Daniel Pi
@BastionBoxeo

Durante demasiados meses la división del peso pluma ha permanecido en líneas generales inactiva y carente de combates de relevancia, siendo en gran parte sustentada por escasas defensas voluntarias de los campeones ante rivales asequibles para su nivel. Con todo, esto está en camino de cambiar, puesto que, además de la intensa batalla que tuvo lugar en marzo entre Óscar Valdez y Scott Quigg, la categoría de los 57,2 kg está emplazada en adelante a fantásticas peleas, como la revancha entre Santa Cruz y Mares, el esperado choque en suelo británico entre Selby y Warrington o la complicadísima defensa obligatoria de Gary Russell Jr. ante el prometedor Joseph Díaz.

Junto a estos encuentros tan interesantes, este sábado se producirá otra pelea que no se debe pasar por alto en el calendario de la división, siendo ésta la eliminatoria WBO que disputarán el excampeón en dos categorías Carl Frampton (24-1, 14 KO) y el extop 3 de todos los pesos y exmonarca en cuatro divisiones Nonito Donaire (38-4, 24 KO). El encuentro tendrá en el SSE Arena de Belfast (Reino Unido) y será respaldado por el mundial Tete-Narváez.

De todos modos, aunque Frampton y Donaire son dos de los nombres más reconocidos de las divisiones ligeras, el combate entre ambos no es visto simplemente como un fantástico duelo, sino como una forma de que el vencedor salga de una mala posición anímica y se emplace a una nueva oportunidad ante la cúspide mundial a la vez que estanca un poco más al perdedor.

Si bien Frampton se anotó una estupenda victoria ante Santa Cruz y perdió la revancha de forma muy ajustada, mostrando en ambos casos qué formidable nivel competitivo tiene, graves problemas con su promotor Barry McGuigan y su entrenador Shane McGuigan, que anteriormente fue padrino en su boda, terminaron en una pugna en los tribunales y con un deprimido “The Jackal” pensando recurrentemente en el retiro. Con su firma con Frank Warren y su combate ante Horacio García se pretendían dejar atrás los malos momentos, pero su actuación ante éste no fue especialmente buena, dudando muchos sobre si volverá a alcanzar su mejor boxeo.

Para contestar a estas incógnitas el norirlandés se mide a un Donaire que, pese a su prestigioso recorrido, en cuanto a rendimiento reciente genera muchísimas más dudas. Desde su derrota ante Walters su única victoria destacable ha sido la obtenida ante César Juárez, de quien (a diferencia de la sencillez con que Dogboe se deshizo del mexicano) Donaire recibió un brutal castigo, viendo muy cerca la amenaza de la derrota. Por lo demás, triunfos ante oponentes sumamente sencillos y una clara derrota ante Jessie Magdaleno han supuesto que se considere que el “Flash Filipino”, después de diecisiete años de carrera, debe comenzar a poner fin a su trayectoria. Muy lejos de ello, Donaire, que fue campeón del peso mosca, ha ascendido de división desde el peso supergallo para combatir de nuevo ante un insigne boxeador del peso pluma, categoría que muchos creen que está por encima de su techo.

Así, siendo los dos grandes púgiles, teniendo ambos poco o ningún margen para tropiezos y esperándole al vencedor un duelo obligatorio ante el campeón WBO Óscar Valdez, algo respaldado con un título provisional interino, el Frampton-Donaire parece tener los ingredientes necesarios para ser una pugna muy emocionante.

Respecto a quién es el favorito, por su condición de local, por su menor castigo acumulado, por su menor edad y su mejor rendimiento reciente, Frampton es quien se espera que se haga con el triunfo, todo ello además favorecido por su estilo boxístico. Y es que cuando éste pelea en la distancia larga, con dinamismo, entradas y salidas y astucia al contragolpe, es un boxeador muy difícil de batir, más aún para un Donaire que ha perdido muchísima velocidad con el aumento de peso y el paso del tiempo y que ante Magdaleno tuvo enormes problemas para cortar el ring y encontrar su ritmo.

Con todo, dado que Frampton tiene la absurda manía de renunciar a su ventaja estratégica para aceptar innecesarios intercambios de golpes y muestra recurrentemente inconstancia táctica, Donaire, a pesar de que ahora parece más carente de recursos y de insistencia y ya no abruma con su ventaja de tamaño a sus contrincantes, siempre podrá tirar de demoledora pegada para mermar la resistencia de su adversario e intentar aguarle la que se espera que sea su fiesta de retorno a las más altas cotas de la categoría.

En el paso por la romana Frampton marcó 56,700 kg y Donaire 56,900 kg, no sobrepasándose por lo tanto el límite de la división del peso pluma (57,2 kg).

La victoria de Frampton se paga a 1,14 € por euro apostado, mientras que la de Donaire a 5,50 €. Además hay opciones para apostar a múltiples resultados del combate.
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