Daniel Pi
@BastionBoxeo

La política de múltiples titulares por división de la WBA tiene, evidentemente, como principal objetivo recaudar más dinero para el organismo, pero posee también otra función ligada a la primera: manipular quiénes pueden acceder al verdadero campeonato mundial, logrando un mayor control que implica que los titulares que cobran grandes bolsas (o sea los que reportarán mayores cifras a la WBA) puedan mantenerse en su posición a limitado riesgo.

Esto significa que en una categoría con un nivel elevado como el peso superpluma, el monarca mundial Davis no tiene que hacer frente a los boxeadores más complicados del ranking, sino que estos se repartan y se eliminan entre ellos en enfrentamientos entre los subcampeones y sus aspirantes oficiales, de modo que el campeón principal ve reducida drásticamente la oposición de calidad que puede poner en peligro su trono.

Es cierto que todos los organismos pueden usar su poder para nombrar retadores obligatorios asequibles, pero si un boxeador logra una cadena de victorias de relieve, eventualmente, y aunque sea a muy largo plazo, terminará por recibir la oportunidad mundialista. Con todo, en el caso de la WBA, algunos boxeadores pueden estancarse durante varios años como subcampeones sin que el organismo se plantee ni siquiera darle una oportunidad ante el verdadero monarca mundial, de modo que, de facto, estos oponentes peligrosos quedan “neutralizados”.

Todo lo expuesto da como resultado el combate que el próximo sábado Gervonta Davis (21-0, 20 KO) afrontará en el Royal Farms Arena de Baltimore (Estados Unidos), donde se medirá a un retador obligatorio, el panameño Ricardo “El Científico” Núñez (21-2, 19 KO), que ha hecho muchos menos méritos que otros boxeadores que se tienen que conformar con que la WBA les deje retar a púgiles que no tienen un verdadero cinturón mundial.

Cabe aclarar que este Ricardo Núñez no es el que peleó contra Carlos Cuadras en el peso gallo y al que apodan “El Matemático”, sino su hermano, que tiene el mismo primer nombre y con el que sólo se diferencia por el segundo nombre, siendo el que peleará este sábado Ricardo Antonio Núñez Pérez y el que no combatirá Ricardo Adolfo Núñez Pérez.

Al margen de dicha curiosidad, el caso es que, a pesar de ser una defensa obligatoria, el equipo de Davis ve este combate como un simple baño de masas de su púgil, que realizará su segundo combate profesional en su Baltimore natal y el primero desde que “Tank” es una figura con renombre, habiéndose titulado el evento por ello como “Homecoming”, regreso a casa en inglés.

Dado que Núñez básicamente sólo ha peleado contra rivales de nivel bajo o medio, es muchísimo más lento y carece de movimiento de cabeza, el hábil y potente Davis será abrumador favorito para imponerse aunque, pese a la enorme diferencia en calidad, no deberá sobreconfiarse. Y es que Núñez ha logrado 19 de sus 21 victorias antes del límite, de las cuales 18 fueron sin pasar más allá del tercer asalto, sirviéndole su notable pegada para quebrar en un solo round a un invicto mexicano en su única salida de Panamá.

Teniendo en cuenta la tendencia del aspirante a jugársela en los primeros tres asaltos, parece lo más sensato que Davis aborde con cautela el comienzo, intente evitar los intercambios y use su temible izquierdazo a la contra para causar estragos ante un adversario que le debería poner las cosas fáciles con su presión y su defensa poco firme. Así, en unos pocos episodios, el ímpetu del retador debería haberse desvanecido y Davis podría sentenciar como le plazca. No obstante, siendo el campeón un boxeador muy agresivo y que no se arruga ante la posibilidad de cruzar golpes, es posible que quiera brindar un buen espectáculo a su público y que deje de lado lo racional para buscar una confrontación directa que pueda darle un nuevo rápido y contundente triunfo.

Este evento, que contará también con las peleas del peso ligero entre Yuriorkis Gamboa y Román Martínez y entre Jezreel Corrales y Ladarius Miller, será emitido en Estados Unidos por Showtime a partir de las 3:00 h de la madrugada del sábado al domingo en hora peninsular española.