Darío Pérez
@Ringsider2020
Fotos: Sean Michael Ham/Mayweather Promotions
PBC nos ofreció una buena velada la pasada madrugada en Atlanta (Estados Unidos), con varios combates muy interesantes.
El campeón mundial superpluma WBA Gervonta Davis (25-0, 24 KO) subía de peso en el combate estelar de la gala para medirse a su compatriota Mario Barrios (26-1, 17 KO). Pelea tensa desde el principio, con ambos jugando sus cartas, muy distintas por la diferencia física, impresionante, en altura, kilos y alcance de brazos. Barrios quiso marcar territorio, buscando trabajar con sus posibilidades antropomórficas tan diferentes a las de su rival, intentando que Davis se preocupase más de no recibir el recto adelantado que de poder lanzar ataques. El texano intentaba estar serio, disciplinado, sin descomponer la defensa, y el pupilo de Mayweather quería que pasasen cosas, con varios ataques muy rápidos en cada asalto, que empezaron a dar frutos en el quinto.
Eran parciales duros de puntuar, porque Davis parecía más agresivo y preciso, pero Barrios utilizaba el jab para hacer que la mayor parte del tiempo transcurriese acorde a sus intereses. Pero en el octavo asalto todo cambió, porque Gervonta Davis mutó en un auténtico huracán que alcanzó una y otra vez a Mario Barrios, maltratándole durante los tres minutos, cortado y derribado con un croché a la sien y otra mano al medio del rostro. Sin embargo, en un buen noveno episodio Barrios volvió a frenar a su escurridizo rival, pasando a espectaculares intercambios en el décimo con un Davis talando a Barrios con un golpe al hígado en el undécimo que le lanzó al suelo. El árbitro paró el combate tras el siguiente golpe de Davis, que demostró que es una gran estrella en el firmamento del boxeo actual.
El combate de semifondo fue la eliminatoria mundial superwélter WBC, con Sergio García y Sebastián Fundora al acecho, entre Erickson Lubin (24-1, 17 KO) y el «Banana» Jeison Rosario (20-3-1, 14 KO). Pelea táctica en los compases iniciales, cautos ambos contendientes en este importante reto para ambos, zurdo contra diestro buscando descifrar la guardia opuesta. Por fin, vimos los primeros golpes importantes cuando el tercer round fue un suplicio para Rosario, mostrándose Lubin superior y el dominicano vulnerable, incluyendo una mano tras la campana final que le hizo retirarse en malas condiciones al caribeño. Para sorpresa de casi todos, Lubin no atacó a un rival herido, y ello le pasó factura, sufriendo las manos del Banana en el cuarto episodio y continuando este bonito duelo con la sensación de que el triunfo podía irse para cualquier esquina. Así llegó el sexto asalto, cuando Lubin volvió a pegar con dureza a Rosario, que aguantó una caída (golpe por debajo de la cintura incluido) y no pudo hacerlo con la segunda (golpe a la sien mientras estaba rodilla en tierra mediante).
Previamente, el superwélter dominicano Carlos Adamés (20-1, 1 KO) se enfrentó al rocoso mexicano Alexis Salazar (23-4, 9 KO). Primeros asaltos un poco plomizos, de estudio entre ambos, hasta la sustracción de dos puntos por golpe bajo y no obedecer a las instrucciones del árbitro a Carlos Adamés en el tercer round; ello pareció cambiar el chip del isleño porque, segundos después, llegó magistralmente a la barbilla de Salazar en un gran movimiento de distracción. No se levantó con la suficiente tonicidad muscular Salazar, pese a la campana final, ya que estaba en muy malas condiciones.
El ruso de origen uzbeko Batyr Akhmedov (9-1, 8 KO) y el dominicano Algenis Méndez (25-7-3, 12 KO) se cruzaron a doce asaltos en el peso superligero, dentro de un combate decisivo para ambas carreras. El cuarto finalista olímpico y el veterano excampeón mundial pugnaron por el centro del ring y por el pie adelantado, al ser zurdo contra diestro. Akhmedov sacó más trabajo en los primeros asaltos, pero fue cortado por Méndez, producto de un roce de cabezas, en la ceja ya en el segundo asalto. Más selectivo, casi a cuentagotas, atacaba el centroamericano, intentando vivir del jab y el contraataque, intentando usar su movilidad para eludir al participante en Río 2016. El paso de los minutos hizo mella en Méndez, que consensuó con su esquina abandonar tras el octavo asalto, significando una gran victoria para que el uzbeko vuelta a acercarse a las grandes citas.