mejor no recordar, pero le pude ganar la revancha (bueno, también le gané el primer combate, pero…). Seguí trabajando después de la derrota y llegaron buenos resultados fruto de ello, porque arreglé fallos y tuve más motivación.

-Detiene tu racha Sebastián Pérez, por entonces imbatido, y peleando como local.
-Con “Látigo” Pérez te digo la verdad, no pierdo ese combate y lo sabe todo el mundo. Pero bueno, estas dos derrotas me hicieron más fuerte y con más ganas que nunca de trabajar para seguir hasta donde estoy ahora.

-Vemos que tú no tienes la obsesión de muchos boxeadores por mantener el casillero de derrotas vacío. Para otros, perder su primer combate es casi una tragedia.
-Las derrotas no gustan a nadie, eso es cierto. Pero en esta vida hay que saber ganar y hay que saber perder.

-Pese a estos reveses, tampoco te desanimas y vuelves al buen camino. ¿Cómo fue victoria ante el kazajo Zalilov, imbatido, en un gran evento como Lejarraga-Skeete?
-Una velada muy grande, y yo en Bilbao me siento como en casa, la gente me quiere mucho y aprecia mi boxeo. Me sentí muy bien.
Te llaman después de Inglaterra, tu primera experiencia fuera de España. Un título intermedio WBO y un rival con solo una derrota, que piensa que contigo puede volver a tomar impulso.

-¿Cómo te lo tomaste lo de ir fuera de España? ¿Qué nos cuentas del combate, que un juez no te vio ganar de manera incomprensible?
-Para ser la primera vez que salía, pensé que tenía que trabajar muy fuerte, sentía que tenía que entrenar mucho más que mi rival para poder ganarle a domicilio y estar mucho mejor que él. Tuve un problema con el peso, pensaba que podía bajar al peso gallo, pero vi que no era posible llegar a bajar el último kilo y pico, estaba poniendo en riesgo mi salud si intentaba darlo. No quería, para un cinturón intermedio, correr un riesgo, porque yo era joven y algo así podía haber sido peligroso. Gané el combate, pero había perdido el cinto en la báscula.
El combate en sí fue tremendo. Peleaba en casa de mi rival y en velada de su promotor por un título, así que la gente, jueces, árbitro y lo que hiciera falta estaban con él. Le gané muy claro, golpes contundentes, y aun así casi me roban la pelea. Fue increíble, el árbitro hubo momentos que le animaba a Williams en medio del combate.

-Y llega Doheny. Un gran evento en Dubai, un rival que había sido campeón mundial supergallo IBF hasta pocos meses antes… ¿Qué más se puede pedir? Fue tu presentación a nivel mundial.
-Menuda pelea, un ex campeón mundial. Dubai, ya lo dice todo el mundo, es un sitio muy bonito y vida de lujo, a ver si me llaman para otra pelea allí (ríe). Para este combate, me encontré muy bien en todos los sentidos, desde el peso a la confianza en mí y en mi trabajo. Tras el pesaje, en el que Doheny me trató con cierto desprecio, cambié el chip: solo pensaba en disfrutar en el ring, mi entrenador me miraba raro por cómo estaba afrontando la pelea. Le decía en el vestuario: ‘Manu, verás cómo disfruto esta noche’. Y así fue, porque ya en el primer asalto le dañé bastante la cara, aunque la tele no lo sacó bien.
Mi reflexión sobre la pelea de Dubai es que allí vi el nivel que hace falta para enfrentarse a los boxeadores buenos de verdad, los de clase mundial: pulir fallos, sacar trabajo, etc.

Baluta vs. Joyce

-Ya lo del otro día entonces no le pudo pillar a nadie sin estar preparado. Quizás el hecho de lograr un KO, pero que le ganaras a Joyce, con estos antecedentes, no era ninguna quimera.
-Me encontré estupendo, él no era nada malo y tenía mucha experiencia. Salí a por él, estaba muy tranquilo, sin presión, y sabía que ese combate lo ganaba al cien por cien. Habíamos ido una semana antes, cumplimos con los tests de covid en España e Inglaterra, y los ingleses nos trataron muy bien. Se notaba que el evento era de otro nivel en todos los sentidos.

-Una pena que no la hayas podido vivir con público en las gradas…
-Claro que me gustaría haberla disputado con público, pero es lo que hay. La verdad es que se nota mucho esa falta de ambiente, incluso cuando peleas fuera. A mí no me importa que animen al otro, me gusta incluso enfadar un poco cuando ocurre eso (ríe). Cada vez aprendo más cosas en el ring, eso es parte también del juego.

-¿Cuáles son tus planes de futuro y tus objetivos, tanto a corto como a medio plazo?
-De entrada, y tras una preparación tan larga, necesito olvidarme un poco del boxeo y descansar. Soy joven, tengo veintiséis años. No tengo prisa ni quiero hacer mi camino corriendo y precipitado. Ahora pienso paso a paso y estoy atento y con cuidado, con los ojos bien abiertos porque todo el mundo te quiere cuando estás alto. Creo que tengo uno o dos combates con los ingleses de MTK, que quieren trabajar conmigo, a ver qué pasa. Lo más seguro es que vuelva a pelear en noviembre o diciembre con MTK, pero no sé si en Inglaterra o en alguna velada de otro lugar.
Mucha gente ya me habla de hacer un mundial porque la WBO me va a incluir en sus listas, y no. Antes tengo que hacer unos cuantos combates, defender este título intermedio y coger experiencia. Yo quiero ganar un cinturón mundial, no ir de viaje a cobrar una bolsa como hacen muchos boxeadores.

-Si no estamos mal informados, no tienes la nacionalidad española. ¿Está entre tus planes pedirla?
-Claro que sí, ¿por qué no? En mi futuro, es una opción.

-¿Sientes un poco de pena porque tú, ya casi un madrileño más, hagas un último año espectacular con tres victorias de enorme prestigio y no las hayamos podido seguir por televisión?
-Es algo que pasa demasiado a menudo, como tampoco han podido verme en mi país.

-Pues te dejamos descansar porque te lo mereces. Gracias por tu tiempo, Ionut. Estaremos pendientes de tu futuro, mucha suerte.
-Gracias a vosotros. Quería despedirme agradeciendo a mi equipo de Segundos Fuera, a Manuel Fernández, a Rober y a mi gente, los que están conmigo en las buenas y en las malas.