Manuel Valero
@Manu_Valero

A diferencia de los últimos erróneamente denominados combates del siglo, el enfrentamiento entre Gennady Golovkin (37-0-1, 33 KO) y Saúl «Canelo» Álvarez (49-1-2, 34 KO) sí cumplió las expectativas generadas en los meses previos. Superado el temor inicial de ambos a encajar un golpe en frío, «Canelo» cedió la iniciativa al kazajo, que lo llevó a las cuerdas en repetidas ocasiones, pero sólo acertó el 31% de sus golpes. El de Guadalajara plasmó un brillante trabajo táctico sobre el ring, tratando de conectar su mano derecha sobre los ataques de «GGG», aceptando por momentos la pelea en la corta distancia para delirio de los más de 22.000 presentes en el T-Mobile Arena de Las Vegas (Estados Unidos).

Superados los dos primeros tercios de pelea, Abel Sánchez pidió a Golovkin que presionase más al mexicano, consciente de que las cartulinas marcharían igualadas. Golovkin no exhibió el estilo demoledor que le ha valido un hueco entre los nombres más brillantes de la historia del peso medio, reservando en exceso dos de sus mejores armas: el hook al hígado y la derecha recta, como ya sucediese ante Daniel Jacobs. Álvarez siguió el plan trazado por los Reynoso, tras comprobar que el asiático encajaba sin mayores problemas sus manos más poderosas.

Doce asaltos después y con las acciones ya finalizadas, llegaba el momento de mayor tensión de la noche: la lectura de las puntuaciones de los tres jueces que decidirían el resultado. La incredulidad y el enfado ante una posible injusta decisión fue generalizada, salvo entre el público mexicano, cuando se anunció que Adalaide Byrd había puntuado la pelea 118-110 a favor de Álvarez. Cartulina incomprensible, que se suma a la por desgracia para el boxeo larga lista de puntuaciones que restan credibilidad a este deporte. Todo quedaba en manos de Don Trella, después de conocerse que Dave Moretti otorgaba un 115-113 para Golovkin.«114-114, empate» pronunció Michael Buffer, desatándose la división de opiniones entres los aficionados en las redes sociales.

«GGG» retuvo los cinturones mundiales WBC, WBA e IBF del peso medio, marchándose del cuadrilátero con una sonrisa, tras temerse segundos antes que perdería su condición de invicto tras conocer la primera cartulina. Álvarez declaró que se consideraba merecedor de la victoria, acallando con su actuación las críticas de sus detractores.

En el aire queda la pregunta de si tras este combate nulo podremos disfrutar de una segunda parte de esta pelea. Desde el punto de vista económico, no cabe duda de que sería la opción más ventajosa para ambos, ya que la atención mediática sería aún superior a la de hoy. En el apartado deportivo, el ganador tendría una nueva oportunidad de erigirse como rey del boxeo en la actualidad, pero quizás Álvarez, que es quien más dinero genera, dé por bueno un empate ante el pegador kazajo. Tampoco es descartable que sus caminos tarde varias peleas en volver a encontrarse, pero la fecha del 5 de mayo de 2018 sería demasiado atractiva para desechar una revancha. El tiempo ahora corre en contra de Golovkin, ocho años mayor que «Canelo», por lo que al boxeo sólo le queda desear otra pelea de esta calidad, pero en la que ningún juez cometa ningún desliz, estando a la altura de la talla de estos púgiles.