Gilberto Ramírez-Jesse Hart

Daniel Pi
@BastionBoxeo

En el semifondo de la velada disputada la pasada madrugada en el Convention Center de Tucson (Estados Unidos), el campeón mundial WBO del peso supermedio Gilberto Ramírez (36-0, 24 KO) realizó con éxito la segunda defensa de su cinturón superando a Jesse Hart (22-1, 18 KO), a quien se impuso por decisión unánime y cartulinas de 115-112 doble y un 114-113, que parecen demasiado generosas con el estadounidense.

El primer asalto resultó favorable al retador Hart que, manteniéndose muy móvil, jabeó, tiró la derecha y conectó buenos contragolpes en gancho contra su perseguidor. De todos modos, tan pronto como en el segundo asalto, un uppercut zurdo de Ramírez sorprendió y estremeció a su oponente que, empujado ligeramente, cayó a la lona. A pesar de esta inesperada ventaja, el mexicano, mostrando nuevamente problemas para definir las peleas, no pudo sentenciar el combate, siendo errados la mayoría de sus golpes ante un Hart entonces acertado defensivamente.

Tanto fue así que en el tercer asalto la situación se había normalizado totalmente, volviendo Hart, tras un golpe flagrantemente bajo, a reanudar su táctica contragolpeadora. Pese a ello, el knockdown y el puño antirreglamentario se habían cobrado un precio en desgaste para el aspirante, por lo que Ramírez tiró de frecuencia de golpeo para, combinando ganchos arriba y abajo, ponerse muy por delante. Hart ya no era tan fluido en su desplazamiento, no se mostraba tan preciso con sus contraataques y su potencia de golpeo no era tan grande en los intercambios, de modo que necesitaba un segundo aire o un ajuste táctico decisivo para no dejar escapar la contienda.

Éste no llegó y “Zurdo” siguió acechándolo y conectando ganchos en combinación y directos, librándose el aspirante de males mayores por la escasa contundencia del monarca. Eventualmente llegaron fuertes contragolpes de Hart en uppercut o hook que, de haber tenido continuidad y haberse dejado notar en los momentos en que la pelea se mantuvo en la distancia corta, habrían podido modificar la tendencia. Pero, no siendo así, Ramírez continuó imponiendo su ritmo y su cadencia para acumular rounds.

Finalmente, aunque ya demasiado tarde, Hart trató de realizar algunas decididas ofensivas en el último tramo del combate, buscando un nocaut que hubiese sido la única forma de conseguir la corona mundial, conectando de este modo algunas buenas manos de poder. Aun así, tan pronto como Ramírez se sacudía ligeramente la presión, Hart volvía a correr el ring, perdiendo toda posibilidad de hacerse con la victoria.

Por ello, cuando el enfrentamiento consumió todos los episodios, Gilberto “Zurdo” Ramírez consiguió un importantísimo triunfo. Y es que, después de su actuación más floja ante Max Bursak y midiéndose ahora a un peligroso retador obligatorio, consiguió, en una buena pelea, una victoria convincente que vuelve a poner de manifiesto su grado de dificultad. Es cierto que Hart cometió un error estratégico clave al no tratar de imponer su superior potencia, viéndose además abatido por un knockdown que pudo condicionar sus planes, pero esto no debe restar mérito a un Ramírez que se mantuvo constante y firme y ejecutó a la perfección su estrategia, explotando además los puntos débiles de su rival con sus mejores armas.

Con el aspirante oficial vencido, Ramírez entra en un periodo de defensa voluntaria que podrá utilizar para buscar un nombre insigne de la división que agrande decisivamente su renombre. De hecho, Bob Arum está pensando seriamente en la posibilidad de pactar una unificación ante James DeGale o David Benavídez, por lo que quizás Ramírez con este éxito ha abierto una fase trascendental en su carrera en la que intentar alzarse como el rival a batir en la división del peso supermedio.