Daniel Pi
@BastionBoxeo

Una revancha es la ocasión perfecta para que un boxeador muestre evolución, ya que se pueden aprovechar enteramente las lecciones aprendidas para ejecutar un mejor plan de batalla y ofrecer una actuación superior. Pero en la madrugada del viernes en el American Bank Center de Corpus Christi (Estados Unidos) ni el campeón mundial WBO del peso supermedio Gilberto Ramírez (39-0, 25 KO) ni su retador obligatorio Jesse Hart (25-2, 21 KO) evidenciaron un rendimiento perfeccionado respecto a su primer enfrentamiento, algo que en el caso del mexicano puede ser excusado en parte por una lesión, si bien el estadounidense difícilmente puede justificarlo.

A pesar de que la victoria de Ramírez fue clara, de nuevo las puntuaciones volvieron a ser excesivamente ajustadas, dándole el triunfo al campeón sólo por decisión mayoritaria y tarjetas de doble 115-113 y un desacertado 114-114. Hay que destacar que en el conteo de golpes computerizado “Zurdo” impactó 100 manos más, superando en 92 golpes de poder a Hart.

Al igual que en la pelea anterior, Hart pretendió apoyarse en un notable dinamismo y en su destreza al contragolpe en lugar de intentar aprovechar su pegada atacando, de modo que, siendo sus acciones ofensivas muy aisladas, el aspirante fue cediendo asaltos ante el superior ritmo combativo de un Ramírez que mantenía constante su presión y su uso de las combinaciones de curvos y rectos.

A pesar de llevarse la mejor parte el campeón, inicialmente los rounds se mantuvieron igualados, con Hart llegando al contraataque o en esporádicas arremetidas con algunos buenos uppercuts y ganchos, pero con el paso de los minutos la superioridad de Ramírez se hizo más clara, siendo evidente que el retador estaba demasiado expectante, no era tan efectivo defensivamente como creía y estaba olvidando su jab.

Cuando eventualmente el estadounidense atacó o se mostró más activo, Ramírez frenó su presión, pero no sucediendo esto más que de forma sumamente eventual, el titular continuó poseyendo de forma constante la iniciativa y siguió haciendo valer su frecuencia para imponerse y cansar a su rival, que alcanzado por algunos buenos crochés diestros tuvo que entrar en clinch.

No obstante, en el octavo asalto Ramírez padeció una lesión en su codo izquierdo, por lo que su contrincante pudo intensificar algo sus acciones y tener mejores resultados, como en un undécimo episodio en el que el monarca estuvo de espaldas a las cuerdas alcanzado por combinaciones de curvos. Con todo, poniendo de manifiesto un coraje enorme y sin a penas usar su mano izquierda, Ramírez ofreció un tremendo asalto final, conectando con su mano derecha crochés, ganchos y uppercuts que llegaron a dañar a su adversario, un Hart que también replicó con dureza intentando evitar, sin éxito, la derrota.

Evidentemente, lo primero será aguardar a conocer los resultados de las pruebas que se le realizarán en su brazo izquierdo, pero Ramírez dejó claro tras el combate que, si no surge una oportunidad excelente en el peso supermedio, dejará su cinturón vacante y se encaminará al peso semipesado. Quizás se pueda cuestionar su opinión de que no hay grandes peleas para él en los 76,2 kg, ya que, por ejemplo, el campeón IBF José Uzcátegui ha peleado en la cadena ESPN (con la que él está comprometido).

De todas formas, sin duda en los 79,4 kg encontrará retos mayores de forma consistente, sobre todo teniendo en cuenta que, como la WBO nombra aspirantes obligatorios a sus monarcas vigentes que ascienden de división, podría encontrarse muy pronto peleando en un mundial contra el campeón de la Organización que salga del Álvarez-Kovalev II (que será emitido por ESPN). Además, le estaría aguardando su compañero de escuadra, el también miembro de Top Rank, Oleksandr Gvozdyk, que hace dos semanas se coronó campeón WBC y con el cual no habría problema alguno para acordar un choque.