Daniel Pi
@BastionBoxeo

Si hubiese permanecido retirado desde 2017, cuando a los 28 años se casó y afirmó que no iba a volver a los rings, el japonés Kazuto Ioka (24-2, 14 KO) habría perdido la ocasión de escribir las mejores páginas de su carrera en el pugilismo.

Y es que, después de derrotar espléndidamente en Estados Unidos a McWilliams Arroyo y de caer de forma muy controvertida ante un top 10 de todos los pesos como Donnie Nietes, este miércoles en el Makuhari Messe de Chiba (Japón), Ioka se proclamó campeón mundial WBO del peso supermosca capturando el cinturón vacante con una excelente actuación ante el coaspirante filipino Aston Palicte (25-3-1, 21 KO), que fue derrotado por KOT en el décimo round.

El enfrentamiento fue el mejor ejemplo de como Ioka, que ha poseído títulos en diversas divisiones pero que ha ostentando mucho tiempo absurdos cinturones regulares WBA, ha dejado de ser el boxeador no excesivamente bien valorado y considerado sobreprotegido de años atrás para convertirse como veterano en un extraordinario púgil.

Durante los primeros tres asaltos la envergadura y la altura de Palicte fueron un evidente problema para un Ioka que no lograba encontrar su distancia por los larguísimos jabs y directos de su rival, que al inclinar el torso levemente hacia adelante le alcanzaba por sorpresa cuando se creía fuera de distancia. Con todo, yendo de menos a más, desde el cuarto asalto Ioka empezó a encontrar la manera de meterse en la pugna, aprovechando los jabs de su contrincante para contragolpearle con rectos al torso, acortando la distancia súbitamente con combinaciones de curvos y ofreciendo aislados golpes de poder en gancho zurdo y derecha mientras caminaba el ring.

Así, alcanzado el séptimo asalto la pelea estaba nivelada, optando entonces Palicte por aumentar su cadencia de golpeo y tratar de quebrar al local con largas y poderosas andanadas que, pese a parecer una clara amenaza para un Ioka que encajó varios duros golpes, resultaron el principio del fin para el propio visitante.

Esto fue de ese modo debido a que Ioka terminó por cruzar golpes y, con su habilidad y precisión, respondió con un fantástico trabajo al torso que detuvo el repunte ofensivo de Palicte y lo debilitó. Tras el séptimo round Ioka estableció un claro dominio y ofreció plásticas acciones tanto con sus entradas y salidas como con su boxeo dinámico, consiguiendo llegar en el décimo episodio con una contra que dejó tocado a Palicte, hostigado entonces por metódicas pero contundentes series de curvos hasta que el árbitro detuvo las acciones.

Se dice erróneamente que Ioka es ahora un campeón en cuatro divisiones (sólo fue titular regular WBA en el peso minimosca y mosca, aunque fue campeón unificado WBC-WBA en el peso mínimo y ahora titular WBO en el peso supermosca) y que ello podría darle un hueco en el Salón de la Fama al ser el primer boxeador japonés que consigue tantas coronas en diferentes categorías. Sin embargo, si consigue entrar en la selecta lista será más por los méritos reales que ha logrado, especialmente ahora que ha alcanzado un rendimiento formidable y ni siquiera los retos más grandes están fuera de su alcance. De todos modos, la lectura definitiva de su trayectoria deberá hacerse más tarde, cuando ya haya aprovechado su actual cinturón para disputar excelentes peleas en una categoría llena de boxeadores de calidad.