Daniel Pi
@BastionBoxeo
Durante años Gennady Golovkin ha sido valorado como un deportista modélico dentro y fuera del ring, con declaraciones llenas de ambición pero también de modestia y prudencia, ganándose por ello el respeto de muchísimos aficionados de todo el mundo. Pero sus buenas palabras y su educadas maneras no han podido impedir esta vez contener su enfado, que ciertamente resulta de lo más lógico y razonable. Y es que, tras parecer cada vez más evidente que los organismos y las comisiones piensan perdonar a “Canelo” Álvarez su injustificable positivo en control antidopaje, un Golovkin extremadamente frustrado e indignado ha estallado y ha declarado a la prensa norteamericana con demoledora firmeza y claridad lo que piensa:
“¿Otra vez con la carne mexicana? Os lo he dicho, no es la carne mexicana. Es Canelo, es su equipo, es su promotora. Canelo está haciendo trampas. Están usando esas drogas y todo el mundo intenta fingir que no está pasando. Siempre tiene beneficios de todo el mundo y se escapa con ello. Ponedlo en un detector de mentiras y así podremos descubrirlo todo”.
Lejos de poner fin a su declaración, Golovkin continuó: “Se hizo bastante obvio [que se dopaba] cuando todos sus músculos crecieron y tenían marcas de inyecciones, que eran visibles. Deberíais mirar las fotos y preguntarle a un doctor. Mirad las fotos publicadas en las que se tomaba unas pastillas. Dejémosle explicar qué tipo de pastillas eran. Puedo hablar de Óscar de la Hoya también. Él tampoco está limpio, está manchado.”
Si bien estas hubiesen sido declaraciones muy duras viniendo de cualquier boxeador, mucho más para uno que siempre se ha caracterizado por afirmaciones moderadas, las inflamadas palabras del kazajo no terminaron ahí, sino que las expandió: “¿Qué se inyectó en la barriga? ¿De qué son las marcas en su barriga? Mira las fotos. Esas son las preguntas que se le deberían hacer a la comisión.”
Terminando su conversación con la prensa, Golovkin añadió una crítica hacia los jueces y a todos los que colaboraron en el resultado de empate del primer cruce: “Sentí que gané la pelea. Pensé que no había entendido algo, pero entonces revisé el combate. Esa gente son como terroristas. Están matando el deporte. Esto no es sólo sobre mí. La gente como ellos debería estar en la cárcel. Que a la gente se le hagan trampas así es demasiado.”
Con todo, aunque lo más conveniente, si tiene tan claro que está siendo víctima de una encerrona y de una injusticia tan manifiesta, sería que cancelase el combate y dejase con ello en evidencia a los organismos y a la comisión de Nevada, Golovkin pareció finalmente descartar esta opción: “Si nadie de la comisión lo cancela, haré mi trabajo”.